— ¡Ya llegue! Perdón por tardar... Me entretuve mucho jugando...
— Ya lo veo, mira como vienes cachorro — comento Chris recibiendo a un Ethan lleno de nieve después de jugar — Lávate las manos para cenar ¿Vale? La mesa ya está preparada — le dijo, limpiando con cariño su cara llena de nieve y mandandolo con una palmadita al baño
Era la noche del 24 de Diciembre, Chris tenía veintidós años y Ethan diez. Está era la tercera Navidad que pasaban juntos sin mamá.
— ¡Chris! ¿Porque este año no pusiste al santa del baño? — preguntó Ethan saliendo del baño secando sus manos en su pantalón.
El santa del baño era una dispensador de jabón en forma de Santa Claus, su madre acostumbraba a poner todos los adornos navideños que pudiera. Ella amaba la Navidad tanto como Ethan.
— Enano no te saques las manos en el pantalón — suspiro — No encuentro dónde está. Lo busque por todas partes — se quejo frustrado, realmente sin recordar dónde lo guardo el año pasado.
— Está en las cajas — le recordó — Yo lo guarde
— Ya busque ahi y no está ¿No será que lo perdiste?
— ¡No lo perdí! — dijo indignado — ¡Yo lo guarde ahí! Estoy seguro
— Pero ya lo busque yo y no está. Tal vez no te acuerdas donde lo guardaste y por accidente lo tiramos.
Ethan no dijo nada y corrió hacia el pequeño almacén que tenían en la habitación de Chris, donde guardaban toda la decoración navideña, entre otras cosas.
— Ethaaan — llamo sonriendo — No importa, vamos a cenar ya enano
Un joven y divertido Chris sonrió enternecido, el disfrutaba estas fechas por ver a su hermanito tan feliz, aunque hace tres años que sentía un vacío melancólico en el pecho al recordar a su madre, aún era muy joven y tenía miedo del futuro que les esperaba, apenas comenzaba a madurar como hombre y ya tenía una responsabilidad muy grande en sus hombros, pero intentaba no pensar en eso a menudo, aunque era inevitable no extrañar a su madre en estás fechas y desear que Ethan aún pudiera disfrutar del cálido cariño de una madre en Navidad.
— ¡Aquí está! — volvió corriendo feliz un Ethan contento y lleno de alegría.
— Pero bueno ¿Dónde estaba? — preguntó sorprendido, el recordaba haber buscado en todos lados.
— ¡En la caja! Te dije que estaba en la caja — refunfuño
Sin lugar a dudas Chris no entendía de qué caja hablaba el enano, al parecer su hermanito conocía mejor el almacén que él mismo.
— Tendrás que enseñarme esa caja después — sonrió — Pero será después de cenar, así que vamos, siéntate, iré sacando la cena del horno
— ¿Te ayudo?
— No cachorro, solo ve tomando asiento.
Chris fue hacia la cocinita que tenían en el apartamento y saco del horno lo que posiblemente seria lo mejor que habría cocinado en toda su vida. Había hecho su mejor esfuerzo para que la cena quedará perfecta, compro un recetario especial de navidad y siguió al pie de la letra cada uno de los pasos de preparación. Y a decir verdad había disfrutado como nunca haber cocinado ése pavo. Al fin comenzaba a tener un rico sazón después de múltiples experimentos.
— Huele bien — alago Ethan — ¿Dónde lo compraste? — pregunto sentado en la silla mientras movía sus pies con entusiasmo
— Lo hice yo
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La herencia de los Robertson
Teen FictionLa vida puede ser algo curiosa. Dicen las personas que nunca dejas de conocer a tu familia, y nadie se lo había tomado tan literal como los Robertson, que un día sus vidas dan un giro inesperado para finalmente unirlos a todos en una sola pieza. Aho...