Capitulo 25

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Observe como Chris se marchaba afligido, sentí pena por él, no obstante cuando me gire observe un par de ojos que miraban con dolor a Chris marcharse. Suspiré, no se que me hizo pensar que yo podría manejar mejor esta situación.

— ¿Que crees que estás haciendo Ana? — pregunte, tras cerrar la puerta.

Ana me miró cruzada de brazos y con la barbilla ligeramente alzada. Está a la defensiva.

— ¿Yo que? No estoy haciendo nada

— Te pedí que te comportarás por Chris. Entiendo como te sientes pero...

— No Andrés, tú no sabes como me siento porque ni siquiera yo lo sé — me dijo, sonando molesta — Solo intentó proteger esta familia ¡Pero pudranse todos! ¡Junto con esa zorra oportunista!

— ¡Ana ya basta! Por Dios, deja de insultarla — pedí, un poco molesto — No hay nada que proteger, esta familia está a salvo — asegure — Mejor siéntate, vamos a hablar ¿de acuerdo?

— ¡Yo no quiero hablar!

Antes de que pasara otra cosa, Ana se dirigió a una habitación vacía echa una furia.

— ¡Ana espera! — pedí siguiendola — Tan solo calmate y...

— ¡Fuera de aquí! — me echo, cerrando la puerta con fuerza justo en mi cara, machucando el pie que tenía entre la puerta.

Había sido tan rápida que ni siquiera pude empujar la puerta ni quitar el pie.

— ¡MIERDA! — exclame de dolor. Qué puta fuerza... se me salio sin querer la palabrota.

— ¡Lo siento! — se disculpó de inmediato, preocupada

— Joder Ana, eso dolió... — me sobe mi pie — Sí que lo vas a sentir...

Hacer estp no estaba entre mis planes.Entiendo que puede sentirse amenazada por Clarissa, pero nada justifica esos arranques de ira, tiene que aprender a controlarlos, justo en la mañana hablamos de eso con Alex. No quiero imaginar que pasará el día de mañana que tenga que enfrentarse a situaciones más difíciles y no sepa manejarlos.

— Ven aquí.

Fui a decir eso y que ella tratara de volver a cerrar la puerta. Pero esta vez no iba a volver pasar, no me iba a cerrar la puerta, después de todo, yo era mucho más fuerte que ella.

Cuando pude pasar sin esfuerzo, ella intentó retroceder, pero de todas maneras no había mucho a donde ir, así que pude agarrarla del brazo en cuestión de segundos.

— ¡Lo siento Andy! — volvió a decir cuando la atrape.

Me fui a la cama y la puse en mi regazo con muchísimo esfuerzo. Ana parecía pez fuera del agua, se movía como loca y daba patadas a todas partes, incluso me lastimaba quizás sin darse cuenta, se retorcía y revolcaba a toda costa. Yo no sabía ni si quiera como reaccionar ¿es natural que se ponga así? Kevin también trata de evitar el castigo, pero con Ana es como si tratara de escapar de un monstruo.

— Estate quieta Ana — pedí pero ella no iba a ponérmelo fácil

Se movía demasiado y yo no sabia que hacer con ella, mi única reacción fue sujetarla con brusquedad sobre mis piernas y creo que eso la asustó un poco, quedándose ligeramente en shock. Puse una de sus manos en su espalda, y pasé una de mis piernas encima de las suyas. Kevin me había vuelto experto en el arte de castigar a adolescentes.

— ¡Te dije que lo siento! — repitió frustrada, cuando se encontró a sí misma sin salida sobre mis piernas — ¡No lo hice a propósito! ¡Fue un accidente!

La herencia de los RobertsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora