Capítulo Treinta y Siete

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Capítulo treinta y siete.

Le diré a todo el mundo cómo se siente que te halaguen por tu primer trabajo realizado en la editorial en donde eres la chica nueva: increíblemente genial.

No soy tonta, desde que entré a trabajar muchos quizás se planteaban el por qué contrataron a alguien tan joven que apenas en un par de meses se gradúa y que por ende no tiene título universitario – siendo honesta tampoco planeo ir a la universidad –, he escuchado cada rumor que algunos malintencionados hacen, pero también me he ganado el respeto de muchos, y definitivamente con mi primer trabajo, el diseño por el que me han felicitado, he terminado de dejar mi nombre muy bien parado.

Tal vez por eso es que no puedo dejar de sonreír como tonta.

—Bonita sonrisa, Grace.

—Ah ¿Por qué no me sorprende que Gordon esté invadiendo mi espacio?

—Porque me gusta respirar tu aire.

—Adivino ¿Leíste esa frase en el libro que estás corrigiendo?

— ¿Me da eso puntos extras?

—No, porque no estoy otorgando puntos.

Él resopla y pasa una mano por su cabello rizado como si yo lo frustrara, lo cual me hace reír. Admito que de hecho comienza a gustarme un poco. Y gustar un poco dentro de mi rango de sentimientos es lo máximo que puede conseguir.

— ¿Qué tal si me invitas un café? — cedo. Él de inmediato sonríe.

—No solo uno, puedo invitarte el café de cada día.

—Cuidado galán, tómalo con calma.

—Entendido capitana.



Mis ojos se abren mucho mientras el traga en seco y suspira. Su mano aún se mantiene cubriendo mi boca.

—Me pone de los nervios y ansioso decírtelo y tú solo lo empeoras sin callarte— vuelve a suspirar—. Se supone tendría tiempo para prepararme y decírtelo en un concierto. Pero aquí estoy diciéndote la verdad y lo que has ocasionado. Te amo, no se lo digo a muchas personas y tampoco lo digo siempre. Pero te amo a ti habladora.

»Acabo de entender que puedes decir que algo no va a suceder, pero cuando el órgano que me mantiene con vida comienza a acelerar sus latidos solo por ti, me doy cuenta de que sin importar cuántas veces resentí sobre no querer algo, los sentimientos me atraparon: me enloqueces— sonríe y mantiene su mano cubriendo mi boca, siento mis ojos humedecerse un poco—, estás en cada pensamiento. ¡Joder! Me tienes.

»Entonces me encuentro en la zona donde siempre dije que yo no estaría: La zona de los hombres enamorados. Soy uno más de los idiotas enamorados que son sinónimos de estar dominados. ¿Lo peor? Me encanta serlo. Me encanta tenerte en mi vida, me encanta que seas lo opuesto a mí. Me encanta tu cuerpo, tu mente, tu ingenio, tu corazón. Me encanta amarte Grace. Estoy descubriendo me encanta decirte que te amo.

Poco a poco retira su mano de mi boca. Todo lo que hago es observarlo temiendo que mi corazón escape de mi pecho para irse junto al suyo ¡Vaya! Eso me salió hasta romántico. Muerde su labio pareciendo nervioso y ansioso.

Ethan acaba de ser el primero en decir las dos palabras de manera oficial. Ha admitido sus sentimientos, me los ha dicho. Ha expuesto su corazón ante mí y eso es sorprendente. Espero y no sea un sueño.

Los Miedos de Ethan (BG.5 Libro #3) Disponible en libreríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora