Capítulo Diez

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Capítulo diez



—Hola...

Alzo la vista y una chica demasiado pálida y unas grandes ojeras me observa desde la puerta de mi habitación. Solo la observo.

—No imaginé que fueras rubia— dice sonriendo. Cuando entra arrastra con ella uno de esos aparatos que sostienen una bolsa con lo que sea que hace su viaje por sus venas. Luce cansada pero sigue sonriendo.

—Te he escuchado... Gritas fuerte, quise venir antes a abrazarte, pero no me dejaban salir de mi habitación.

Sigo sin responder. Ella estira su mano y toma la mía. Mi piel es increíblemente clara en contraste con la suya, aun cuando ella esta pálida.

—No experimentamos el mismo tipo de dolor, pero podemos compartirlo. No me gusta escucharte sufrir ¿Cómo te llamas?

Más silencio. El calmante ya no hace efecto, siento el terrible dolor comenzar a aparecer recordándome que estoy viva. Siento los pinchazos y el ardor comenzar en mis hombros trasladándose. Llevo la mano que ella no toma a mi abdomen, en el agujero sanando en donde un trozo de cristal atravesó.

—No quiero que te sientas sola. Quiero recordarte que estás viva.

—No lo pedí— digo, ella se sobresalta de que haya hablado.

—Hay muchas cosas que no pedimos en esta vida, pero debemos aprender a vivir con ellas. Te lo dice la chica en la fila para un trasplante de medula.

Una enfermera se detiene en la habitación y parece aliviada de verla.

—Aquí estás cariño. Tu chico encantador ha llegado a visitarte.

—No es mi chico— ella ríe, se inclina hacia mi, aprieta mi mano—. Ethan las trae a todas locas.

No me importa Ethan, no me importa si trae a todas locas. No me importa nada.

— ¿Quieres que le diga que venga a conocerte?

—No.

—Vamos preciosa, dejémosla descansar y no dejemos que el chico se impaciente ¿Puedo felicitarlo por esa presentación que tuvieron?— pregunta la enfermera haciéndola reír.

—Apuesto a que su ego lo agradecería— ella da otro apretón a mi mano y se levanta lentamente comenzando a irse.

El que se vaya me alarma. Me hace sentir vacía y aun más sola.

—Soy Grace.

Ella se gira y me da una sonrisa de alivio y feliz.

—Yo soy April, prometo volver.

20 de abril, 2014

Por más que Ethan insiste, Cecilia Jones no lo deja pasar la noche cuidando a su abuela. Ella asume la responsabilidad y deja caer algo sobre cómo ahora es qué quiere hacer algo. Tengo que morder mi lengua para no decirle en dónde puede meter su actitud de mierda.

¡Es su hijo! Un hijo sano, centrado y triunfador ¿No es suficiente eso? Tengo mis problemas con mi mamá desde el accidente pero nunca me ha tratado así ni siquiera yo a ella después de saber las razones locas de Jorge.

Por ello me sorprendo cuando Ethan se detiene frente a una casa exageradamente grande, con un pasto cortado a la perfección. Todo en la casa es perfección desde afuera.

Los Miedos de Ethan (BG.5 Libro #3) Disponible en libreríasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora