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 Una tarde, en el mismo banco de siempre, vi a una chica jugando cerca de unas flores rojas y en sus ojos había un brillo que podía compararse con el de dos diamantes esmeraldas.

-Creo que voy a acercarme a hablar con ella- Pensé en mi interior, impactado por su belleza.

-No puedes- Me detuvo la muerte- ¿Acaso no lo ves? Ella está hablando con la vida.


Amigo de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora