ADRIA
Hoy es un domingo lluvioso. Marisol estuvo conmigo toda la noche y actuó raro pero cuando le preguntaba sobre Santiago cambiaba de tema, así que estoy suponiendo que algo va mal entre ellos. No la presioné porque Marisol habla de lo que le molesta hasta que ella lo quiera, nunca si alguien la presiona a hacerlo. Pasamos la noche viendo películas de terror y suspenso hasta que nos rendimos y caímos dormidas en la alfombra de mi habitación. No soy fanática de las películas sanguinarias pero a este punto cualquier distracción en bienvenida para alejarme de lo que pasará dentro de unos minutos. La humedad se respira en el aire y me he puesto un gran suéter rojo no solo para protegerme de clima, sino de sentirme muy expuesta frente a Elliot. Creo que la única forma de encontrar una especie de cierre conmigo misma es si termino de desnudar mi alma frente a él y contarle lo que realmente siento. Tal vez así comprenderá porque estoy actuando tan herida sobre todo esto.
Gabriel debe saber la verdad y el tiempo se agota. Un par de semanas más y la graduación llega. Marisol no ha dicho nada sobre la dichosa fiesta de fin de año, pero sé que se muere por hacerlo. Me imagino que ya está alucinando con el vestido que elegirá y como me tomará como su maniquí personal. Siento que estamos al borde de algo grande y el tiempo nos empuja la espalda deseoso de que saltemos ya. Alejé mi celular para evitar revisarlo a cada momento en busca de alguna señal de Elliot.
—¿De verdad no puedo ir de encubierto? —veo hacia Marisol que está parada detrás de mí—. Él ni siquiera lo notará. De verdad.
—Ya hablamos de esto —ella se balancea de un lugar a otro—. ¿Puedes dejar de moverte? —pregunto—. Me estás poniendo más nerviosa con ese bailecito. ¿Te preocupa algo?
Echa fuera de su cara algunos rizos que se escaparon de su coleta. —No. Nada en específico. Tal vez solo quiero que esto se termine. Luego ya sabes —levanta sus cejas con picardía—, fiesta de final de año; luego graduación y hasta la vista colegio. Hasta la vista almuerzos tardíos y demás... ¡iremos a la universidad! Nuevas caras, nuevos amigos —se deja caer en mi cama con un suspiro—, nuevos amores.
—Eso es...
—¿Impresionante?
—Raro. Definitivamente raro. ¿Acaso tu mente trabaja horas extras imaginando todos esos escenarios?
—Sip.
Sonrío porque eso es lo que Marisol hace en momentos incómodos, sacar el lado positivo de los mismos. Limpio por quinta vez mis manos sudorosas en mis jeans y espero pacientemente algún mensaje o señal que Elliot ya está aquí.
—¿Llevarás sombrilla? —Marisol ve hacia mis ventanas abiertas y al pequeño vistazo de cielo que se puede observar—. Esas nubes se ven como cosa seria.
—No sé a donde me llevará pero no quiero llevar nada —me siento a su lado y coloco mi cabeza en su hombro—. Solo quiero que esto se termine. Quisiera marcarle y decirle que no necesito sus explicaciones más, pero también quiero acelerar el tiempo y escuchar su versión de todo esto. Lo que sea que es todo esto.
—Prométeme que en cuanto regreses y pongas un pie en la entrada correrás a mi cuarto y me dirás todo —me hace levantar la mirada—. Y todo es todo, Adria
—Lo haré.
—Júralo.
—Lo juro.
Se ve un poco más tranquila. —Siento que esto ayudará. Verás que sí —una mano se posa sobre mi cabeza y la acaricia—. Tal vez será doloroso al inicio pero recuerdo haber leído en algún lado sobre el dolor antes de que sane una herida o algo así.
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Una última vez (Reescribiendo)❌
Jugendliteratur"No estoy ciego y desde el primer día cuando mis ojos dieron con ella en ese salón lleno de gente noté que ella era especial. No lo digo por el puro significado platónico, algo en esa chica es verdaderamente especial. Prometí que me mantendría aleja...