Capítulo 14

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ADRIA

Las sesiones con Sabrina son más fáciles de manejar con el tiempo. Solo porque la vea una vez en siete días, no significa que no tenga que hacer nada al respecto durante la semana. Y hoy Elliot está quedándose por demasiado tiempo, Sabrina no puede comenzar hasta que él se haya marchado. El camino hacia acá fue agradable. No mencionamos nada de otro mundo. No dije nada acerca de lo que pasó el miércoles y Elliot parecía no recordarlo tampoco. El resto de la semana en la biblioteca fueron bromas y plática normal. Quiero preguntarle quién esa chica que lo trae loco, pero no creo soportarlo; así que solo luciré como la amiga a la que le puede contar todo y permaneceré en silencio hasta que él decida confiarme ese secreto. Solo espero que ella sepa el tesoro que puede guardar.

—¿Existe alguna razón por la que no estás esperando en el pasillo? —Sabrina no se ve molesta, se ve entretenida. No se molestó en echarlo de la habitación, en cambio se preparó un café.

—Solo déjame tener unos minutos de compañía antes de que espere afuera por dos horas o más —él sonríe.

—Claro... —Sabrina sonríe mientras toma un sorbo de su café.

—Es todo un bebé —digo y ambas nos reímos.

—Pero dejando a un lado esto. ¿Cómo va todo en casa? ¿Bien? —sus ojos claros brillan con nostalgia—. Hace muchos años que no veo a tus padres.

—Ellos todavía están molestos porque no llegaste la vez pasada para las fiestas de fin de año —me mira—. Ellos no han dejado Madrid desde que nos mudamos.

—¿Viven en Madrid? —pregunto emocionada.

—¿No te lo había dicho?

—Habías dicho España, nunca especificaste el lugar.

Se ve algo incómodo. —Sí, viven en Madrid.

—Prometo ir para estas fiestas. Ya sabes... tengo mucho trabajo. Pero diles que llegaré —Sabrina coloca uno mechones sueltos de su cabello rubio en la posición original.

Me acomodo en la silla. —¿Hablas mucho con ellos? ¿Con tus padres? —veo a Elliot.

—Sí, varias noches a la semana.

—Es porque eres hijo único. Por eso es que te cuidan tanto.

Sabrina se ahoga con su café. La miro alarmada. —Lo siento. Está muy caliente.

—Sí... tal vez por eso —se levanta de la silla—. Las dejo. Esperaré afuera.

Sale de la habitación silenciosamente, pero estoy segura de que él quería cerrar dando un portazo.

—¿Dije algo malo? —veo hacia la puerta—. Debería ir y hablar con él y...

—No, no, no. Tranquila, déjalo —ella deja el café a un lado.

—Se veía molesto. Tal vez dije algo que no debería.

— Lo sé, Adria, lo sé. Deja que le pase el enojo.

—¿Le pasa algo? —pregunto preocupada.

Sabrina me mira por un rato largo. Es como si estuviera asegurándose de que sea alguien de confiar. Ella protege a Elliot como si fuera parte de su familia, así que no me molesta que ella esté juzgando si decirme lo que está pasando o no.

—Es sobre su familia.

—Pero él me dijo... —me hace un seña para que baje la voz—. Pero él me dijo que se llevaba bien con su familia. Que sus padres eran unidos.

Una última vez (Reescribiendo)❌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora