ADRIA
El bus pasa por un bache cerca del colegio y ambas terminamos levantadas del asiento. Los chicos que van delante gritan y sonríen por diversión. Marisol levanta una mano y se acomoda de nuevo los rizos en el lugar original mientras mira con molestia a la cabeza del chófer, como si pudiera hacer que con su mirada de advertencia logre conducir con más cuidado. Me río por lo bajo y seguimos charlando sobre el colegio y lo que nos espera este año. Marisol se inclinó por una carrera de contabilidad y yo no puedo soportar los números y no sé aún que carrera seguir en la universidad, pero quería algo que me diera de comer en cuanto terminara el colegio, así que secretariado fue mi elección. Atrás quedaron los días de tranquilidad y tardes soleadas escapando hacia la terraza del orfanato. Incluso hay días que solo nos damos un vistazo mientras trabajamos en el orfanato o cuando bajamos a cenar porque las tareas no nos dejan tiempo para hacer nada más. Peor ahora que es nuestro último año.
Antes de lo que pensamos, el bus para y el chófer nos indica que hemos llegado a nuestra parada, el Colegio Americano. Somos las únicas que bajamos aquí. Salimos del bus, Marisol reacomoda la mochila en sus hombros mientas comenzamos a avanzar por el parqueo del colegio. Ella habla sin parar, pero mis ojos están vagando alrededor. Se ve como cualquier otro día de clases, hay abrazos por acá, apretones de mano por allá, besos de bienvenida... hay contacto por todas partes. Mi nivel de incomodidad sube. Con Marisol hemos tratado de solucionar mi miedo al contacto. De hecho, no me molesta que algo me toque, siempre y cuando no sea piel. Puedo abrazar a alguien o tocar su brazo, pero tiene que existir tela de por medio. Es el tacto de la piel el que me vuelve loca.
—Sigue siendo una bruja total, mírala —Marisol habla justo sobre mi hombro. Algunos de sus rizos me tocan la nariz y retrocedo riéndome—. ¿Cuánto tuvo que bajar para lograr entrar en esa falta? ¿Tres tallas? ¿Cuatro? No importa porque no le funcionó. Desde aquí puedo ver la faja que está estrangulándole el estómago—ella mueve su cabeza de un lado al otro mientras mira a una de sus compañeras con desaprobación.
Me atraganto con una risa. —¿Estrangulándole el estómago?
Ella mueve sus manos alrededor. —¡No me hagas explicarlo! Tú sabes a qué me refiero —sé quién es la chica sin voltear a ver. Su nombre es Karla Fernández. Está en el salón de Marisol y parece que fue odio a primera palabra; o algo así me dijo mi amiga; porque a la vista ella es agradable y educada, es cuando abre la boca que sapos y serpientes salen—. Te apuesto lo que quieras a que ese busto es operado.
—Nadie puede tener tu delantera, Marisol —digo entre risas. En donde Marisol desarrolló curvas arriba, yo lo hice en la parte inferior. Lo que no es agradable con la falda del uniforme.
—Claro que no. Esta delantera viene por herencia de genes, no por bisturí y silicona —me río fuerte y eso solo hace que la tipa en cuestión voltee hacia nosotras.
—Ni siquiera sabes si es operado —digo.
—¿Tenía ese tamaño el año pasado?
Veo rápidamente hacia el pecho de la chica. —No. Pero tal vez desarrolló en tiempo récord sus curvas.
—¿Desarrolló esas curvas en menos de dos meses? —los rizos se menean de un lado a otro—. Bisturí, Adria. Bisturí. Espera. Tal vez no bisturí. Tal vez es uno de esos bra con esponja —veo de nuevo hacia Karla y ella le dice algo al grupo con el que está y después camina en nuestra dirección—. Agárrate que aquí viene... —murmura Marisol.
—¡Hola chicas! —sonrío con simpatía hacia Karla, Marisol solo la mira fijamente esperando a escuchar lo que sea que se derrame de su boca. En realidad, ella es muy guapa con ese cabello rubio y ojos claros. Es su personalidad la que no ayuda. Es casi cómico ver a Marisol retener su temperamento de esa forma; estoy segura que por dentro quiere levantar una mano y espantar a Karla como si fuera una mosca—. ¿Cómo estuvieron sus vacaciones? ¡Las mías fueron un éxito total! Fui a París. Viaje por toda Europa en realidad. Pasé la mayoría de tiempo en Madrid, aunque mis padres insistieron que Roma era más interesante y...
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Una última vez (Reescribiendo)❌
Teenfikce"No estoy ciego y desde el primer día cuando mis ojos dieron con ella en ese salón lleno de gente noté que ella era especial. No lo digo por el puro significado platónico, algo en esa chica es verdaderamente especial. Prometí que me mantendría aleja...