Capítulo 17

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El divorcio fue duro. Cynthia intentaba persuadirme de arreglar las cosas, pero ella en el fondo sabía que no iba a lograrlo. Lo nuestro había cumplido su fecha de vencimiento. Dijo que me excedí con nombrar la detallada lista de todas las mujeres con las que me acosté. Como no pude terminar de nombrarlas porque ella se fue, al día siguiente le envié una nota con las que me faltaban.

Los problemas me aturdían aunque no lo demostrara, y me refugié en las drogas, pero Yoko no me ayudaba mucho que digamos. Me mudé a casa de mi amigo de la infancia Pete Shotton por un tiempo, donde no hacía más que consumir LSD y marihuana. En una ocasión tuve un mal viaje, al día siguiente dijo que yo estaba sentado y que comencé a mover las manos lentamente en círculos para luego susurrar Soy Jesucristo, Pete...He regresado o algo así. También dije algo como Esto debe terminar. A la mierda The Beatles, a la mierda todos. Me quedaré con Yoko. No me importa si deba vivir en una puta tienda de campaña con ella.

Por otro lado, Faul sintió la extraña necesidad de escribir una canción para Julian, quien estaba muy triste y confundido por la separación de Cyn y yo. La llamó "Hey Jude", y hablaba sobre cómo superar ese tema y otros problemas. Después de algunos arreglos estuvo perfecta, y grabamos un vídeo de ella.

El siguiente álbum, al que llamamos "The White Album" fue un evidente corte en nosotros. Para empezar, no había portada. Era sólo blanco, y decía "The Beatles" con letras negras en la esquina inferior derecha. Eso evidenciaba que no podíamos ponernos de acuerdo para una simple foto, lo cual era la punta del iceberg de todos los problemas que teníamos. George se sentía sin importancia y Ringo también, mientras que William insistía en tomar el liderazgo y criticar todo lo que yo proponía. Cuando escucho ese álbum, lo primero que se me viene a la mente es que todos actuamos como músicos de sesión del otro y luego lo ensamblamos. El vínculo estaba roto, e intentar repararlo sólo lo separaba más.

-¿Saben qué? Ya estoy harto de esto. Me largo de aquí.

-¡Bien, Starkey! ¡No te necesitamos!

El ojiazul salió dando un portazo.

-¿Te parece si tocas la batería en esta, Faul?

-Claro.

-Podrías cantar acostado, John. Crearía un efecto raro.

-¿Por qué sigue ella aquí?-Preguntó Harrison con fastidio.

-Ella vendrá cuando se me dé la gana. 

-Tú impusiste la regla de "no parejas en el estudio".

-Pero es mi banda, y yo decido las reglas. Esa, por ejemplo, queda borrada.

-¿Puedo traer a Pattie entonces?

-No.

--

Al día siguiente Yoko y yo estábamos en los estudios. George y Faul no llegaban, y tenía el presentimiento de que Ringo tampoco llegaría.

-No debiste hablarle así ayer.-Me recriminó.

-Claro, ponte de su lado.

-Eres increíble, Lennon. Pareciera que te gusta perder a tus amigos.

-Si me quedo sin amigos, te tengo a ti.

-Disculpa, querido. Pero yo no soy la segunda opción de nadie.

-Oh, cállate.-La besé.

¿Relación rara? Para nada...

Nos separamos cuando oímos que la puerta se abría y dos voces intercambiaban risas y palabras tiernas. Reconocí la de William, pero la otra no. Era una voz femenina, eso era seguro.

-¿Quién es?-Señalé a la portadora de la voz, una rubia de ojos verdes bastante atractiva.

-Su nombre es Linda Eastman.

-Un gusto-Ella sonrió con dulzura.

-Ajá ¿y qué hace aquí?-Volví a mirar a Faul, ignorando el saludo de la rubia.

-Es mi novia y quise traerla.

-¿Y quién dijo que podías hacerlo?

-¿Debía pedirte permiso?

-Sí.

Antes de que comenzara una absurda pelea, nuestras respectivas parejas nos separaron.

Sentía grandes deseos de golpear a William. Casi no habíamos hablado desde ese beso, y yo hacía lo imposible por olvidarlo.

Saqué una hoja de mi bolsillo y la desdoblé. En la parte superior decía "Julia", aún tenía que hacer algunos cambios. La había escrito para mi madre, lo que la hacía muy personal.

-Ringo no contesta el teléfono. Mo no sabe dónde está. Estoy preocupado.-Fue lo primero que dijo George cuando entró.

-¿Tú? ¿Preocupado por Ringo? No me hagas reír.

-Es mi mejor amigo. Y yo no recuerdo que tú hayas estado cuando lo operaron de las amígdalas en 1964, ni que tú fueras su padrino en su boda.

-Me tiene más confianza.

-Después de lo que dijiste ayer dudo que lo haga.

-¡Pues lo seguirá haciendo! Me necesita porque no tiene a quien contarle de su...

-¿Su qué?

Tan cerca de confesarlo...Ringo me odiaría si le dijera a George sus sentimientos por él.

-Olvídalo. Comencemos con esto, el disco no se grabará solo.

-Como digas...Hey, Paul ¿quién es ella?

-Oh, lo siento. Es Linda, mi novia.

-Un gusto.-Ambos estrecharon sus manos.

-¿Qué tienes ahí, John?-Preguntó Yoko viendo la hoja.

-Una canción para mi madre.-Murmuré mientras hacía arreglos y correcciones.

-¿Puedo verla?

-Espera que la termine.

El día se hizo muy largo. Me molestaba ver a Faul y Linda tan unidos y felices, así que intentaba estar de la misma forma con Yoko. Pero a ella no le gustaba que fuera "meloso", así que me jodí.

-Terminé. Ahora grabemos esta.-Señalé mi hoja.

-Primero la mía.-William sonrió como un niño.

-¿Otra canción? ¿En serio?

-Sí, se llama "Martha My Dear".

-Por favor, dime que no le escribiste una canción a tu perra.

-¿Qué tiene de malo? Tú le escribiste una canción a una niña  imaginaria que tiene ojos de caleidoscopio.

-Bien, tú ganas esta vez.

Su canción no estaba tan mal después de todo.

Decidí investigar a la tal Linda Eastman porque no me inspiraba confianza. Creía haberla visto con muchos músicos antes. Poco después descubrí que no me equivocaba: esa chica, además de ser fotógrafa, era una groupie.

Tenía que decirle a William. No tardé en ir a su casa, pero como la vida se empeña en joderme, él no estaba ahí. Para colmo, me  recibió Linda, vestida en una bata que amenazaba con abrirse en cualquier momento.

-¿Se te ofrece algo?

-Buscaba a Paul, pero creo que no está.

-Pero...Estoy yo.

Sonrió con picardía. No soy idiota, sabía lo que quería. La pregunta era: ¿aprovecharía esta oportunidad?

Faul [McLennon] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora