CAPÍTULO 62. "Sabes que hay cámaras, ¿verdad?"

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Estábamos en ropa interior, la puerta de mi recámara no cierra debido a que con la humedad se hincha, muy apenas y se puede emparejar. Lo suficiente para que si alguien pasa por el corredor no vea nada, pero cualquiera con un leve empujón la abre.
-Bleik... Dije entre sus labios
-Mmm... - murmuró
-Alguien puede entrar
-¿Quieres parar? O...
Tomé su mano, me paré de la cama y abrí sigilosamente la puerta, lo llevé a la pequeña biblioteca de la cabaña caminando de puntas para evitar hacer ruido alguno.

Abrí la puerta corrediza de la biblioteca y lo hice pasar, ya dentro cerró con seguro y me puso entre su cuerpo y la puerta encerrandome con sus brazos.
Comenzó a besarme el cuello y levanté su camisa (única prenda aparte del bóxer que aún tenía) hasta que se la sacó por el cuello arrojándola al piso.
Había muy poca luz, de hecho sólo veía su silueta y con mucha dificultad lograba verle algunos rasgos de la cara. Así que aprovechando la oscuridad metí las manos por su bóxer causándole risa, después de unos segundo de fallar en quitarlo me ayudó y se deshizo de él bajando casi al mismo tiempo mis bragas.

-Somos un desastre - me dijo cuando se me quedó atorada en un pie
-Tú eres el desastre - le dije sarcástica
-Ambos lo somos - me llevó hasta un pequeño sofá - Y esto pasa cuando dos desastres se enamoran
No respondí a eso, preferí enredar mis dedos en su cabello y sentarme en sus piernas. Estábamos totalmente desnudos de la cintura para abajo así que podía sentir su parte más noble pegada a mi cuerpo.

-¿Cerraste? - pregunté separándome de él
-Sí. No pienses ahora, Blaid.

Cerró mi boca plantándome un beso rápido, para después bajar a mi cuello y hasta lo que podía salir de mis pechos por arriba del sostén.

Pude notar que metió su mano entre nuestros cuerpos para tomar su parte y... Hacer lo que tiene que hacerse.

[...]

A la mañana siguiente la alarma sonó a las 8:00 am como cada día que nos quedábamos aquí. En lo noche cuando terminamos nos regresamos a nuestras habitaciones porque sino tendríamos un gravísimo problema si mi padre lo ve en mi cuarto.
Apagué el despertador con un manotazo y me senté en la cama, después de unos minutos de prepararme psicológicamente para levantarme, me dirigí al baño de mi cuarto a darme un baño rápido.
Al salir de bañarme, me puse una blusa de botones con un pantalón de mezclilla y unos tenis cómodos, levanté mi cabello en una coleta alta y me enchiné las pestañas para después dirigirme al cuarto de Bleik a ver si ya había despertado.

Toqué a la puerta levemente y no hubo respuesta así que decidí entrar.
-¿Bleik? - pregunté girando hacia la cama y me percaté de que estaba debajo de todas las cobijas, y que una de sus piernas colgaba del colchón
Me acerqué sigilosamente para no asustarlo y lo moví lentamente para despertarlo
-Bleik... - Murmuré
-Eeh - respondió adormilado y con voz ronca
-Ya es hora, amor - le dije sentándome en el filo de la cama
-¿Para qué? Preguntó con dificultad y me reí
-Ya levantate, Bleik - le di un golpecito (aunque no estoy muy segura) en la espalda
-Poquito más... - dijo - Acuestate conmigo, un momento
-No Bleik, ya levantate - jale las cobijas y vi todo su cuerpo en su más grande esplendor, no se había tomado la molestia de cambiarse en la noche, al momento que pegué un grito y que Bleik alcanzaba las cobijas para taparse, vi a Abby en la puerta que se quedó con la boca abierta y se tapaba la cara - ¡Abby!
-Yo... Yo no vi, no vi nada - me miró con vergüenza - Ya me voy, perdón
Abby salió disparada de la habitación y me giré a Bleik que se había tapado hasta el cuello con las cobijas
-¿Qué has hecho, Scarlett Blaid? - me preguntó - Otra vergüenza más con tu hermana
-Ella no dice nada. ¡A parte tú tienes la culpa!
-¿¡Yo!?
-Sí, tú. Por no haberte cambiado ayer
-Ay perdóname - dijo sarcástico- ¿Pero para qué me quitabas las cobijas?
-¿Yo cómo iba a saber que estabas desnudo, Bleik? - me limité a decir y me dispuse a salir pero Bleik se enredó una sábana y me detuvo
-Ambos tuvimos la culpa, Blaid. - levantó mi mentón - ¿Sí? - asentí levemente
-No me gusta que me grites - dije en voz baja y algo avergonzada
-¿Qué? - me miró- No te grité, cariño
-Si es verdad...
-Perdón... Realmente no fue intencional. Te amo, Blaid

Bleik & Blaid ❤   #PNovelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora