Capítulo 57 " 21Night "

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Cojo el vaso de cristal del que hace unos minutos estaba bebiendo agua y lo aventé, haciendo que se estrelle contra la pared.

Me dejo caer al suelo y abrazo mis piernas. Lo embarré y de lo peor. ¡Pero no es mi culpa!

Bueno, quizá si lo es, ¡Pero el 90% de la culpa de lo lleva la parte de mi cabeza que me prohíbe contarle a Harry! Así que si lo vemos de ese modo, JA, no es mi culpa.

Mis intentos por hacerme sentir mejor son tan patéticos como el video del chico disfrazado de banana que canta "¡I'm banana!, ¡I'm Banana!, ¡Banana power!, ¡Banana power!".





























Mientras conduzco el auto recuerdo el sonido de cristal estrelládose. Lo escuché justo después de azotar la puerta, ¿Yo lo habré causado?, ¿El cristal le habrá hecho daño?, ¿Estará bien?, ¿Debería regresarme?

Eres patético, Styles. Acabas de pelear con tu novia, y ya te preocupas por ella.

Jared May... no puedo culparlo por querer a Aria de esa manera. Ari es tan... y aquí vamos de nuevo a pensar en ella. Debo mantener ciertas reglas, ahora que lo pienso. Reglas como:

üTratar de no pensar mucho en Aria luego de pelearnos.

üTratar de no pensar mucho en Aria mientras compongo canciones. Las canciones siempre terminan hablando de ojos azules, unicornios, y chocolate. Ah, y de converses.

üTratar de no pensar en Aria mientras trato de no pensar en Aria.

üTratar de no pensar en Aria en... bueno, básicamente, siempre. Soy un patético enamorado...

Llego por fin a mi casa, lanzo mi chaqueta y no me molesto en mirar por donde cayó, aunque estoy casi seguro de que cayó en el suelo... la verdad, no me importa su paradero en estos momentos.

Me dejo caer boca arriba en el sofá, tomo un cojín, y lo abrazo. Empujo con mi pie el zapato del pie contrario, y una vez que el zapato cae al piso, hago lo mismo con el otro. Una forma rápida y eficiente de quitarte los zapatos sin mover nada más que tus pies.

Luego de unos segundos de apreciar cada detalle del aburrido techo, caigo en cuenta de que no he encendido la luz. Me siento en el sofá, dejo el cojín que tenía apretujado, y me levanto camino a encender la luz.

Camino a mi habitación me voy despojando de mis prendas, y las voy dejando por el camino. Como se podrán imaginar, mi casa es un desastre. Al llegar a mi recamara ya no tengo rastro alguno de ropa, así que voy directamente al baño a ducharme.

Cuando el agua invade mis cabellos, estos pierden su contextura esponjosa, y caen lacios y mojados. Odio eso, debo parecer un chihuahua con alisado artificial y exceso de acondicionador L'Oréal París. Después de unos minutos, cierro la llave de la ducha, y cojo una toalla para enrollarla en mi torso.

Salgo de la ducha y me veo en el espejo mientras alboroto mi cabello.

Me coloco mi bóxer y me lanzo a la cama.

Miércoles primero de noviembre... el mes ha comenzado terriblemente mal: con una pelea.

No tengo ganas de dormir... ¡No tengo ganas de estar aquí encerrado! Si quiero NO pensar en Aria, aquí no voy a lograr mucho.

En las telenovelas siempre terminan emborrachándose en los bares. No haría eso, porque sé que no terminara nada bien.

Podía comprar helado y mirar películas románticas para llorar, y torturarme al ver parejas felices no peleadas... no, no voy a hacer eso. Lo he hecho antes y no sirve de nada.

Enamorada de la competencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora