Owl eyes. (Camren)

Capítulo 1.

Seguro que habrán escuchado tramas que prefieren enfocarse en el aspecto romántico mucho antes de leer estas palabras. También quiero suponer que esta no sería la primera vez que ustedes leen historias trágicas, historias que se desarrollan siendo un poco más crudas de lo normal.  

Antes de que se adentren a un mundo completamente distinto del que conocemos hoy en día, me gustaría aclarar que esta no es una historia como cualquier otra, tampoco quiero que piensen que esto será lo mejor que leerán en mucho tiempo, no quiero hacerlo porque puede que esta historia en particular no les guste, pero bueno... no he regresado solo porque si, lo he hecho porque de verdad creo que esta es una historia memorable para contar.

Sin más distracciones, para comenzar a narrar esta trágica historia tenemos que transportarnos mucho tiempo atrás; mucho antes de lo que ustedes se puedan llegar a imaginar.

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El color del cielo se había desvanecido con el paso de los años, los habitantes de aquel extraño reino no hacían más que vivir atemorizados, ocultos dentro de las pequeñas aldeas que habían conseguido fabricar con la finalidad de tener por lo menos un poco más de seguridad.

Era el año 488, la caída del imperio romano seguía presente en todos y cada uno de los reinos que se habían formado meses después de que sucediera aquel acontecimiento.

Si bien, la caída del imperio superior solo indicaba el inicio del fin, – o al menos era lo que todos los seres humanos pensaban – los habitantes de los pueblos bárbaros no quisieron darse por vencidos tan fácilmente. Ellos habían conseguido derrocar al ejército más grande que existía en el mundo, lo que todas las personas conocían como el imperio máximo había caído; habían conseguido derrotarlo.

Por supuesto, la batalla que había finalizado hacía ya 3 años en aquel entonces había traído consigo cientos de consecuentes. Los pueblos terminaron en ruinas, sin mencionar la cantidad de guerreros que perdieron la vida en el transcurso de la batalla.

Había sido un hecho trascendental para la humanidad, pues nadie podía siquiera imaginar que algún pueblo enemigo conseguiría derrotar al imperio romano, sin embargo... había sucedido. Nadie entendía muy bien cómo habían conseguido el triunfo, era cierto que ningún ser humano podía entenderlo, así que al final del día decidieron no darle más vueltas al asunto.

No importaba cómo habían logrado vencer al imperio romano, eso ya no importaba porque lo habían hecho, fin de la situación.

Fue obvio que después de haber conseguido el triunfo, cada pueblo siguió por diferentes rumbos, algunos decidieron comenzar a construir una potencia máxima, – tal como lo había hecho el imperio romano – mientras que otros optaron tener un poco de tranquilidad por un lapso de tiempo determinado.

Cada pueblo había llegado a la conclusión de que debían seguir su propio camino, pero lo que ellos no esperaban, era que las personas que se escondían entre las tinieblas comenzarían a crear su propio ejército, que desde un principio tenía el objetivo de convertirse en el imperio romano de la nueva era.

Los demás pueblos habían bajado la guardia después de derrotar al imperio romano y, por esa razón, fue fácil para el nuevo ejército vencer a todos y cada uno de los pueblos bárbaros de la época, dejándolos sin los recursos suficientes como para seguir con su dominio.

Después de deshacerse de todos los demás ejércitos que existían, los cuatro líderes del nuevo imperio decidieron separarse, cada uno estableciéndose en lugares diferentes para comenzar a construir sus nuevos reinos.

Los cuatro líderes habían decidido mantener la paz, pero con el paso del tiempo, uno de ellos fue cegado por la avaricia; tenía sed de poder, así que decidió declarar la guerra contra los demás imperios que gobernaban sus antiguos compañeros de ejército.