Lauren había vivido en aquel pueblo desde que tenía memoria, todo lo que recordaba de su infancia era gracias a aquel pequeño pueblo, pero claro... no todo fue color de rosa, pues ella había presenciado la manera en que los pueblos bárbaros invadían todo lo que ella había conocido alguna vez; su familia se había mantenido en cautiverio todo el tiempo de la guerra, ella ya se había acostumbrado a estar en el centro de esas cuatro paredes, con los ojos cerrados y los oídos tapados mientras balanceaba su cuerpo una y otra vez con la esperanza de dejar de escuchar el sonido de la destrucción total que provenía desde afuera.
Ella y su familia no se habían adaptado aun a la nueva era, pues al estar cautivos en su humilde hogar durante tanto tiempo no los había puesto al tanto de todo lo que sucedió a sus alrededores.
Aquella mañana, ambos jóvenes se habían despedido de sus padres – la despedida de su hermano menor siendo aún más emotiva que la de ella – quienes no tenían la fuerza suficiente como para acompañarlos a ambos hasta el oscuro castillo del pueblo. – que se encontraba en el punto más alto de la enorme montaña del sur.
Lauren le había prometido a su hermano menor que lo acompañaría aquella mañana, pues ambos tenían que ser sinceros... no sabían si aquel sería el último momento que pasarían juntos como hermanos.
Sinceramente, la ojiverde estaba aterrada... ella aún no se familiarizaba con el hecho de que la reina tomase la decisión de enviar a una de las tropas de su imparable ejército al norte, tampoco entendía por qué se había decidido precisamente por la tropa que era liderada por su hermano menor.
Desgraciadamente, ella no podía cuestionar las decisiones de la mujer que llevaba el cargo superior en aquel hermoso pueblo.
– Ella estará en el campo. – Advirtió Christopher sin soltar el mango de la reluciente espada que sobresalía de aquella inmensa funda de cuero – Recuerda, no puedes observarla por más de cuarenta segundos.
La ojiverde asintió levemente con la cabeza.
– Tampoco puedes hacer ademanes o gestos al estar refiriéndote a ella.
Volvió a asentir.
Chris siempre había sido lo suficientemente cuidadoso cuando de su hermana mayor se tratase y, el hecho de presentársela a la reina no sería la excepción.
El joven caballero recordaba a la perfección el día en el cual conoció a la reina... él estaba completamente nervioso, pues no entendía el por qué de aquella situación.
Ella había enviado a uno de sus muchos sirvientes hasta el humilde hogar de la familia Jauregui, un hombre de aproximadamente unos 37 años de edad le había comunicado al varón más joven de la familia que había recibido una invitación directa al castillo viniendo por parte de la reina.
Si él era sincero, aún no podía entender por qué había sido invitado a uno de los festejos más importantes en la historia del pueblo, pero... por más nervioso que se encontraba aquel día, no podía rechazar una invitación como aquella; mucho menos si la reina quería que la presencia del joven Jauregui estuviese en aquella celebración.
Él había trabajado arduamente junto a su padre por casi dos meses solo para conseguir la cantidad de dinero que necesitaba para comprar uno de aquellos atuendos elegantes que él había observado, se utilizaban en los festejos de gran importancia que se organizaban en el castillo desde que el difunto rey había tomado el cargo del pequeño pueblo.
Ayudó a su padre en la cosecha para que así pudiesen tener los suficientes alimentos que solían vender en uno de los característicos mercados de aquel misterioso pueblo, pues la familia Jauregui contaba con la suerte de tener un terreno exclusivo para poder sembrar sus cosechas con facilidad.
ESTÁS LEYENDO
Owl eyes. (Camren)
Fanfiction"Por ahora te perdonaré la vida. Conviértete en un monstruo, que no te importe una mierda si está bien o mal porque sólo te hace sentir más débil. Concéntrate en volverte más fuerte, quiero que derrotes a los demás por las buenas o por las malas. Y...