Capítulo #2 (Las empleadas domésticas de Elizabeth y Paul)

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Paul era un gran empresario muy reconocido por la sociedad, pues era influyente en los negocios, por eso, desde luego, teníamos empleadas domésticas las cuales fueron quienes me defendieron de sus actitudes machistas durante todo mi embarazo

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Paul era un gran empresario muy reconocido por la sociedad, pues era influyente en los negocios, por eso, desde luego, teníamos empleadas domésticas las cuales fueron quienes me defendieron de sus actitudes machistas durante todo mi embarazo.

Todas eran testigos de las palizas que mi propio esposo me daba cada vez que trataba de ver a nuestro amigo Luis Diego pues en un principio me advirtió de las consecuencias JAMÁS imaginándome que se trataría de abuso físico hacia mi y su hijo el cual pronto nacería.

La más antigua de todas nuestras sirvientas era una mujer llamada "Perla Carryth", quien tenía una linda hija llamada "Ángela Carryth", quien tenía solo 16 años de edad cuando empezó a trabajar con nosotros para poder costear sus estudios en la universidad pronto pues era muy inteligente y deseaba ser maestra algún día, tal cual y eran mis expectativas antes de casarme pues siempre quise graduarme como educadora de una escuela o instituto, pero decidí casarme primero.

Ángela tras a penas tener  solo 16 años era muy madura y muy buena persona para su corta edad, pues sabía claramente como mi esposo me trataba peor que a un objeto dentro de nuestra propia casa estando embarazada ya que su madre Perla la crió muy bien.

Ángela era bellísima física e interiormente pues era como mi hermana mayor; sus cabellos eran color negro oscuro brillante como la noche, sus ojos eran verde musgo y su piel blanca al igual que su madre Perla quien tenía los cabellos negros, los ojos café oscuro y su maravillosa bondad de corazón.

Cada vez que Paul se iba a su trabajo y por despecho se atrevía a ponerme una mano encima ella se iba con su madre Perla las cuales me atendían y curaban mis heridas cuidando tanto de mi como de mi precioso bebé el cual pronto llegaría a nuestras vidas.

Tanto era el cariño, que le tenía a esas dos mujeres que decidí y Ángela fuera la TÍA de mi bebé, y que lo protegiera siempre junto a su madre Perla, quien sería como su abuelita en ausencia de mi madre debido que fueron dos grandes mujeres que supieron como ganarse mi corazón de la mejor manera como amigas al demostrarme su lealtad y comprensión siempre.

--No se preocupe más, señora, su bebé estará a salvo, las dos las cuidaremos sin que su esposo se entere de nada. --aseguró Ángela dulcemente ayudándome a levantarme del suelo.

--¡Ohhhhhh! --exclamé llorando mucho después de una paliza de Paul a los tres meses de embarazo.

--Así es mi niña, mi hija y yo te salvaremos de ese hombre cruel, ese bebé nacerá sano y salvo porque su madre es la más fuerte de este mundo. --afirmó Perla igualmente dándome la mano cuando más la necesitaba.

--No tienen idea de cómo les agradezco su ayuda sincera, si no fuera por ustedes dos ya me hubiera muerto junto a  mi bebé, de verdad gracias, las aprecio demasiado. --dije segura de mi misma secándome las lágrimas mientras esperaba a que Perla y Ángela curaran mis heridas.

--No debe agradecernos, es nuestro deber cuidarlos, y ya no nos llame más por "ustedes", desde ahora somos amigas, sabes que me caes muy bien, te aseguro que ese nene tendrá dos súper heroínas. --dijo Ángela tomándome de la mano dándome galletas dulces de chocolate.

--Es más, le daré el único regalo que puedo a mi bebé.... Ángela, ¿Aceptarías ser su TÍA? --pregunté algo nerviosa por su reacción.

--¿Qué?, ¡Ohhh Dios mío!, ¿Enserio harías eso por mi?, ¿Me nombrarías la tía de ese angelito? --preguntó Ángela en verdad conmocionada por lo que le dije.

--¿Te molesta?, porque de ser así yo.... decía bajando la cabeza como me era de costumbre.

--No, no, tranquila, ¡Claro que acepto!, seré la mejor de las tías, ya verás. --dijo Ángela muy feliz abrazándome sinceramente.

--Y usted no se va a quedar atrás ehh Perla, ¿Aceptaría ser como la madre que no tengo y una abuelita para mi bebé? --pregunté nuevamente con lágrimas en los ojos de espaldas mientras abrazaba a Ángela.

--¡Ohhh Eli!, ¡Claro que si y lo sabes!, seremos familia desde ahora, ¡Voy a ser abuela! --exclamó Perla también muy feliz tocándome el vientre con delicadeza.

Y así fue como mi vida empezó a ponerse bonita y las cosas parecían ser de maravilla aunque mi esposo continuara con su vida de vicios y maltratos pues ya nada lo haría cambiar excepto si tenía un hijo varón pero cada día me parecía que tendría una niña.

Y así fue como mi vida empezó a ponerse bonita y las cosas parecían ser de maravilla aunque mi esposo continuara con su vida de vicios y maltratos pues ya nada lo haría cambiar excepto si tenía un hijo varón pero cada día me parecía que tendría un...

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Estrellas Fugaces©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora