Por desgracia, el destino y la vida se habían unido para hacer que Julia sufriera al máximo desde que estaba en mi vientre pues aparte de ser maltratada por su madre, ignorada por sus compañeros y algunos maestros tenía que batallar contra su enfermedad natal, una la cual le estaba quitando años de vida al NO tomar sus medicamentos desde que aquella chica ignorante le aconsejó ser "normal" tratando de conseguir amigos por fin descuidando su salud, una cual pronto le pasaría la factura por no cuidarse como debía.
Con cualquier herida que ella tuviera, por más pequeña que fuera iba a causar daños irreparables al igual que cuando solo tenía siete años, pues en ese cumpleaños su vida en los hospitales comenzó y sus desdichas fueron marcadas para ser "eternas".
Y por desgracia así fue también a sus quince años después de dejar el tratamiento por TRES MESES, ya que su hemofilia estaba afectando otros órganos y su vida corría peligro de verdad ya que un día en clases de Botánica y Libros otra de las muchas compañeras ignorantes de Julia le atravesó el pie a propósito haciendo que su cabeza pegara contra una mesa afilada golpeándose la cabeza, las rodillas al tratar de sostenerse, los brazos y cara se rasparon en verdad muchísimo sangrando desde entonces dejándola inconsciente.
Ese día Julia traía puesto un abrigo color rojo con gris el cual su madre Billy le había regalado años atrás quedándole bien hasta ahora jamás quitándoselo desde entonces siendo una parte muy especial de ella y del cual nunca se separaría.
--Bss, Daniel, dile a Hillary lo que ya sabes. --decía una chica mucho mayor que todas de nombre Belén.
--¡Hey ustedes tres!, ¡Silencio por favor, estamos en clase! --aseguró la profesora encargada de la materia bastante molesta por ver que no le estaban poniendo atención.
--¡Profesora!, ¿Puedo ir al baño un momento? --preguntó Julia algo sudorosa bastante pálida tratando de levantarse.
--Claro que si señorita Yapp, adelante. --dijo la profesora autorizándole salir.
--Gracias, de verdad gracias, necesito salir a tomar aire y despejarme, sabe lo que tengo y es primordial que lo haga. --aseguró Julia por fin de pie dispuesta a irse de ahí.
En esos momentos Julia decidió salir a tomar aire y fue cuando la maldita de Belén le atravesó el pie al estar distraída dando como resultado que su cabeza chocara contra la mesa y su cuerpo actuara sangrando como nunca de pies a cabeza dándose cuanta después que se había roto algo por dentro al ver como por su boca salía sangre aterradoramente desmayándose en pocos segundos después de ver eso.
Como lo que Julia tenía era una grave hemofilia la rapidez con que se atendiera era primordial teniendo que salir de emergencia de aquella secundaria completamente inconsciente y llena de su propia sangre de pies a cabeza asustando a todos incluyendo a sus compañeras involucradas quienes jamás se imaginaron que Julia estuviera tan grave de salud sintiéndose en verdad mal.
Los gritos y la desesperación en ese salón de clases eran increíbles, no sólo los compañeros de ella, pues la profesora ÁNGELA también gritó y pidió ayuda mediante los protocolos de emergencia establecidos para la clase, pues al verla ahí desmayada desangrándose literalmente entró de repente en un estado de inseguridad, miedo y angustia por la pobre chica.
Por alguna extraña razón, en el momento trágico del accidente de la pobre Julia yo entré a trabajar en aquella tétrica secundaria como profesora y como todo estaba en caos ahí dentro por lo ocurrido con Julia ahí dentro sin querer me golpeé la cabeza contra la de ÁNGELA.
--¿Pero qué pasará aquí? --me preguntaba algo nerviosa por mi primer día como profesora bastante confundida en aquel pasillo.
--¡Ohhhhh!,¡Ahhhy!, ¡Como lo siento, de verdad!, es que yo soy..... --decía algo aturdida mientras los oídos me zumbaban de tanto ruido y gente corriendo dejando caer unos papeles de mi enorme bolsa haciendo que todos volaran por sus rumbos haciéndome tropezar.
--Auch, no se preocupe, veníamos distraídas y... ¿Qué?, no, debo estar soñando, esto es imposible, ¡En definitiva me he vuelto loca ya! --exclamó Ángela completamente pálida al verme otra vez frente a ella convertida en otra mujer.
Inmediatamente nos vimos directamente a los ojos, y desde luego, ambas nos reconocimos por haber sido muy cercanas en el pasado pero al Ángela reconocerme y decirme mi nombre en voz alta desesperantemente salí corriendo como loca llena de dolor diciéndole rápidamente que no tenía idea del porqué me decía así y me esfumó de ahí con el corazón hecho polvo.
De inmediato y como ya conocían el caso de Julia llegó la ambulancia por su ayuda, y con muchísimo cuidado se tuvieron que llevar rápidamente al hospital de emergencia nuevamente al estar en un peligro inminente.
ESTÁS LEYENDO
Estrellas Fugaces©
Novela JuvenilNada en la vida es fácil o difícil, todo depende de qué tanto se desea brillar en media oscuridad. Cada uno de nosotros somos una estrella fugaz que atraviesa los cielos nocturnos cada noche, y que, por desgracia en algún momento llegamos a hacernos...