Capítulo #9 (La Nueva Vida de Elizabeth y Luis Diego)

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Al parecer el haberme salvado de la maniática de Michelle tuvo sus ventajas, pues de corazón decidí darle una oportunidad a Luis Diego como algo más que amigos comprometiéndonos a estar juntos por el resto de nuestras vidas casándonos por la igles...

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Al parecer el haberme salvado de la maniática de Michelle tuvo sus ventajas, pues de corazón decidí darle una oportunidad a Luis Diego como algo más que amigos comprometiéndonos a estar juntos por el resto de nuestras vidas casándonos por la iglesia como nunca pude hacerlo con Paul. Ahora era una nueva etapa para todos, pues después de la "perdida" de mi Mariangel llegaba la hora de por fin dejarla ir en paz.

Al cabo de cinco años Luis Diego y yo ya teníamos a nuestra primera hijita, su nombre era "Margarita Swart", una nueva bebé en casa de ojos color azul y piel blanca; sabía que ahora Dios nos estaba recomenzando al ya ser mi vida otra completamente distinta pues por fin logré olvidar a mi hija muerta, sin embargo, el instinto de madre en el fondo me decía que había algo mal, pero no le hacía caso al tener que dedicarme a mi hija con toda el alma, así como no pude hacerlo con Mariangel.

Muy pronto, Margarita no estaría más sola, pues 1 año después estaba encinta por segunda vez de Luis Diego justamente de otra niñita, a la cual llamaríamos "Amalia Swart".

Mis dos hijas se llamaban Margarita y Amalia, las dos flores que me mantenían con vida amándolas cada día más JAMÁS hablándoles sobre mi primera bebé a la cual había logrado dejar ir en paz después de largos años de penas, lágrimas y recuerdos turbios.

Además, sin esperarlo, casi seis meses después de que mi hija menor Amalia cumpliera tres años de edad QUEDÉ EMBARAZADA nuevamente cumpliéndose todas las expectativas que tenía acerca de ser una madre completa pues dediqué mi vida a ellas, ya que mi tercer bebé sería otra niña a la cual llamaríamos "Rebeca Swart" y quien tampoco dejaríamos de querer y amaríamos sobre todas las cosas. Mis dos hijas mayores al saber que su hermanita vendría se alegraron muchísimo, al menos Margarita quien tenía ya casi siete años de edad y ya sabía sobre lo que pasaba prometiéndome ser una hermana mayor ejemplar siendo esto una realidad.

 Mis dos hijas mayores al saber que su hermanita vendría se alegraron muchísimo, al menos Margarita quien tenía ya casi siete años de edad y ya sabía sobre lo que pasaba prometiéndome ser una hermana mayor ejemplar siendo esto una realidad

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