Ya no tenía idea de qué hacer para recuperar a mi pequeña por lo que de nuevo, sin fuerzas necesarias me tumbé en la cama con una nueva depresión que me dejó completamente destrozada al imaginarme como sufriría mi hija al lado de la loca que la secuestró años atrás y que ahora sabía sobre mi, una mujer que había logrado escapar de sus garras cruelmente aquella noche infernal.
La verdad no tenía esperanzas de que pudiera recuperar a mi hija y a mi nieta pues Michelle tenía su custodia por ser menor de edad y por esa razón las primeras semanas duré mucho en comprender mi error y si no fuera gracias a mis otras cuatro hijas y a mi esposo Luis Diego jamás hubiera tenido la estocada final para esa loca de Michelle.
Gracias a ellos la energía volvió a mi ser como lluvia en el desierto pues aunque NO les dije mis razones para estar deprimida me permitieron ver que nunca más estaría sola de nuevo al tenerlos a todos ellos conmigo y que desde hoy debía ser una mujer fuerte, valiente, pero sobretodo única ya que esa era mi esencia y de la cual Luis Diego se enamoró de mi.
Hubo una gran oportunidad que se apareció en el camino y la cual no permitiría que se me escapara de las manos pues era demasiado importante y sería la bomba que haría posible la encarcelación de Michelle dentro de una prisión por el resto de su vida pero para ello necesitaba de la ayuda de Ángela y de los archivos del hospital, lugar donde la bomba explotaría sobre la cara de esa ladrona desgraciada como un pastel de cereza.
--¿Ángela?, ¡Necesito de tu ayuda, ven por favoooor! --exclamé por teléfono vuelta loca llorando muchísimo.
--¿Elizabeth qué sucede?, ¿Estás bien?, ¡¿Pasó algo con tu niña hermosa o tu nieta!?, de acuerdo, iré para tu casa enseguida. --preguntó Ángela igualmente alterada a través del teléfono.
--Espera, no cortes, NO ESTOY EN CASA.... Te lo diré porque ya no soporto esto.... ¡Michelle me quitará a mi hija y a mi nieta de mi lado para siempre por ser menor de edad aún y ya no se qué hacer, estoy en el tétrico hospital llorando sola como loca, ¡Ayúdame! --dije llorando mucho a punto de desmayarme del dolor de corazón que tenía.
--¿Qué?, ¡No, nadie puede quitártelas, es tu derecho como madre!, ¡Ay noooo!, ¿Qué haremos ahora ehh Eli?, tranquila, ya voy para allá. --preguntaba Ángela también desesperada sudando mucho con el estómago revuelto y ganas de vomitar por el teléfono.
--¡Ohhhhhh! --exclamé impactada de pronto con el teléfono en el oído.
--¿Qué?, ¿Qué pasa?, ¿Eli?, ¿Eli?, ¿Aló? --preguntaba Ángela desesperada a través del teléfono en verdad preocupada.
En esos momentos escuché a unas enfermeras hablando sobre mi Julia algo preocupadas pues no quería comer ni darle leche materna a su bebé al estar como yo en una depresión sin salida agregando que estaba como en coma sin querer despertarse por las mañanas, salir a tomar aire o a ver a su hija a quien decía y era solo "un pequeño estorbo en su vida" no pensando en lo que estaba diciendo siendo mal influenciada por la misma Michelle.
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Estrellas Fugaces©
Teen FictionNada en la vida es fácil o difícil, todo depende de qué tanto se desea brillar en media oscuridad. Cada uno de nosotros somos una estrella fugaz que atraviesa los cielos nocturnos cada noche, y que, por desgracia en algún momento llegamos a hacernos...