Quince.

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Editado.

Esperé al rededor de cinco minutos, cuando la chica se acercó a mí con un capuccino en su mano.

—Capuccino de avellana, ¿cierto? —preguntó y yo asentí. Lo dejó en mi mesa y volvió al mostrador, ya que había alguien esperando ahí.

Comencé a tomar mi bebida, mientras leía un libro que había comprado hace poco. Me gustaba leer, no estaba obsesionada, pero era algo entretenido para mí.

El escritor que estaba leyendo era nuevo para mí, nunca lo había leído, pero la portada y el título del libro llamaron mi atención. Hasta ahora era un buen libro.

—Gran escritor, pero no es su mejor obra —escuché —. Es mejor «Noches de Infierno».

Levanté la cabeza hasta toparme con la chica que me había atendido. Levanté una ceja, divertida y sorprendida por su repentina aparición.

—¿Ah, sí? —pregunté, sonriendo —. ¿De qué trata?

Ella sonrió y tomó asiento en una de las sillas de mi mesa, vigilando que nadie necesite ser atendido.

—Un chico con terrores nocturnos. Tiene una muy buena forma de relatar, me ha dado miedo hasta a mí —posó sus manos en la mesa y toda mi atención fue hacia ella, dejando mi libro a un lado —. Soy Hara, por cierto.

—Kim Hee Sook —me presenté —. ¿Hara? ¿Eres japonesa?

Ella asintió.

—¿Sabes? No suelo hablarle a la gente de aspecto tan inocente como tú, pero que estés leyendo a mi autor favorito en serio me atrajo a ti. —confesó, ambas reímos.

Pasé una hora hablando con Hara, era una chica muy agradable. Tal vez su expediente no estaba muy limpio pero fue muy divertida, y definitivamente me gustaba pasar tiempo con ella. Creo que tenía una nueva amiga.

Ella tiene veinte años, y se sorprendió al saber que yo era unos años más pequeña, pero no pareció importarle.

Me dio su número y yo el mío a ella, así podríamos mantenernos en contacto. Aunque estaba segura de que volvería a esa cafetería... ¡Por Dios, ese capuccino era lo mejor que me había pasado!

(…)

Salté, literalmente, de la cama. Ya era el día, era jueves, ¡hoy nos iríamos de campamento!.

La emoción se me escapaba por los poros.

El camino a la escuela se hizo corto, de tantos pensamientos el tiempo voló, y cuando quise acordarme, ya estaba en la entrada.

Había dos grandes autobuses en la entrada, y los de los años menores los miraban expectantes, sabiendo que alguna vez ellos podrían viajar como nosotros.

—¡Ahí estás! —gritó Baekhyun, y vino corriendo torpemente hacia mi.

—Hola, Baekkie —lo saludé —. ¿Por qué esa cara? ¿acaso no estás emocionado?

Vi como mi amigo luchaba por respirar bien, ¡solo había corrido unos metros hacia mi!

—No es eso… —inhaló y exhaló profundamente —. Es que correr no es lo mío… Dios, ya sé como es ser asmático.

—No digas estupideces. —lo regañé.

Baekhyun recuperó la compostura y rodó los ojos.

—Hola, chicos —apareció Sehun —. ¿Cómo están?

—¿Qué hay, Sehun? —saludé y vi como Baek me tiró una mirada pícara, a la que contesté con una mueca de enojo.

—Hola, Sehun —lo saludó Baekhyun —. Oye, amigo… Chanyeol y yo decidimos sentarnos juntos en el autobús y HeeSook está enfadada porque estará sola…

Quise taparle la boca con la mano a mi mejor amigo, lo que decía era mentira, por supuesto. Pero él fue más rápido, y atrapó mi mano en el aire.

—Ugh, quédate quieta, por favor. Pareces una niña pequeña —se quejó Baek y Sehun soltó una risilla disimulada, pero que pude distinguir —. A lo que iba, HeeSook está enfadada porque estará sola, ¿podrías sentarte con ella?.

Pisé a Baekhyun, sin que nadie lo notará, pero el muy bobo no hizo nada para disimular el dolor.

—¿Qué ocurre? —preguntó Sehun a mi amigo —, ¿te encuentras bien?

Miré a Baekhyun e hice una mueca de «dices algo y te mato». Lo captó y supo que iba en serio.

—Nada, nada, solo recordé algo —negó rápidamente —. Pero que dices, ¿te sientas con Sookie o no?.

—Emm… sí, claro, no hay problema. —respondió Sehun, con una sonrisa.

Todavía resultaba raro verlo alegre.

Debían haber pasado unos veinte minutos, ya estábamos los tres dentro del autobús. Sehun estaba a mi lado, mientras que Baekhyun estaba atrás con su acento de al lado vacío ya que Chanyeol aún no había llegado.

De pronto, se escuchó un ruido seco; como si alguien chocara contra el suelo. Así que miré automáticalente al pasillo que formaban las sillas, y me encontré con un Chanyeol extendido en el suelo, con su cara aplastada contra el recién nombrado.

—¡Ayuda! —gritó.

Yo y Sehun rompimos a carcajadas, mientras que Baek habló intentando ocultar su risa:

—Tú solito te caíste, tu solito te levantas. —dijo para luego, ahora sí, reír.

Luego de que Chanyeol se levantara, quejara por el dolor y caminara hasta su asiento, los demás alumnos subieron al autobús y pudimos partir.

(…)

—¿Falta demasiado? —preguntó Sehun.

—No lo sé. —contesté, podría fijarme la hora pero me daba flojera.

—¿Por qué no sabes? —insistió.

—No lo sé. —volví a decir.

—¿Acaso no sabes nada?

—No, excepto matar gente. O te callas, o uso mi sabiduría contigo. —dije, y decidí dormir para no tener que escuchar a Sehun.

¡Hey, Sehun! [Oh Sehun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora