Veintiséis.

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Editado.

¿Entonces Sehun quería llevarme a una primera cita?

Me parecía una idea fantástica. Después de todo, era verdad, nunca habíamos tenido una cita. Me pareció un gran gesto.

—¿Y entonces a dónde iremos? —pregunté, entusiasmada —, y no me digas que es sorpresa porque ya puse en riesgo mi vida en venir aquí por tu sorpresa.

—Tranquilízate, mujer —levantó sus manos —. Iremos a la playa.

—¿A la playa? —pregunté, incrédula —. Es un sábado, son las ocho de la noche y tú quieres ir a la playa.

—Exacto —chasqueó los dedos —. Conozco un lugar donde podemos comer, y luego podemos caminar un rato o no sé.

Lo pensé. Era una linda noche, no había mucha gente, estaba con Sehun. No era tan malo.

—Está bien, vamos. —asentí.

Ambos subimos a su auto. Los árboles pasaban rápido por el vidrio debido a la velocidad en la que Sehun manejaba. La playa quedaba a unos veinte minutos.

Sehun se estacionó cerca de un lugar para comer, y dijo que luego iríamos a la playa. Por suerte el lugar no era de esos típicos, en donde venden pescado y hay olor a pescado. Realmente no soporto el pescado.

—¿Van a pedir algo, chicos? —un mesero se acercó.

Pedimos la comida luego de ver el menú. La verdad, era un lugar común y corriente, nada especial, pero me agradaba.

Eso era lo que me gustaba, citas sencillas, no extravagantes y súper románticas. A ver, de vez en cuando algunos detalles me encantaban, pero no todo el tiempo, eso simplemente me agobiaba. Pero Sehun me daba exactamente lo que yo quería.

—¿Y? —preguntó Sehun, una vez que probé mi comida —, ¿te gusta?

—¿Mmm? —levanté la cabeza, distraída —. Ah, sí, sí. Las papas están muy buenas.

Sehun río y yo lo miré confundida. ¿Por qué ríe? ¿tendré algo en el diente?.

Comencé a pasar mi lengua por mis dientes, solo por si acaso, mirando hacia abajo para que Sehun no lo notara.

—No me refiero a eso —dijo —, hablo del lugar, ¿te gusta?.

—Oh —reí, apenada —. Sí, me gusta mucho. Es lindo.

Recordé ese lugar en donde había comido con Sehun hace un tiempo atrás. Habíamos hablado de patos, creo, y nos habíamos estado conociendo más. Sonreí al recordar los principios de nuestra amistad.

—¿De qué te ríes? —levantó una ceja.

—Nada, solo recordé esa vez que fuimos a comer cuando recién comenzábamos a ser amigos —dije, haciendo que una sonrisa escapara de su boca —. ¿Recuerdas el nombre del lugar?.

—No —negó con la cabeza —, pero recuerdo donde quedaba. Podemos ir algún día.

—Sí, me gusta mucho su comida —asentí de acuerdo —. Debemos ir todos los viernes.

—Está bien, si eso es lo que la señorita quiere, se hará. —sonrió.

—¿En serio? —pregunté y vi como él afirmaba con su cabeza —. ¿Y si la señorita quiere un pony?

—No creo que pueda conseguir un pony... —hizo una mueca.

Que lástima, de verdad quería un pony. Mi casa tiene patio, un pony podría quedarse ahí.

¡Hey, Sehun! [Oh Sehun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora