Narnia: Este es mi destino.

11

—Capitán...

—Su Majestad... — hizo una reverencia al verme.

—¿Cómo está? — pregunte viendo a Fran.

—Está bien Su Majestad. Descansa como un niño.

—Él estará bien capitán.

—Eso espero Su Majestad...

—Tenga confianza. Él es un gran chico, y es una de las personas más fuertes que conozco.

—Gracias Su Majestad.

—Debería descansar. Lo necesitamos al cien mañana.

—Su Majestad, agradezco su gesto, pero no creo dormir.

—Capitán, lo necesitamos. Recuerde que prometió servirle a los nuevos reyes. Y su reina está dando la orden de que descanse.

—Su Majestad... eso es jugar sucio.

—Cierto... pero es la única forma en que vaya a descansar.

—Lo agradezco Su Majestad, pero en serio prefiero estar con mi hijo.

—Capitán haremos esto. Descanse unas horas y yo cuidare de Fran.

—Su Majestad, no puedo permitir que haga eso.

—Entonces vaya a descansar capitán.

—Como usted diga Su Majestad —hablo el capitán haciendo una reverencia antes de sentarse bajo un árbol.

Al instante que vi que el capitán cerro sus ojos me senté a un lado de Fran para poder cuidarlo.

[...]

Solo faltaba un día para poder llegar al mar dorado. Mi amado hogar donde viví algunos años. Antes de dejar Cair Paravel antes de dejar Narnia. Como reyes y reinas prometimos cuidar las fronteras de Narnia a toda costa. Yo los mares. Edmund los bosques. Susan los pueblos. Peter las montañas. Recordar esa época duele, ahí todo era felicidad y paz. Y eso es triste. Sin tan solo pudiera regresar a ese día, me gritaría, no te vayas. Te vas a arrepentir, deseo tanto regresar en el tiempo y evitar haberme ido.

—Prometida mía — llamo James sacándome de mis pensamientos.

—¿Qué sucede James?

—¿Estás bien?

—Sí.

—¿Por qué lloras?

—¿Eh? — toque mis mejillas y justo como dijo James. Estaba llorando. Trate de secar mis lágrimas, pero James tomo mi rostro y comenzó a lamerlas.

—J-james...

—Bien... ya paraste — sonrió.

—Gracias...

—Debes descansar.

—Lo haré — recargué mi cabeza en su hombro.

—Yo vigilaré... — fue lo último que escuche de James antes de quedarme dormida. Pero juro que escuche un leve susurro de... "Te amo"

[...]

—Prometida mía... despierta.

—Estoy despierta — comenté tallando mis ojos.

—Ya era hora... llevo cinco minutos tratando de despertarte.

—Lo siento. Estaba cansada.

—Sí, lo vi.

—Su Majestad, veo que ya está despierta — hablo el capitán haciendo una reverencia.