Día veinticuatro.

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Día veinticuatro.

Hoy era el día en que Spencer se iría de vuelta a su hogar, lo ayudé guardando su ropita junto a sus juguetes. Casi al momento de terminar todo el timbre sonó.

-Vuelvo enseguida. –fui a atender.

-Buenas tardes ____.

-Buenas tardes señor Shelley –sonreí- Spencer está casi listo.

-Gracias por cuidarlo.

-Pase por mientras, hace frío –me corrí y el pasó- ¿Quiere algo?

-Un vaso de agua, gracias –se sentó y yo fui a la cocina.

George.

-Hola papá. –estrechamos las manos.

-Que tal George.

-¿Cómo te fue en tu viaje?

-Bien –miró alrededor- Que raro que hayas adornado todo.

-No quería, la idea fue de ____ -me pasé la mano por el pelo- Y bueno, no me pude negar entre ella y Spencer.

-¿Tu tienes algo con ella? –bien, esta pregunta no me la esperaba.

-Es… raro. Iré por Spencer –me levanté.

No sé porqué de repente a mi padre le interesaba mi vida, jamás me preguntó algo acerca de una chica, ni siquiera con Emma.

Tomé a Spencer junto a su mochila y su maleta, lo llevé donde papá.

-¡Papá! –lo abrazó.

_____ estaba sentada con una pierna sobre la otra cruzada. Me senté a su lado y le sonreí con confianza, la que fue respondida.

-Está bien pequeño, es hora de irnos –lo tomó- gracias por cuidarlo, chicos. Suerte en todo, nos vemos en tu graduación ____ -le besó la mejilla- Adiós hijo. –Me dio un apretón de manos.

Y se fue, con ella quedamos en un silencio un poco incómodo, no sabía que pasaba pero preferí prender la televisión y olvidarme de muchas cosas que tenían que ver con mi padre y también con mi madre.

Tú.

 

Al momento de hablar con el padre de George me hizo una pregunta que me había dejado sin respuesta. “¿Qué son?”

No somos amigos, ni somos novios. Él tenía razón… ¿Qué somos?

George al parecer ni notó que estaba mal, solo prendió la televisión sin soltar mi mano.

Decidí que tenía ganas de salir por lo que me levanté y fui a llamar a Lindsey.

-¿Hola?

-Hola Lind.

-¡Hola hermosa! ¿Cómo estás?

-Aburrida, ¿Y tú?

-Igualmente, ¿Quieres salir?

-Adivinaste mis pensamientos –reí.

-Hay una fiesta en… 1 hora y media, ¿Quieres venir con Ryan?

-¡Me encantaría!

-Bien, pasaremos por ti, adiós te quiero.

-Y yo a ti, adiós. –colgué.

Fui a ver entre mi ropa que tenía, no solía ir a fiestas pero mamá siempre me compraba alguno que otro vestido por si acaso. Encontré uno arriba de la rodilla rojo, lo tomé y lo dejé sobre mi cama estirado. Luego de eso empecé a buscar zapatos, encontré uno al tono.

Sonreí feliz y miré la hora, aún me quedaba tiempo.

Fui a bañarme, estuve ahí varios minutos el agua estaba deliciosa. Luego de salirme y secarme empecé a vestirme, puse el vestido por mi cuerpo y enseguida sentí como se apegaba. Me eché crema en las piernas y en los brazos, me puse los zapatos y luego me senté para empezar a maquillarme.

Luego del delineador y base me encontraba lista. Me agregué unos aros y tomé un bolsito donde eché un poco de dinero y mi celular, el que empezó a sonar.

-¿Si?

-¡Estamos abajo preciosa!

-Ya bajo, espérenme un poco.

-No tienes de qué preocuparte –me tiró un beso y cortó.

Reí negando con mi cabeza y lo guardé. Salí peinándome un poco con la mano y al momento de girarme para seguir caminando choqué.

-¿A dónde vas vestida así?

-A una fiesta.

-¿Tú? ¿A una fiesta? –soltó una risita.

-No te rías, y sí. A una fiesta, permiso. –seguí caminando pero me presionó contra la pared.

-No quiero que vayas vestida así.

-Es una lástima porque ya me están esperando –me estaba empezando a hartar.

-___ cámbiate de ropa.

-No.

-¡No quiero que vayas así! –se notaba que se había enojado.

-¡Yo quiero salir así! –Le grité- ¡No sé que tanto te quejas si a todas las fiestas a la que tú vas tus amigas salen así!  ¿Por qué no quieres que salga así?

-Te estás viendo como… ¡Como una prostituta!

No aguante más y salí caminando hacia la puerta, me llamó pero no me importó. ¿Qué tanto le importaba lo que yo hacía? ¡Nada! Saludé a los chicos y me subí al auto. Ryan dijo que me veía hermosa, ¿Por qué George no era así?

A unos minutos de llegar y estar bailando fui por un trago, el barman era un poco coqueto pero no me interesó, solo quería pasarla bien.

-¿Cómo te llamas?

-____ -sonreí- ¿tú?

-Nathan.

-Hola Nathan, ¿Te importaría servirme rápido? Es que me están esperando.

-La verdad es que mi turno está por terminar pero puedo hacer la excepción. –me guiñó el ojo.

Seguimos hablando mientras mis vasos iban aumentando, Nathan me hacía olvidar todo. Empezamos a jugar a los “shots” que consistían en tomar un pequeño vaso de vodka al seco.

-¿Te importaría darme tu número?

-Mh, no suelo dar mi número a desconocidos –reí, estaba muy mareada.

-Pero no somos desconocidos –sonrió cerca de mí.

-Está bien.

Ambos nos dimos nuestros números, Nathan cada vez se acercaba más a mí hasta que el alcohol se hizo dueño de mí y nos besamos cortamente.

Noventa días, el veinticuatroavo de noventa.

____

Cero de imaginación pero aquí está el capítulo, gracias por sus leídas, votos y sobretodo comentarios.

He visto en otras novelas que las chican le preguntan a la escritoras, ustedes pueden hacer eso si quieren, no tengo problema

¡Arreglé mi perfil! jajaja la verdad es que me gustó como quedó y arreglé el "Sobre mí" Por si querían saber algo sobre mí.

twrckh0ran

90 Días. -George Shelley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora