Capítulo cuarenta y cuatro.

2.2K 121 0
                                    

Última maratón 2/3.

Capítulo cuarenta y cuatro.

Dos meses después.

-¡Vamos! –corrí las escaleras con cajas en mis manos.

-Podríamos subir por el ascensor, ¿Lo sabes?

-Esto se llama hacer ejercicio, por si no lo sabías –le sonreí.

Hoy era el día en el cual con George íbamos a partir viviendo juntos, pasó todo tan rápido que nos sorprendimos. Ya había vuelto hace dos meses con el amor de mi vida y todo ha estado calmado entre nosotros.

-Llegamos.

-Por fin –suspiró.

-Si serás exagerado, George Shelley.

-Pero soy tú exagerado –rió y me besó.

Abrí la puerta y quedé sorprendida al darme cuenta que ya estaba amoblado.

-¿Sorpresa?

-¡Fuiste de compras… sin mi, y es todo lindo!

-Tuve cierta ayuda.

-Fue Lindsey, ¿Cierto?

-Acertaste.

-Está todo muy lindo bebé, gracias. –lo besé.

-De nada amor.

Empezamos a poner la ropa en su lugar, a llenar el refrigerador, comprar alimentos y así iba a ser nuestra casa, nuestra.

Al terminar nos sentamos en el sillón frente a la televisión, el con una cerveza y yo con una bebida.

-¿Por qué te gusta tanto la cerveza?

-¿Por qué te gusta tanto la bebida?

-Touché, querido Shelley.

-Gracias, querida Sayer.

-Acabo de notar que somos S y S.

-Yo también –reímos.

-Te amo.

-Y yo a ti –nos besamos cortamente.

Nuestra relación iba cada vez más arriba en una escala de “bueno-malo”, amaba a George con toda mi vida y no iba a permitir que nada arruinara esta bella amistad y también relación. Lo que más me gusta, es saber que no es solamente mi novio… también es mi amigo. Puedo confiar en él y a la vez amarlo.

El timbre interrumpió mis pensamientos.

-Yo voy.

Avancé y al momento de abrir un pequeño ser abrazó mis piernas haciendo que casi caiga por perder el equilibrio.

-¡Spencer! ¡Te extrañé tanto! –lo abracé.

-Yo también a ti.

-¡Se vieron hace una semana! –gritó George desde el sillón.

-Ignóralo, está celoso porque tú no lo extrañaste.

Spencer tenía su propia habitación en nuestro hogar, era parte de nosotros. Él nos llenaba con sus risas, sus experiencias y en general… siendo él.

Los padres de George le informaron que al terminar la universidad, él iba a ser dueño de la empresa familiar, si uno retrocediera el tiempo unos años atrás jamás hubiese pasado por su mente a la nerd con el popular.

Pero así fue.

-Tengo sueño –me acomodé en el regazo de George.

-Vamos a dormir, ¿Te parece? –asentí, el me tomó rápidamente y me dejó en la cama.

-Buenas noches amor.

-Buenas noches cariño. –se acostó a mi lado y me abrazó.

Hacia más calor que hace dos meses atrás pero nada me iba a impedir dormir abrazada a George, es lo más cómodo que he podido llegar a conocer.

Con mi mano acaricié el collar que George me había dado hace tiempo, jamás me lo saqué aunque el no supiera eso, después de todo… una mujer tiene sus secretos, ¿O no?

90 Días. -George Shelley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora