Capítulo cuarenta y dos.

2.3K 148 12
                                    

Capítulo cuarenta y dos.

Dos semanas.

Hace exactamente dos semanas que no sé nada de George y no he salido de mi nuevo hogar.

Lindsey ha estado la mayoría de los días conmigo desde que volvió de su viaje.

                          

-¡Es hora de que te levantes de la cama, Sayer!

-Déjame tranquila Lind. –murmuré.

-No, ya ha sido mucho. Vamos a salir tú, Ryan, Jaymi, Olly y yo por unas copas esta noche –puso su mano en su cadera.

-Oh claro, ¡Salgamos entre parejas! Estoy emocionada. –sonreí falsamente.

-No me hables así –se indignó.

Estos días Lindsey ha estado más desagradable que nunca, no sé si es eso o yo ando muy sensible; ¿Por qué no me dejan en paz?

-Puedes invitar a Nathan.

-No quiero salir, estoy mal Lindsey.

-Oh cariño. Sé que estás mal.

Ella me miró maternalmente, no aguanté más y me lancé a sus brazos a llorar, ella me acariciaba la espalda de arriba hacia abajo tratando de tranquilizarme de alguna manera.

-___, por la misma razón quiero que salgas.

-No estoy preparada.

-Sí, si lo estás. Quiero que tomes el teléfono, llames a Nathan y podamos estar todos como los viejos tiempos.

Suspiré para luego asentir lentamente, Lind tenía razón, basta de la actitud adolescente. Ya tenía 19 años y podía salir de fiesta con mis amigos.

Me bañé, me vestí con algo abrigador para poder salir a comprarme un vestido para la ocasión, paré un taxi que rápidamente me dejó en mi rumbo.

-Quédese con el cambio. –sonreí.

-Que pase un buen día.

-Usted igual.

Avancé a grandes pasos tratando de que nadie viera las ojeras que se producían por debajo de mis ojos.

-¿___? –volteé.

-¡JJ! –nos abrazamos.

-¿Cómo estás?

-Uhm, omito respuesta. ¿Y tú que tal?

-Todo bien, puedo ser padre en cualquier momento.

Una pizca de envidia se apoderó de mí, él estaba feliz a causa de su hijo. El pronto iba a tener su familia, iba a cumplir su sueño. Su celular interrumpió mis pensamientos. Apenas empezó a alterarse.

-¿Qué pasó?

-Cat va a tener al bebé, ya está en la clínica. ¿Puedes acompañarme?

-Sí, si. Vamos, ¡Corre!

----

Estaba sentada con un café en mano hablando tranquilamente con Josh y Jaymi, todos se habían echo grandes amigos y eso me alegra. De pronto la puerta se abre dejando entrar a ese hombre de pelo ondeado del que me he tratado de olvidar hace días. La tensión se hace notable cuando ambos nos miramos sin hablar nada, el caminó hacia nosotros y se dejó caer en un asiento frente a mí.

-Traté de manejar lo más rápido posible, ¿Saben alguna noticia?

-Nada, sigue en trabajo de parto –Josh suspiró.

-Al menos he llegado antes que el bebé.

Ellos rieron mientras yo me moví incómoda, decidí ir a ver a los recién nacidos, me levanté y fui hacia allí. Habían muchísimos en múltiples cunas, puse mi mano sobre el vidrio mientras admiraba uno a uno.

-Hola.

-Oh, hola.

-Estás… distinta. –suspiré.

-¿Qué quieres, George?

-Nada, solo…uhm, saber como estabas. Al ver tus ojos deduzco que no has podido dormir bien.

-Bueno, no hay que ser un adivino para saberlo.

-Yo tampoco he podido dormir bien –puso sus manos en sus bolsillos.

-¿Puedo preguntarte algo?

-Claro.

-¿Por qué estás hablándome?

-Solo hablo con una amiga –solté una pequeña risita.

-Jamás hemos sido amigos.

-Podríamos intentarlo.

-Necesito olvidarte, George. Y me lo estás haciendo difícil.

-Lo siento.

-Tus disculpas no lograrán nada, necesito que te alejes de mí lo más posible.

-No puedo hacer eso.

-¡Nació! –escuchamos a lo lejos.

Avanzamos en silencio para felicitar al nuevo padre de nuestro grupo de amistad, todo en silencio.

 ¡Cada vez falta menossss! Ay:-(

90 Días. -George Shelley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora