Luego de haber rechazado la bebida que me había invitado Azael, siguió para el normal, y para mi los nervios aumentaba, segundo tras segundo, sentía la tensión en el ambiente, podría decir que se podía cortar hasta con un cuchillo.Toma un trago de su bebida y me observa completa, logrando hacerme sentir un tanto incomoda en mi lugar, trago saliva. Pero no espera que dijera las siguientes palabras.
—Alguien me puedes explicar ¿porque la señorita esta toda lastimada?— por inercia me cubrí mis heridas, cruzando mis brazos, y piernas. Hice una pequeña mueca que intente disimular pero no logre del todo por el roce, ardía otra vez.
— Lo siento tanto Señor, es muy inquieta la señorita. Intento escapar— maldito, espero y no me traigas mas problemas. Mire hacia otro lado para hacerme la distraída.
— Sin excusa, quiero que la dirijan a mi habitación, de inmediato— trague saliva, su voz era mas potente con mas autoridad, la voz le había cambiado, el grandullón que no sabia el nombre, me comenzó a dirigir hacia unas enormes escaleras. Intentó ponerme la mano en la espalda para dirigirme pero no quería que nadie me tocara. Me aleje y asintió caminando detrás de mi en total silencio, solo se escuchaba resonar por todos lados mis tacos.
Llegamos al segundo piso, y realmente me enamoraba cada vez mas de esta casa, era hermosa. Me dirigió hacia una puerta de color marfil muy bonita que estaba al lado izquierdo de la escalera, la abrió para mi.
La habitación era extremadamente gigante, me senté en un sillón, que se encontraba en una esquina, contraria a la de la cama King, y espere que llegara. Mi pierna se movía incesantemente, tanto que me ponía aun mas histérica. Todo era tan perfecto acomodado, tan cada cosa en su lugar que asustaba. Ni quiera el cubrecama blanco tenia una arruga mucho menos una mancha.
Entro el Sr. Azael, cerro la puerta, y comenzó a sacarse su chaqueta azul, y la colgó en un perchero a la entrada. Desabrocho los botones de las manga de su camisa y remango hasta el codo, quito su corbata, y desabrochando el primer botón del cuello entro al baño, se escuchaba como removía algunas cosas, haciéndome sufrir el doble.
¿Porque me hacia sufrir tanto?
— Creo tener todo aquí para poder curarte—hablo mirando un botiquín, esa voz tan varonil, tan sensual, su entrecejo arrugado concentrado en el botiquín se veía tan dulce, tan inocente que por poco olvido que era lo que yo estaba haciendo en esa habitación y porque tenia rota la rodilla, volví al presente.
Tomo mi brazo derecho, y comenzó pasando un algodón, con un liquido que ardía, al principio pero luego cesaba, no había notado mi corte en el brazo, no se en que momento me lo habría hecho.
Me aleje bruscamente cuando toco mi rodilla, eso si que dolía.
— Tranquila, arderá al principio, pero es para que no se te infecte— respire profundamente, esa voz tan masculina, y ¿dulce?, trague saliva y asentí, dejando que tomara de nuevo mi rodilla, y con delicadeza lo hizo.
No podía dejar de verlo, por mas que lo odiara y que por culpa suya estaba donde estaba, pero no podía negarlo, tenerlo tan cerca mio, concentrado limpiando mis heridas, lo hacia sexy e irresistible.
— ¿Soy yo, o me estas comiendo con la mirada?— lo mire directamente a los ojos, levante una ceja, para luego rondar los ojos.
Uff, pero que creído.
—¿No hablas?, todavía no he conocido tu voz — lo miro y agacho la cabeza, no quiero hablar. Creo que aun no me siento del todo preparada para exponerme—Así que es por eso que te dicen "Muda" ¿No?—hace comillas con las manos, y yo asiento la cabeza.

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MUDA (EDITANDO)
Teen FictionAbrí los ojos lentamente, todo me daba vuelta. ¿Dónde estoy? Esa pregunta se repite, una vez tras otra dentro de mi cabeza. La oscuridad me rodea, e intento moverme pero mis manos están atadas en mi espalda. Lo intento, lo juro...