Desde lunes que no lo veía, desde el lunes en que me había dejado con las ganas de más, ya era viernes y me tocaba pelear.
Martes
A medianoche el hombre se levanto y se fue, sin mas, había quedado demasiado aturdido. En la mañana me levante como de costumbre a entrenar, y al estar mas recuperada fue mas duro conmigo, fue mas arduo el trabajo.
Luego lave trasto para mas punto, asi sumar para cuando necesitara algo, nunca se sabia, y al ser una de las ultimas entrar no tenia casi nada de puntos.
Y llegó nuevamente la noche, estaba ansiosa y nerviosa, una mezcla peligrosa. Fue igual que el día anterior, hombres ofreciendo a grandes voces dinero, era impensable, e inhumano, que hombres asi existieran. De seguro hombres con familias esperándolos en casa, pero no ellos preferían la maldad.
Bufé frustrada, nuevamente Azael llegaba tarde y mi turno se acercaba.
Esta vez no había cometido el estúpido error de tomar esa bebida, esta vez cuando nadie me vio la arroje a un masetero, jamas lo volvería a tomar.
Me sobresalte a sentir que tiraban de mi, mire a mi alrededor y aun no lo veía, pero tenia fe, asi mismo había pasado ayer.
— La nueva adquisición ante ustedes señores, véanla— volvió a girarme en mi eje, mientra que los gritos aumentaba, dándome pavor las mirada de deseo.
— 10.000 dolares por la chica— hablo alguien por detrás no dejando hablar al imbécil que tenia a mi lado. Mire en la multitud pero no vi quien fue el que ofreció esa gran suma de dinero, pero algo estaba segura.
No era Azael.
— Que de la cara el que ofreció esa suma de dinero por esta bella chica— animo, y mis ganas de salir corriendo eran enormes.
— Yo— salio de entre la muchedumbre. Mis manos comenzaron a temblar.
Por favor no.
— ¿Alguien dice mas?— miro al gentío, y yo lo imite, pero a la desesperada.— ¿Nadie?— volvió a observar a todos, y nadie movía un músculos, era mucho dinero.—Okey—dijo sin mas—Tú te la llevas, ya sabes el protocolo, pagas y luego vas a la habitación.
Tiraron de mi con fuerza, ya que me resistía, no podía creerlo.
¿Acaso Azael me había fallado?
¿Acaso había llegado mi hora?
Prefería morir en ese instante, antes de que un desconocido, y a la fuerza me quite mi virginidad.
En estos momento deseaba haber bebido ese ingrediente que drogaba.
Al estar en el suelo de mi habitación, tal y como me había dejado el de seguridad, comencé a gemir, por un dolor enorme que sentía en mi pecho, y cada instante sentía que dolía mas.
No era solo el dolor de lo que iba a ocurrir, sino el dolor de sentirme traicionada, abandonada.
¿Ya no podía confiar en los hombres?
Me subí a mi cama, mi cuerpo aún dolían.
La puerta se abrió lentamente, cerré mis puños intentando de una forma liberar mi tensión, y vi el aparecer el rostro de ese hombre, su piel era tersa, alto casi como la puerta, su pelo grisáceo, se notaba que era corpulento, y tenia una mirada fría.
No tenia ni una sola oportunidad con él.
Se quito la campera, sin mediar palabra, para luego colgarla en el respaldo de la silla, la acomodo a la perfección, mientras que yo lloraba, dejando mi alma en cada lagrima, si quiera palabras podían salir de mis labios. Acerco la silla cerca de la cama, para luego sentarse en ella. Levanto la mirada y por primera vez me vio a los ojos, y pude ver una pizca de triste, tristeza por mi.
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MUDA (EDITANDO)
Teen FictionAbrí los ojos lentamente, todo me daba vuelta. ¿Dónde estoy? Esa pregunta se repite, una vez tras otra dentro de mi cabeza. La oscuridad me rodea, e intento moverme pero mis manos están atadas en mi espalda. Lo intento, lo juro...