Capitulo 6

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  — ¿Que se supone que estas haciendo acá grandulon?—  pregunte sonriendo, y el sonrio al igual que yo.

  — El señor Walk— simplemente dijo, y mi boca se abrió sorprendida, ese sujeto se esta metiendo en cada parte de mi vida.

Respire hondo.

  — ¿Comenzamos?—   di unos pequeños golpes con ambos puños, mientras pegaba pequeños saltos, preparándome para pelear.

  — A ver. ¿Que tenemos  por aquí? — hizo el mismo movimiento que el mio.— Primeros vamos a calentar, tirame unos golpes, suaves— advirtió.

  — Me tienes miedo grandulon?— medio sonreí, retándolo.

  — Después vamos a ver si te tengo miedo señorita, pero primero lo primero, a calentar— remarco la ultimas palabras.

  — Como usted mande entrenador—  me reí, y me coloque para atacar. 

Hacia tanto tiempo que no me sentía tan plena, tan radiante, y hasta podría decir que feliz. Me dolía la cara de tanto sonreír, había perdido la costumbre, y eso era triste.

El sudor me recorría por el cuello perdiéndose en mis senos, respiraba agitada, me sentía exhausta, no podía mas, pero aun asi me divertía entrenando, olvidándome de todos mis problemas, y descargando todo, exactamente todo, en cada uno de los golpes.

Pero debía admitir,ahora era mucho mejor, con Jacob alias "el grandulon", era divertido, sus anécdotas, y sus experiencia me estaban ayudando mucho, sabia mas de lo que me podía imaginar.

  — No, mira— me acomodo el brazo y la muñeca izquierda, como el sabia, y si, con ese brazo me costaba mucho para dar ganchos,siempre terminaba recibiendo golpes cuando daba golpes con el izquierdo, probé como me había indicado, y me sorprendió lo bien que me salio, y no era por tirarme flores.— de nuevo, vamos—  se coloco en ataque y lo volví hacer, pero esta vez no me salio tan bien,  volvió a decir que lo intentara de nuevo, y de nuevo, y una vez mas, hasta que me saco hasta el ultimo aliento que habitaba en mi.

  — Le falta mucho señorita— palmeo mi hombro, y comenzó a sacarse  los guantes, y seguido las vendas. A lo que yo imite al instante, ya eran las doce.

  — Como digas grandulon—  tire los guantes y las vendas en el suelo, y comencé a emprender mi viaje a mi habitación, me dolía todo. 

  — Ah no— exclamo, di media vuelta, y lo mire arqueando una ceja, ¿que bicho le había picado?.— Si vas a entrenar conmigo, nunca jamas te quiero ver hacer eso de nuevo—.Fruncí el ceño, no entendía a lo que se refería, y cuando señalo los guantes y vendas tirado en el suelo, me cayo la ficha.

Fui, alce los utensilios, y los lleve a unos estantes, destartalados, pero estantes al fin.

  — Lo siento—  me disculpe avergonzada, tenia toda la razón, yo no era asi, solo lo hacia para fastidiar al anterior entrenador, que era un gilipollas.—costumbres— añadí, intentando dar una explicación de mis actos.

  — Tranquila, nos vemos mañana, y prepárate, trae agua, mucha agua, entrenamos físico—trague saliva, me esperaba unas semanas difíciles.

  — Como ordenes capitán— salude como un marinero, y me acerque a despedirlo chocando puños, a lo que acepto con una sonrisa.

  — ¿Y esto a que se debe?—  se refirió a la despedida. 

  — Sera nuestro siempre—  se me escapo una carcajada, y me miro divertido pero con una mirada confundida.— frases de un libro que me gustaba— explique para que me entendiera, y no quedar como una loca maniática— pero si quieres sera nuestro saludo, y mas que nada para agradecerte por haber liberado tu sabiduría conmigo, y por haberme librado de ese cabeza de pescado, que se hacia llamar mi entrenador— negó con la cabeza riendo. Y me miro, y su mirada desprendía pena, pena por mi.

Carraspee la garganta, un tanto incomoda.

  — Debe agradecerle al Señor Azael— volvió a palmearme la espalda, y me dejo ahí, sola, y muy, muy aturdida. 

***

  — Luego de darme una refrescante ducha, y almorzar en el salón todas juntas, que no perdieron la oportunidad de aturdirme con preguntas e insultos, nos dirigimos con Arlet a nuestra habitación. Ansiosa de que le contara todo lo ocurrido ayer, y ella sabia que no podíamos hablar de eso en el comedor, llegaría a los oídos de Erwin y ahí estaría frita.

  — Mira quien va ahí— me señalo Sharon, la perra de Erwin, tras de ella venia sus dos perritas falderas, Lidsy, y Annie— la que era una santa, la que no se acostaba con nadie por plata, ayer se fue en una limusina. ¿Te gano el dinero perra?— escupió lo ultimo con envidia.

  — Que yo sepa, no me llamo Sharon—  le guiñe un ojo, y pasamos a su lado esquivándolas, dejándola con la sangre hirviendo, como las odiaba, especialmente a Sharon. Con tal de ser tratada como una reina, hacia de todo, y cuando digo de todo, me refiero a de todo.

  — Como las odio— dijo en voz alta Arlet, y es por eso que nos llevamos bien. Le sonreí dándole a entender que estábamos de acuerdo con eso. 


  — Augh— me queje sobando  el brazo, cuando estaba a punto de entrar a nuestra habitación Erwin me acorralo contra la pared, apretándome con fuerza mi brazo derecho, y con una mirada intimidante en el rostro.—me duele —me queje, apenas audible. No hizo ni un ademan de soltarme el brazo que me estaba lastimando.

  — Es rápido, no jodas— me advierto — Mas te vale que hayas satisfecho las necesidades del Señor Walk, sino sabes lo  que pasara contigo—  me estremecí ante sus palabras, lo menos que quería, era volver a ese horrible lugar, ese lugar que atormentaban aun mis noches. Negué con la cabeza.

Me soltó y se fue, asi sin mas.

Trague saliva, y entre velozmente a la habitación seguida por Arlet, y cerro la puerta de un portazo.

— Hijo de puta— grito frustrada, sentándose en su minúscula cama, y yo me senté en la mía.—Lo odio, lo odio con mi vida— siguió escupiendo su odio hacia afuera.

  — Lo se yo igual, ahora cálmate—  le implore, no quería ponerme mas mal de lo que me había puesto. Me mire el brazo, y tenia los dedos marcado de ese gilipollas.

  — Lo siento— se disculpo, ella me entendía mas que nadien. —Ahora cuéntame todo— se acomodo esperando ansiosa. Negué con la cabeza, asi de loca era ella.

  — Bueno, era muy guapo— sonreí al recordar cuando lo vi sin camiseta, Arlet me miro sin entender nada.

  — ¿Como que guapo?—  su cara de confusión me daban ganas de reír.

  — Como lo oíste querida Arlet, el Señor Walk Azael, es muy guapo— le guiñe un ojo.

Y comencé a contarle toda la historia, de mi escapada, hasta hoy cuando me dejo afuera, en su hermoso Lamborghini. Me encantaba ver las reacciones de Arlet, me hacían divertir.

  — No lo puedo creer, maldita perra— sonrio, y atrape la almohada que me revoleó.

 Y ambas nos pusimos a reír, pasando una linda tarde entre amigas, solo nosotras, sin ningún problema, sin ningún Erwin, sin ninguna Sharon.


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ESPERO QUE LES GUSTE EL NUEVO CAPITULO :) COMO VERÁN VAN APARECIENDO NUEVOS PERSONAJES,  NO SE OLVIDEN DE VOTAR, Y COMENTAR... BESOS :*

MUDA (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora