The love falls in raindrops

43 8 0
                                    

- Me alegro que estés bien -dijo Jared mirando la piscina.

-En algún momento hay que superar el pasado, mostrarte fuerte ante el presente y no preocuparte por el futuro -respondió ella.

Pasaron junto a un rosal, Jared cortó una rosa con sus manos para Maggie. Se pinchó y el tallo de la flor se quedó con pequeñas gotas de sangre de él:

-Toma, para ti -dijo colocándosela en el pelo- Hace juego con tu carmín.

Ella sonrió:

-Es preciosa, gracias -dijo ella.

-Pero no tan bella como tú -dijo Jared acariciando el pelo de Maggie.

Maggie volvió a reír, se humedeció los labios y le miró:

-Me encanta el mar -dijo Maggie mirando la piscina- pero el mar de tus ojos -continuó.

Jared se acercó a ella, puso su mano bajo el cabello de su nuca y se arrimó a sus labios, cuando casi ya podía saborear la dulzura de su boca, aparecieron algunos de los invitados de la fiesta. Maggie, rápidamente se apartó y se marchó. Cuando se fue, la rosa cayó de su pelo al agua. Jared se quedó allí parado viendo como la flor iba surcando las aguas.

Entró en la fiesta y dejó su copa de champán en la mesa y se despidió. Abrió la puerta y se fue a su casa.

Jared la siguió, quería saber que había ocurrido. Desde atrás le volvía loco el movimiento de las caderas de Maggie, le seducía hasta con su andar. Un coche comenzó a seguirla:

-¡Eh! ¡guapa! ¡¿te llevamos a algún lado?! -decían con la ventanilla bajada.

Ella los ignoró:

-¡Te estamos hablando! ¡sube al coche, preciosa! -le insistían.

Ella se cabreó y escupió al lado del coche:

-¡Serás zorra! -dijo el piloto.

Pararon el coche y bajaron:

-¿Quieres pelea? ¡eh! ¿quieres pelea, muñeca? yo no tengo problema con pegar a una chica -le dijo el chico.

-Pues adelante, pégame -respondió ella con aires de superioridad.

-Uuuu... siento destrozarte esa preciosa carita -dijo echando el puño hacia atrás.

Cuando le fue a pegar, Maggie paró su puño y lo torció. Le dio un puñetazo a él:

-Vaya... yo tampoco tengo problemas con pegar a un chico -dijo chulita.

Intentaron golpearla pero ella de pequeña había estado estudiando defensa personal y les dio con el tacón en el abdomen, les dio rodillazos en la cara y puñetazos. Increíblemente, ella les venció. Cuando se quedaron en el suelo, Maggie se colocó el vestido, se limpió con el dedo el carmín que se había corrido y sopló un mechón de pelo que había caído:

-Gracias por vuestro último baile.

Seguidamente, continuó su camino. En ese momento, Jared comprendió que estaba bien sin él, se las arreglaba a solas, no necesitaba un guardaespaldas, así que se marchó a su casa.

Maggie comenzó a arrepentirse por haberse marchado y dejar a Jared allí. Se dio la vuelta y corrió de vuelta a la fiesta, lo buscó por la enorme casa, preguntó y habló con todos, pero nadie decía haberlo visto. Desesperada salió a la calle, miró a todas partes y decidió ir hacia la casa de Jared.

Llegó justo a tiempo, Jared estaba en su puerta buscando las llaves. Agotada, se apoyó en la barandilla de las escaleras:

-Te quiero-dijo ella.

Jared la miró:

-Te quiero, significas mucho para mi y no te lo he dicho, fue un error haberte ignorado todo este tiempo, no sé si voy a poder enmendar ese error ni si sentirás tú lo mismo, pero no puedo callármelo más, debo gritarlo al mundo, que el sol se entere desde su hogar ¡Jared Anderson, te quiero! -exclamó Maggie.

Jared bajó poco a poco las escaleras:

-Puede que yo no sea la mejor para ti pero tú para mi eres ideal, eres todo lo que necesito, el amor no ha sido bueno conmigo pero creo que al fin a decidido darme una oportunidad y ha hecho que nos encontremos -continuó ella.

Jared se quedó frente a ella, contemplando su sueño hecho realidad, ese sueño con el que se despertaba cada día. No comprendía como alguien como ella pudiera llegar a querer a un pandillero como él. Eran opuestos, él era la oscuridad que bañaba las calles en la noche y ella era la luz que las iluminaba cuando llegaba el día. Ella era su luz.

Maggie, al ver que él no le respondía, se dio la vuelta cabizbaja:

-Yo te amo -respondió Jared al verla marchar.

Maggie paró y se dio la vuelta:

-Te amo, eres mi razón de continuar adelante, eres el sol que ilumina mi noche -le dijo Jared.

Él se acercó lentamente a ella:

-Me preocupaba que no me quisieras, en la fiesta te veía como la misma Afrodita, atrayendo a todos y pensé ¿qué posibilidades tiene un pandillero con una diosa?

-Lo hacía para llamar tu atención, no la del resto. Esta noche he cambiado por ti, siendo tímida no te fijabas en mi así que me comporté completamente diferente.

-Sí que me fijaba en ti, y no tienes que cambiar, me da igual si eres tímida o lanzada, me gustas y nada de eso lo va a cambiar. Sé como tu eres, que yo te querré de cualquier modo -dijo Jared.

-¿Por qué? ¿por qué te gusto? ¿qué ves bajo esta capa de polvo? -preguntó Maggie señalando todo su cuerpo.

-Yo lo que veo es una capa de oro y bajo ella se encuentran diamantes, diamantes brillantes. Yo lo que veo es una chica hermosa, una chica dulce e inteligente, una chica luchadora, que se enfrenta a los dragones de su vida y continúa en pie. Yo lo que veo es una chica única, una chica especial y valiosa. ¿Qué veo? eso es lo que veo -contestó Jared a unos centímetros de su rostro.

Se miraron a los ojos, él puso su mano bajo el cabello de Maggie y la besó.

El tiempo se paró, la lluvia se paralizó en el aire, los sonidos de fondo se quedaron en el sonido del palpito de sus corazones.



Against loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora