Capítulo uno

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Me despierto y observo con disgusto el desastre que hay a mi alrededor. Levanto la cabeza del teclado y me froto la mejilla. Debí de quedarme dormida encima del teclado del ordenador mientras trabajaba. Miro a la pantalla de mi ordenador y me lo encuentro en el escritorio, así que abro un par de programas y compruebo que todo está correcto. Y efectivamente lo está. Sonrío y me levanto de la silla y voy hacia la cocina entre bostezos.

-Buenos días.

Sonrío y le devuelvo el saludo a Karlota. Karlota es una inteligencia artificial creada por mí, tan solo para no sentirme tan sola. Está muy bien programada para mantener una conversación coherente con alguien.

-¿Qué tal has dormido?

-Un poco mal. Me quedé dormida encima del teclado mientras trabajaba –lleno un vaso de leche y bebo un trago –Este encargo es bastante difícil.

-No deberías esforzarte tanto.

-Lo sé, pero es mi trabajo. De todas formas lo que tengo que hacer ahora no tiene fecha de entrega.

-¿De qué se trata ese trabajo?

A veces me preguntó por qué tuve que creerla tan bien.

-Estoy intentando encontrar quién es ese hacker... Ese hacker que ha mandado a la mierda toda una empresa mundialmente conocida... ¿Cómo lo hizo? Consiguió borrar toda la información de un imperio, Karlota, un maldito imperio –Hago una pausa y cierro los ojos con fuerza mientras me toco las sienes –Dicen que ese hacker trabaja para una empresa muy mala que se dedica a tirar negocios enormes por venganza. El jefe me ha mandado averiguar quién es para poder detenerle, y también para averiguar para quién trabaja.

-Interesante. Deberías ponerte ya con el trabajo.

-Sí... Tienes razón.

Lavo el vaso y lo dejo en la estantería. Vuelvo a mi habitación y me siento ante el ordenador, intentando encontrar algo que me de una pista sobre ese hacker.

Estoy todo el día buscando información pero ni una pista. Ese hacker es muy bueno. No hay ni rastro de él. Cada vez que pasa por un sitio borra cualquier indicio de llegada.

Suena el teléfono, que hace que salga de mi ensoñación y deje de apretar los puños. Miro mi móvil y veo el nombre de mi madre al teléfono, mientras descuelgo con un suspiro.

-Hola mamá.

-¡Dani! ¡Buenos días! ¿Cómo estás? Habrás dormido, ¿no?

Miro el reloj del ordenador y veo que son ya las siete de la mañana. ¿En qué momento he estado toda la noche trabajando?

-Claro, me acabas de despertar, por cierto.

-Oh cariño, lo siento mucho. Sabes que tienes que tener buenos hábitos, tienes que salir más de casa y alimentarte bien, cinco piezas de fruta al día, carbohidratos, proteínas...

En ese momento dejo de escuchar y suelto el móvil y lo pongo en manos libres para seguir trabajando. Vuelvo a entrar por décima vez en una hora en la página de Vans, una de las empresas a las que el Hacker ha hundido a ver si veo algo raro. Leo fugazmente entre las líneas, las direcciones IP... Y de repente veo algo raro, algo diferente a lo demás.

Tras unos números al azar y letras, algo destaca por encima, una palabra.

-Rika... –Susurro.

¿Rika? ¿Quién es Rika? ¿Nuestro Hacker es una chica? No puede ser tan fácil. Bueno, fácil tampoco, porque llevo meses con este encargo sin ningún éxito, y ahora me encuentro este nombre.

Empiezo a teclear e intento analizar el IP para que me diga desde dónde se ha escrito eso, pero como esperaba, no hay rastro. Entonces me doy cuenta de que mi madre sigue hablando, así que le grito una despedida, y un "te llamo mañana", y cuelgo, para empezar a teclear con rapidez.

Miro el reloj. Las nueve de la noche. Los párpados se me cierran y hace un día que no duermo, así que me aseguro de guardar bien todos mis datos y apago el ordenador, la primera vez en meses y me acuesto en mi cama, para dormirme al instante.

Guerra de hackers [Seven Mystic Messenger]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora