Capítulo veinticuatro

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Seven alza una mano y la cuela por los barrotes para tocarme la mejilla. Me la acaricia y yo la toco y le doy un beso. Sonrío y le pido que se aparte para poder romper los barrotes. Tengo que darme prisa. Los guardias podrían entrar en cualquier momento.

-Tú y Saeran bajaréis por las repisas hasta llegar hasta abajo. Unos kilómetros hacia el oeste está Yoosung esperando en un coche, iréis y esperaréis a mi señal. Yo tengo que hacer una cosa, y en cuanto le mande un mensaje a Yoosung, vendréis a por mí por si las cosas se ponen feas -explico, mientras uso el soplete.

-¿Vas a ir tú sola? -pregunta Seven, o Saeyoung.

-Sí. Es peligroso.

Por fin los barrotes ceden y ayudo a Seven a que salga de la prisión. Estamos tres personas en la repisa de la ventana, y apenas cabemos, pero yo me apresuro a colgarme de la repisa de la derecha.

-No vas a ir tú sola -me dice Seven.

-Seven, no me sigas -le advierto, extendiendo las manos, para pararlo.

-Iré contigo -dice, mientras se pone en mi repisa -Y no me llames Seven. Llámame Saeyoung.

-De acuerdo. Supongo que no puedo impedirte que vengas -accedo, para después girarme hacia Saeran -Saeran. Ve hacia el coche al oeste. Y ten cuidado. Dile a Yoosung que me conoces, que estoy bien. Que estamos bien.

Él asiente y empieza a descender por las repisas con agilidad. Le observo unos segundos, y aparto la mirada. No tenemos mucho tiempo. Le hago un gesto a Seven para que me siga y seguimos avanzando por las repisas, sin apenas resbalar, hasta que empezamos a ver ventanas sin barrotes, lo que significa que nos estamos acercando al despacho de mi jefe. Me paro y miro por una ventana para ver el interior. Es un despacho enorme y está vacío, pero me suena de haber estado alguna vez. Entramos por la ventana y enciendo la luz. Le doy su ropa a Seven y me giro para que se la pueda poner.

-Te echaba de menos -reconozco, mirándole a los ojos.

Él sólo se acerca a mí y me besa con fuerza. Me sorprendo un poco, pero pongo mis manos en sus hombros y me pongo de puntillas en cuanto noto que él pone sus manos en mi cintura. A los segundos me separo y apoyo la frente en su hombro, recuperando el aliento. No es el mejor momento. Le sonrío y al instante oímos pasos de fuera. Le agarro del brazo y lo arrastro detrás de la puerta. Se abre y entra mi jefe. La puerta se cierra a sus espaldas y sé que es el momento. Me abalanzo hacia él y le derribo. Le pongo una mano en la boca, para que no grite, y le retuerzo un brazo tras la espalda.

-¡Saeyoung! ¡Coge las esposas de mi mochila! -le grito-susurro a mi acompañante.

Él abre mi mochila y me da unas esposas, que coloco en torno a las muñecas de mi ex jefe. Le tumbo boca arriba y me pongo encima de él, donde le pego un puñetazo en la barbilla, aunque no muy fuerte. No quiero romperme la mano.

-No grites -le advierto, poniéndole un dedo sobre los labios.

Me levanto y él me mira sorprendido. No lo recordaba tan joven. Debe tener en torno a treinta años. Me sacudo las manos y Saeyoung se coloca a mi lado, fulminando a mi jefe con la mirada.

-Jean, no esperaba verte por aquí -me dice.

-No me llamo Jean. Soy Daniela, y estoy harta de ti y de tu mierda. Solo me habéis utilizado para vender a Seven, y básicamente a cientos de hackers inocentes. Ya se acabó. Ha sido suficiente. Eres mala persona, y debería llamar a la policía para que te pudrieses en la cárcel, pero me delataría a mí misma, así que no voy a hacer eso.

Abro mi mochila y al fondo hay el objeto que busco. Saco una pistola y la alzo, apuntando con ella hacia mi jefe. Saeyoung me mira, sorprendido, y el jefe niega con la cabeza repetidas veces.

-Daniela, no puedes matarlo -Saeyoung me coge de los hombros y hace que le mire.

-Es lo que tengo que hacer -digo, con las lágrimas corriendo por mis mejillas.

-No, Daniela, no es necesario. Nadie tiene que morir. No puedes matar a nadie. No puedes. Hazlo por mí. Te lo ruego. No acabes con la vida de nadie, por mucho que se lo merezca. Reacciona. Tú no eres así. Se nos ocurrirá algo, pero matar nunca es una opción. Te necesito, Daniela. No me arrepiento de ello. No te arrepientas tú de lo que vas a hacer.

Saeyoung y yo nos miramos. Miro a mi jefe, que nos mira a los dos. Asiento con la cabeza y me guardo la pistola en el bolsillo. No voy a hacer una locura. Saeyoung me acaricia la mejilla. Me giro hacia el jefe y le pego un puñetazo en la cara, con toda la fuerza que logro reunir, dejándolo inconsciente. Voy hacia el teléfono y llamo a la policía de Nueva York.

-Hola. Estoy en un edificio a unas seis horas de Nueva York al oeste. Es una agencia en la que capturan a los mejores hackers del mundo para traficar con ellos y hacerse millonarios. Acabo de colarme y he dejado inconsciente al jefe. Por favor, tenéis que venir y parar esto. Hay gente inocente aquí.

Cuelgo y miro a Saeyoung que asiente con conformidad. Nos abrazamos y le digo que tenemos que huir, irnos de ese sitio. Él solo niega con la cabeza y dice que no podemos irnos. Le mando un mensaje a Yoosung de que se vaya. Espero que lo haga. Saeyoung y yo nos sentamos en el suelo y esperamos a que venga la policía. Saeran es el hermano de Saeyoung. Le odia. Unas cuatro horas después oímos disparos y pasos. La puerta se abre y entran unos diez policías, que nos apuntan con pistolas. Nos levantamos, y cogidos de la mano, levantamos los brazos. Un policía nos empuja hacia fuera en direcciones diferentes y nuestras manos se separan lentamente.

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QUEDAN DOS CAPÍTULOS AAAAAAA.
Vale me calmo, tengo que pensar en si voy a hacer otra fanfic o continuar esta. Creo que me voy a decantar por la primera opción...
A todos los que comenten, voten y me sigan, les recomendaré en el siguiente capítulo ejhe (las tres cosa, sino no vale)
MUAH 💋

Guerra de hackers [Seven Mystic Messenger]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora