Capítulo 1

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 Pov Lucy

(Junio 2011 - Primera parte)

¡Esto no puede estar pasando! Desde que era una niña me esforcé para salir siempre adelante. Vivíamos en Westport –Irlanda, mi madre y yo. ¡A mi padre nunca le conocí como tal! una noche se fue de casa para nunca más volver, aun no se sus razones, solo sé que nos dejó a mi madre y a mi solas y desamparadas, y a mi madre con un bebé en camino.

Cuando cumplí los 14 años mi madre comenzó a enfermar, tocia sin parar, y le costaba respirar, los médicos le dijeron que tenía algo llamado lupus o algo por el estilo... yo no lo supe hasta que ya fue demasiado tarde. Lo cierto es que la enfermedad la fue consumiendo lentamente y ya no podía ir a trabajar. Nuestros recursos se agotaban lentamente, tuve que salirme de la escuela para ponerme a trabajar.

Por ser menor de edad no se me permitía trabajar, así que no podía conseguir un empleo decente, tuve que suplicar al dueño de una tienda cerca de mi casa para que me dejara trabajar aseando. Éste lo permitió siempre y cuando no me entrometiera en sus asuntos; yo, accedí, puesto que no sabía de lo que hablaba y que estaba muy animada por la oportunidad, ya que de alguna manera debíamos mantenernos mi madre, mi hermana y yo.

Mi hermana Megan era una niña muy dulce e ingenua, le gustaba mucho salir de paseo y aprender cosas desde pequeña, en vez de ser mi madre quien cuidase de ella la situación fue todo lo contrario, ella era mi mano derecha nuestra pequeña familia y ayudaba en lo que podía con la enfermedad de nuestra madre. El estado de Irlanda mandaba unas míseras libras al mes, pero que nos han servido escasamente para mantenernos. A Meg le encantaban los libros, sobre todo los romances de novela, era una niña muy soñadora... pero a decir verdad a mí también me gustaban, era el único escape que teníamos a esa vida miserable. Después de comprar alimentos y las medicinas de mamá, siempre procuraba que me quedaran unos centavos, los que usaba para comprar esas revistas de segunda mano que tanto nos gustaban.

Una tarde de sábado, después de llegar del mercado, vi a una ambulancia que parada frente a nuestro edificio, sentí como mi corazón palpitaba a mil por hora y corrí rápidamente hacia la casa para saber lo que pasaba. Cuando entré, vi a mi madre tirada en el piso, un paramédico la levantaba para subirla a la camilla, se veía blanca como un papel... cuando toque su mano la sentía fría. Meg no paraba de llorar, ella había visto toda la escena.

— ¡Estábamos hablando mi madre! ¡No tenemos más familiares! —Me dice Meg. —Vi un reportaje de varias personas que se reencontraron después de mucho tiempo, ella me dijo que nosotras no teníamos a nadie en el mundo, solo la una a la otra. —Me explico llorando.

—Tranquila Meggy, ¡No pasa, nada! ¡Ya verás que todo saldrá bien y mamá estará de regreso pronto! —Le digo para consolarla, aunque por dentro estaba tan asustada como ella.

Tuve que dejarla en casa mientras yo me iba en la ambulancia con los paramédicos, solo tenía 16 años, pero era alta y parecía de 18, lo que me facilitó la vida para que no hicieran preguntas si estábamos solas o no, eso podía significar que al ser menor de edad nos enviarían lejos una de la otra, y con mi madre enferma no teníamos ninguna posibilidad de estar juntas.

Mi madre le había dicho una gran verdad a Meg. Solo nos teníamos las unas a las otras, no podíamos separarnos. Fue allí cuando me enteré que mi mamá estaba muy enferma y que tenía poco tiempo de vida, no había nada que hacer más que mitigar su dolor, su cáncer se expandía a otras partes de su cuerpo. Ese día llore como loca, grite hasta más no poder al subir a la azotea del hospital, la vida se había ensañado con nosotras de una manera muy cruel. ¡No entendida por qué esto tenía que pasarnos!

Camino a La Felicidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora