Capítulo 28

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POV de Lucy

Llamo a Meg en un intento de que ella me dé una solución para salir de este embrollo, nunca he pedido su consejo pero a fin de cuenta ella es mi hermana y es la única persona que entenderá lo que ocurre. Me voy hacia un lugar apartado de la fiesta.

— ¡Megan! — Le digo al escuchar que toma la llamada.

— ¿Sucede algo, Lucy? —Pregunta. Del otro lado se escucha a Angel preguntar que les pareció el regalo que enviamos.

— Dile que era e regalo perfecto. —Le digo. — Meg, necesito regresar a Portland... —Sale de mi boca inesperadamente.

— ¿Porque? ¿Qué sucede? ...

—Es muy largo de explicar. — Le digo. — En cuanto tenga la oportunidad saldré de aquí. Te lo explicaré cuando vuelva... Adiós, Meg. — cuelgo la llamada sin dejarla decir nada más. En ese momento se exactamente lo que debo hacer.

Había pensado, que esta noche seria maravillosa. La primera noche que pasaría al lado del hombre al quien amo... volteo a verlo con su cámara y él voltea instintivamente para verme, pregunta con voz baja desde lo lejos.

— ¿Todo bien? — Yo asiento con la cabeza pero mis emociones me traicionan en la decisión que acabo de tomar...

— ¡Te Amo! —Le digo también en un susurro. Él sonríe para seguir con las fotos de los niños.

Me dirijo hacia la entrada donde está el coche de José y veo a una mujer hablando con el señor Taylor. Su voz hace que me cuele un frio en toda mi columna y retrocedo para no ser vista.

— Le pido que por favor entregue mi teléfono. Es una verdadera injusticia lo que se está cometiendo con mi persona... — Dice la voz de la mujer.

— Su teléfono se le entregará pronto. Justo cuando se retire, señora. Por ahora siga realizando su trabajo, sabía perfectamente que no podía hacer lo que hizo, hay medidas de seguridad muy estrictas en esta casa y usted como una invitada tiene que respetarlas. — Dice Taylor.

Me acerco para ver su rostro... Lo sabía... ella ha cambiado su aspecto, ya no es tan obesa como solía ser y ahora se ve mejor arreglada que antes. Pero su rostro. Ese rosto lo reconocería en cualquier lugar del planeta. Es la cara que muchas veces me ha atacado en sueños jurando venganza por la muerte de su hijo. ¡Esa mujer no es más que la mismísima madre de Mike!

Mi corazón y mi cuerpo entran en pánico cuando la veo salir por el otro lado del jardín hacia a fiesta. Taylor se acerca a mí y me mira con preocupación.

— ¿Se siente bien, señorita O'Brian? — Pregunta. Ero por alguna razón no puedo contestarle en este momento, siento que no puedo respirar, el me ayuda a calmarme, intentando que camine y respire.

— Gracias. — Le digo cuando consigo un poco de calma.

— ¿Necesita algo, Señorita O'Brian?

— ¡Necesito salir de aquí! —Le digo sin pensar en nada más. Él me observa insistentemente.

— ¿Conoce a esa mujer, señorita O'Brian? — Pregunta sin miramientos.

— De... ¿de qué habla? — Le pregunto. — Yo solo... no me siento bien, necesito salir, irme a mi casa. —Le digo.

— Señorita O'Brian, le diré al señor Rodríguez que se siente mal, así podrán irse.

— ¡No! ... no... no es necesario... solo dígame dónde puedo ubicar un taxi u algo que me lleve a una estación de regreso a Portland...

Camino a La Felicidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora