Capítulo 57

3.9K 474 37
                                    

POV Anastasia.

Es increíble lo que la maldad y la envidian pueden hacer. Nuevamente estoy siendo víctima de acoso por parte de algún hijo de puta. Pensé que Taylor había dado con la persona que me manda estos mensajes y aunque ya he cambiado mi número telefónico un par de veces, no entiendo porque me siguen acosando de esa manera.

— Taylor, ¿Dónde estás?... Olvídalo, no me importa. Estamos en la casa de Bellevue, te necesitamos aquí... ¡No! Ahora. Ana está en casa... ¡Sí! Es urgente, Taylor. — Dice Elliot molesto al teléfono. — ¡Ya viene para acá! — Nos dice a Mia y a mí. — ¿Dónde demonio estará?

— Esta de chofer de Megan y Christian. — Le digo. — Creo que iba rumbo al escala, o algo así.

— ¿Esta en Escala? — Preguntan los hermanos al mismo tiempo.

— Sí. En un apartamento, dos pisos más abajo del ático... Es lo mejor que se nos ocurrió para tenerlo vigilado. — Les respondo.

Sin embargo, en estos momentos lo único que quiero es tomar a mi niño y salir corriendo. No deseo que me hagan más preguntas, ni que me atosiguen con recriminaciones. Mucho de lo que se hizo o se dejó de hacer, ni siquiera fue por mí por decisión mía. Si tan solo supiera la manera de hacerle entender a Christian que no debe esconderse de sí mismo, que tiene una familia que lo ama y yo, a pesar de todo el sufrimiento que he pasado en estos años, también lo amo, siempre lo amaré.

Como me gustaría llegar a donde está y plantarle cara, decirle de todo el sufrimiento que hemos pasado por pensar que había muerto. El dolor de sentirme sola con un niño en mi vientre que crecería sin un padre. La agonía de ver a mi niño en un hospital debatiéndose entre la vida y la muerte, cuando apenas llegaba a este mundo. Son sentimientos que, aunque cuando he aprendido a afrontarlos, siguen guardados dentro de mí. Recordándome quien fui y quien soy ahora.

Ya no soy la chica ingenua de hace tres años y que conoció al hombre de su vida. Ahora soy una mujer, una madre que está dispuesta a luchar y vencer al mundo entero por lograr lo que quiere. Esa soy yo ahora, la mujer que creó Christian Grey.

Me levanto del sofá con mi hijo adormecido en mis brazos, siento como trata de conseguir la calma, aun cuando yo misma no creo encontrarla. Mi pobre angelito no sabe que allá a fuera hay alguien que nos quiere hacer daño. No soy tonta, no es el dinero de Christian ni sus bienes lo que quieren arrebatarme, jamás he tenido intención de quedarme con nada material de él. Todo eso es de los Grey y de Teddy. Lo único que me importa realmente en mi hijo, el hijo de Christian Grey. Estoy segura de que es lo que quieren y sé, que Taylor y los Grey también lo saben.

De repente me llega una revelación, ni los Grey, ni Taylor pueden ayudarme a mantener a mi niño a salvo realmente. Siempre permanecerá esa espada de Damocles en nuestras cabezas, esperando la oportunidad de arrebatarme a mi hijo. El único con la suficiente determinación para acabar de raíz con esta situación es Christian.

Pero, ¿Cómo hago para que entienda que le necesito?, ¿Que comprenda que su hijo y yo lo necesitamos y su familia lo necesita a su lado? Son las preguntas que mi subconsciente me hace una y otra vez mientras camino de un lado para otro en la habitación, arrullando a Teddy.

Después de lo que me pareció una eternidad, salgo de mi ensimismamiento, para ver a Elliot y Mia, mirándome fijamente, asustados.

— ¿Estas bien, Ana? ¿Quieres un té? — Pregunta Mia.

Yo niego con la cabeza, demasiado nerviosa para emitir palabra y demasiado temerosa como para soltar a Teddy ni por un segundo.

A cabo de un rato, Taylor llega y Elliot le cuenta lo ocurrido. Taylor me mira con nervioso, como si me ocultara algo importante.

Camino a La Felicidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora