Libertad

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-¿Clarke, no te darás un baño?- preguntó Lexa mientras mojaba su cabello.
-No, estoy bien así- dije mintiéndole. Las ganas de meterme al agua y estar allí  con ella eran innegables pero por suerte pensaba con la cabeza y no con el corazón, o con el resto del cuerpo.
-Tu te lo pierdes- dijo levantando los hombros y sonriendo. Se volvió a zambullir en el agua del lago mientras yo jugaba con unos pequeños pastos que había arrancado de la tierra. Me preguntaba cuánto tiempo tardaría en enamorarla de nuevo y si no sería más sencillo conseguir la maldita inteligencia artificial. Las palabras de Raven volvían a mí en cada respiración. Tenía claro que ella me apoyaba en mis desiciones, era mi mejor amiga y no quería ponerla en peligro, al fin y al cabo una guerra podría terminar con Lexa y estaba segura que de ser así sería para siempre y eso me congelaba el corazón.
-¡Clarke!- exclamó Lexa haciéndome volver a la realidad. Volteé para verla y ella se encontraba tiritando en la orilla del lago. En ropa interior. Mojada. Esa muchacha sí que parecía que lo hiciera a propósito- Alcánzame mi ropa, por favor- pronunció y me acerqué a ella para dársela. Se quedó algunos minutos al sol para secar su cuerpo. Su piel parecía brillar cuando los rayos de luz chocaban con las pequeñas gotas de agua que  resbalaban sobre su piel morena. La miraba de reojo y hasta podía afirmar que ella hacía lo mismo conmigo. Se colocó finalmente la blusa y creí de una vez por todas comenzar a respirar normalmente. Su cabello mojado y despeinado me enloquecía completamente y me preguntaba qué haría esa noche si la chica le dijera de dormir con ella nuevamente. Ver a Lexa triste era de las peores cosas para mí, prefería sufrir yo en vez de verla llorar a ella. Estaba dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de ver esa hermosa sonrisa en su rostro, cualquier cosa. La quería feliz como lo habíamos sabido a hacer en algunos momentos. En nuestro pequeño tiempo juntas su sonrisa parecía ser la cosa más hermosa del mundo, junto a sus ojos verdes. La muchacha terminó por colocarse el pantalón y parecía satisfecha por haber nadado un buen rato.
-Espero que me vuelvas a traer aquí. Adoro este lugar- dijo contemplando otra vez a su alrededor. Ella era una chica pura y exclusivamente hecha para vivir en la naturaleza. Estaba segura de que podría pasar noches viviendo en el bosque sin sentir temor, solamente apreciando las estrellas o simplemente escuchando los sonidos de los animales. Lexa era así, tan libre que a veces asustaba.
-Claro, cuando tú quieras- le dije y sonreí. Por otro lado tenía claro que todo lo que le había contado todavía no se había terminado de instalar en ella. No era posible que una persona tomara tan bien el hecho de haber matado a cientos de personas, de haber vivido situaciones inmensamente dolorosas y lo único que se le ocurriese fuese nadar en el lago. No, ella no terminaba de procesarlo y me sentía nerviosa por ese momento, sabía que enloquecería y haría mil preguntas que tal vez no estaba lista para responder, pero al fin y al cabo era su vida.
Comenzamos a andar en caballo hacia Arkadia, por más tensión que sintiera al estar sola con Lexa poder escuchar solamente su voz me hacía viajar en el tiempo, a aquellos momentos que jamás creí volver a vivir. La voz de Lexa se iba apagando cada vez más en mi cabeza antes de que ella apareciera de nuevo. Tenía miedo de comenzar a olvidarla así que cada noche pensaba en todo lo que habíamos vivido, pensaba en su rostro junto al mío y así era como terminaba durmiéndome en un mar de lagrimas. Su voz mezclada con el sonido de los árboles al moverse y el movimiento del agua era el regalo más hermoso que jamás me había hecho la vida. Sentía que le debía algo al mundo por volver a traerla junto a mí.
-¿Clarke?-preguntó mientras afirmaba sus manos en mi cintura y hacía estremecer mi cuerpo.
-Si-pronuncié para que siguiera hablando.
-¿Tengo familia?- preguntó y de veras que no imaginé que esa pregunta llegará algún día. Si algo había aprendido de esa muchacha era que era una persona impredecible y cambiante. Podía transformar el momento más hermoso en el más frío, el más feliz en el más oscuro. Incluso podía estar totalmente dolida y demostrar lo contrario, podía estar desmoronándose por dentro pero simplemente responder con una sonrisa.
-No lo sé- dije negando con la cabeza- Nunca me hablaste de tu familia- dije y ahí estaba otra vez metiendo la pata hasta el fondo. Ella asintió pero no muy a gusto con mi respuesta.
-¿Estaba sola?- preguntó.
-Nunca estabas sola, Lexa. Eras la comandante, siempre había gente contigo.
-Sabes que no es a lo que me refiero- dijo y sentí su mirada fija en mí aunque no pudiera mirarla a los ojos. Era cierto, sabía que Lexa no se refería a esa clase de compañía. Las personas que la protegían solo eran simples guardias que para ella tal vez no significaban nada. El día que clavó su espada en el pecho de Gustus lo comprendí. Nadie era importante para Lexa, no si ella no lo quería. Luego recordé a Titus, él parecía ser la persona más cercana a ella, había sido su maestro pero también se encontraba sin vida para ese entonces. Pensé en nombrarle a Costia pero no quería arriesgarme a que la recordase a ella y no a mí, por más egoísta que sonara, al fin y al cabo ella también estaba muerta ¿Como decirle que todas las personas que la amaban y apreciaban estaban muertas?
Espera, Clarke. Tú no estás muerta. Tú amas a Lexa y debes decirle que ella no estaba sola, ella te tenía a ti. Las palabras en mi cabeza me confundían tanto que sentía la necesidad de golpearme contra algo, luego recordé que ella seguía aguardando una respuesta así que traté de hurgar en mis pensamientos y decir algo coherente.
-No lo estabas, mucha gente te apreciaba- dije.
-Supongo que ser comandante genera muchos enemigos- hizo una pausa y quedó pensativa- ¿Qué ocurre si saben de mi regreso?- preguntó y al parecer la ficha de todo lo que le acababa de contar estaba finalmente cayendo. La muchacha ingresó en un ciclo nervioso hasta el punto de sentir su cuerpo temblar junto al mío. Detuve el caballo para ver qué sucedía con ella y al voltear mi rostro contemplé a Lexa que parecía haber visto un fantasma. Se bajó del caballo como pudo y se sentó apoyando su espalda contra el tronco de un árbol. Me apresuré en bajarme pues sabía que ese momento podía transformarse en una crisis.
-Si ellos descubren que volví...¿qué sucederá Clarke?- preguntó mientras el terror parecía apoderarse de sus expresiones. La realidad era que no tenía una respuesta consiza para ella. No lo sabía. Nada de lo que había ocurrido con Lexa sonaba lógico. Lo más probable era que su gente creyera que los había traicionado con su falsa muerte, lo que seguramente terminaría con ella siendo castigada por traición. Un corte en el cuerpo de cada persona que se sintiera traicionada podría equivaler a más de doscientos. No podía ver a Lexa sufrir esas consecuencias.
-Lo que sucedió contigo, Lexa...- hice una pausa- Ellos jamás lo comprenderían, yo aún no lo hago- dije tratando de decirle la verdad.
-No me lo perdonarán- dijo negando- ¿Acabarán conmigo, cierto?- preguntó y tomé su mano para calmarla.
-No sucederá nada contigo, te lo prometo- fue en ese instante donde creí que debíamos ir en busca de la inteligencia artificial. Descubrirían que Lexa estaba de nuevo, lo harían en cualquier momento y no quería ni pensar lo que sucedería con ella. Tal vez la I.A sirviera para algo más que solo sus recuerdos. Estaba decidida.
- Solo debemos encontrar la inteligencia artificial- dije dándome la vuelta para volver al caballo pero me tomó del brazo para detenerme.
-No pondrás en riesgo a tu gente para protegerme, Clarke- dijo irritada.
-Tu eres mi gente- dije elevando la voz a la par de ella.
-No puedes iniciar una guerra solo por mi, acabarán con todo- dijo enfadada.
-Estoy dispuesta a hacerlo-dije dándome la vuelta otra vez
-¡Clarke!- exclamó ella furiosa. Volví a mirarla. Todas sus acciones me hacían recordar a cuando ella era comandante. Era innato. Estaba en ella.
-¿Qué?-dije.
-No dejaré que lo hagas- pronunció.
-No puedes negármelo
-No puedes obligarme a colocar eso en mi cuerpo.
-Oh sí que lo harás- dije apuntándola con el dedo y acercándome a ella.
-¿Por qué mierda quieres ese objeto Clarke? Te estoy pidiendo que no lo hagas ¿por qué sigues insistiendo.
-Porque estoy harta, Lexa. Estoy harta de que no te acuerdes de mi. Hago lo imposible para no pensar pero estás en mi cabeza todo el tiempo...
-Clarke...- pronunció tratando de que me detuviera pero la ira era tan grande que no podía dejar que las palabras se detuvieran.
-Te perdí una vez, ahora estás aquí y quiero besarte quiero decirte cuánto te extrañé y no puedo porque tú ya no estás. Esa maldita inteligencia artificial es lo único que me devolverá a Lexa ¿entiendes?- el silencio se apoderó del lugar y finalmente allí fui consciente de todo lo que había acabado de decir. Bajé la cabeza totalmente avergonzada. No me podía permitir mirarla, no luego de todo lo que acababa de decirle.
-Lo siento, Clarke- dijo suavemente. Su tono había descendido unos cuantos niveles y hasta sonaba arrepentida. Negué con la cabeza y me subí al caballo. No quería hablar más.

Sil
Clarke le dijo todo a Lexa
¿Que creen que sucederá con estas dos chicas?

AND WE MEET AGAIN - CLEXA (Lexa y Clarke) EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora