Castigo

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Crucé la puerta de Arkadia y allí estaba ella. Como aquella vez. Aún podía recordar su tono de voz cuando nos advirtió que sucedería si no le entregábamos la inteligencia artificial. Mi piel erizada quería evaporarse. Yo por mi parte querir cerrar los ojos y por lo menos vivir tranquila el resto de mi vida ¿Por qué todo tenía que ser tan difícil? La reina de la nación del fuego me fulminó con la mirada e hizo que las puertas de Arkadia se abrieran amenazando a nuestros hombres. Quedé frente a ella como si yo fuese la que lideraba ente nosotros. Mi madre debería de haber llevado a cabo las decisiones pero lamentablemente habían cosas que estaban fuera de su alcance. Ella debió entender que fui yo la que estuvo  sobreviviendo en esa tierra, sufriendo y matando, mucho antes que ella. A veces sentía rencor, sabia que era malo, pero  se me hacía  difícil olvidar que ellos fueron los que nos habían mandado allí. De todas formas mi mente siempre trataba de encontrar lo positivo y por el momento lo único era Lexa, haberla encontrado fue lo que le dio sentido a tanto sufrimiento.
-¿Dónde está?- pronunció Miska haciéndome tambalear por un momento. Debía ser firme por Lexa, no dejaría que nada malo le sucediese, ya no.
-No sé a qué te refieres- dije sin apartar la mirada de la suya y sin apenas moverme.
-La comandante deberá ser entregada para cumplir su castigo- hizo una pausa y aproveché para tragar saliva- Solo de esa forma pagará por su traición. Tienen tres días para llevarla a la nación de fuego. De lo contrario la guerra será declarada.- tragué saliva nuevamente y me quedé observando cómo se retiraban y se iban mezclando con los tantos árboles que rodeaban a lo que podíamos llamar nuestro hogar. Sentí una mano en el hombro así que volteé para comprobar de quién era. Mi madre me regaló una pequeña sonrisa, de aquellas que indicaban que todo ibs a estar bien. Mi madre se había enterado de mi relación con Lexa luego de que ella muriese. Estuvo conmigo en los malos momentos, cuando las lágrimas parecían ahogarme, tal vez tratando de compensar todo lo que había ocurrido en el Arka.
Ingresé al establecimiento en busca de Lexa. Quería saber cómo se encontraba después de que casi saliera de la habitación dejándola completamente sola. Abrí la puerta de mi cuarto pero ambas camas estaban vacías. A unos metros la puerta del baño que había allí estaba cerrada así que me acerqué para golpear.
-¿Lexa?- pregunté ni bien me encontré al lado de la puerta. No respondió, sin embargo sentí cierto movimiento dentro así que supuse que de verás se encontraba allí. -Lexa, sé que estás dentro- dije golpeando la puerta. El pestillo bajó y ella salió de allí directo a mi. Sus brazos me rodearon como si ella llevará esperando ese acto por mucho tiempo. Caí derrotada ante ella y mis brazos se juntaron en su espalda. Su boca en mi cuello lograba estremecer cada parte de mí y solamente pensaba en recorrer sus labios como la última vez hacia tanto tiempo. Pude notar que las lágrimas recorrían su rostro cuando tuvo que tomar aire para poder tranquilizarse. La aparté de mi delicadamente para observar su hermoso rostro. Sus ojos verdes recorrían cada parte de mi como si de verdad quisiera acercarse aún más. Aunque las lágrimas abundaban en ella la belleza de esa mujer era algo difícil de creer. La amaba, tanto que dolía.
-Quieren venganza, Clarke.- dijo derrotada.
-No- la interrumpí- Nada ocurrirá contigo.
-La escuché, me quiere en tres días o sino estarán en guerra contra su nación. No puedo permitir que eso pase.
-No ocurrirá, encontraremos otra solución- dije negando con la cabeza.
-Clarke, soy culpable. Debo pagar.- dijo alterada dispuesta a quebrarse en llanto nuevamente.
-No eres la única que ha hecho algo malo en el pasado, Lexa. Lo que sucedió con tu regreso no tiene explicación. No dejaré que te maten por algo que ni tú misma entiendes.
-Clarke...-me suplicó.
-Lloré por ti hasta la noche antes de volverte a ver. No estoy dispuesta a perderte de nuevo, Lexa. No lo permitiré.- Ella bajó la cabeza mientras la culpa la agobiaba por dentro. Llevé mi mano hasta su mejilla y detuve con mi pulgar las tantas lágrimas que resbalaban por ella. Arreglé su cabello que tapaba su delicado rostro y me la quedé contemplando. Por primera vez desde que había vuelto me había detenido verdaderamente a observar lo que había perdido y vuelto a recuperar. Extrañaba tanto su aroma que volverlo a sentir tan cerca me daba ganas de dormir junto a ella por una eternidad. Lexa levantó su mirada y sus ojos paradisíacos se encontraron con los míos. Podía quedármela observando por largo rato y al parecer ella no encontraba problema en ello. Su mano rozó con la mía y una inexplicable electricidad recorrió todo mi cuerpo. Al principio supuse que había sido accidental pero ella volvió a acercar su mano y la entrelazó con la mía. Le sonreí suavemente y ella hizo lo mismo haciendo que sus ojos se iluminaran por al menos un segundo. La solté y creyó que algo iba mal. Pero la realidad era otra. Quería soltarla para acércame a ella y colocar esa mano en su cabello castaño. Quería besarla y esta vez no iba a poder aguantarme. Coloqué de nuevo mi mano en su mejilla y le hice una leve caricia. Ella entrecerró los ojos para poder sentir nuestro contacto. Me acerqué quedando solamente a escasos centímetros de distancia. Ella seguía allí inmóvil lo que me daba la señal de que no se sentía incómoda. Su respiración se juntó con la mía y pude sentir como mis piernas temblaron. Lo que Lexa provocaba en mi era increíble, imposible de describir con palabras. Llevé la mano que estaba en su mejilla hasta cuello y por fin mis labios se encontraron con los suyos. Al principio me sentí tensa pues no sabía si ella quería lo mismo que yo pero al instante sus manos se afirmaron en mi cintura mientras respondía a mi beso. Hacia tanto tiempo que no me sentía tan plena que todo parecía asemejarse a un sueño. Su labios recorrieron cada parte de mi boca como si no existiera un mañana. Mi lengua se encontró con la suya y ella simplemente se dejó caer en la cama. Sabía que de seguir así mi cuerpo no podría detenerse así que bajé la intensidad de los besos hasta que se fueron tornando suaves y delicados otra vez. Me separé de ella para tomar aire y me sonrió.
-Te estaba esperando- dije sin más y volví a besarla.

Sil
Perdonen la tardanza! Espero que les guste. ¿Qué creen que sucederá con Lexa?

AND WE MEET AGAIN - CLEXA (Lexa y Clarke) EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora