Asesina

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Lexa

"Es como si en un instante te arrebataran todo. Como si todo lo que deseaste en algún momento se hiciera invisible e inalcanzable. Como si aquellas caricias que tanto anhelaste se evaporarán en el aire y dejaran un destrozo en tu corazón imposible de sanar. La angustia recorre tu cuerpo como digno veneno. Te aniquila por dentro y sin embargo no emites emoción alguna. Sos de piedra y aunque la utilices para esconderte del mundo odias ser así. Odias no tener el control de las cosas y por sobre todo odias perder todo aquello con lo que habías soñado. No la odias a ella por haberse ido ni la odias por decirte la verdad. Te odias a ti mismo por haberte enamorado tan rápido de algo que ni siquiera sabias si era real. Caes una dos y tres veces pero nada te detiene. No sabes frenar y por eso chocas constantemente. Eres tú el problema y lo sabes. Te enamoras fácilmente de las cosas intangibles, de lo distante y de lo imaginario. Imaginaste mil veces su boca sobre la tuya, sus caricias en tus brazos o su piel rozando con tu cuerpo. Sin embargo nada de eso era real y ahora qué hay un "no" sobre la mesa sientes tanto el vacío que todo se vuelve monótono, como si todo hubiese sido en vano. Te volviste oscuridad, te volviste lobo y todo porque no supiste detenerte. No sabes poner los pies sobre la tierra, vives volando y lo que no sabes es que en algún momento tendrás que bajar. Todo lo que sube baja y en este momento sientes que no puedes bajar más"

Cerré el libro viejo de tapa dura y me quedé observando las afueras de Arkadia. Hacía aproximadamente dos semanas que de eso constaba mi rutina. Me sentía indiferente conmigo misma y con los que me rodeaban, vacía, tal como el personaje de la novela dramática que hacía mis días un poco más llevaderos.  Tal vez piensen que luego de la batalla en la nación del fuego todo volvió a ser color de rosas, si es que en algún momento llegó a serlo, pero la realidad es que no, más bien todo se volvió bastante negro, bastante oscuro. Yo me sentía diferente, y si, en parte lo era, estaba acostumbrándome a vivir con lo que en verdad era, Lexa, comandante, luchadora y finalmente asesina. Recordaba a cada persona que había muerto frente a mi y por mi, a cada una de ellas, y aunque en esos momentos tal vez parecía ser la mejor opción o la única solución que le encontraba a mis batallas, pagar la sangre con sangre, todo me resultaba aterrador ahora. Perder la memoria, regresar de la muerte había logrado cambiar algo dentro de mi, algo que aún no lograba definir completamente y tal vez por eso me sentía tan vacía. 

De todas formas mi indiferencia hacia el mundo y hacia mi misma no era solo por descubrir y ser consciente de la cantidad de vidas que había tomado, sino porque desde aquel día mi relación con Clarke se había desplomado totalmente. Las heridas que ella había sufrido en la nación del fuego habían sido letales, aún me preguntaba como había hecho para sobrevivir a tales hemorragias o como al rescatarla fue capaz de mirarme a los ojos y decirme que me amaba. Tomaba la culpa de ese día, sabía que ella había ido por mi, cada herida en su cuerpo la sentía yo en mi corazón y me atormentaba cada lágrima que había derramado en la sala de operaciones. Pasé junto a ella dos semanas, a su lado, sin obtener respuesta, tampoco la esperaba. Su rostro carente de sentimientos, carente de emociones me demostraba más de lo que las palabras podían expresar. Me sentía parte de su oscuridad, me sentía culpable y sabía que lo era. Clarke no me dirigía la palabra y luego de aquel contacto visual jamás volvió a hacerlo. La luz de la sala de cuidados impactaba directamente en sus ojos azules cristalinos que se mantenían fijos en el cuadro que colgaba vagamente de la pared. Se pasaba las horas observando aquel cuadro y yo mirándola a ella, tratando de descubrir si en realidad estaba mirando el cuadro para poder ahogarse en aquel paisaje o si en realidad lo veía para evitarme a mi. Dejé de ir luego de que sus heridas sanaron, dejé de sentarme a su lado y dejé de respirar el mismo aire que ella. Sentía que mi presencia la inquietaba y la ponía nerviosa. Observaba como su pecho bajaba y subía más rápido de lo normal cuando alguna palabra se escapaba entre mis labios. Así que un día me levanté decidida y en vez de ingresar a la sala de cuidados seguí mi rumbo hasta el primer árbol que daba comienzo al bosque, allí me senté y con aquel bendito libro traté de sentirme menos culpable, menos asesina.

Esa tarde era diferente a las anteriores, había cierto movimiento en Arkadia que me mantenía alerta, si bien el peligro no había cesado completamente era  si adecuado decir que estábamos más tranquilos, más de lo que solíamos. Levanté mi vista del libro cerrado y observé a lo lejos como la rubia melena de Clarke atravesaba la puerta de la nave caída. Era el primer día que cruzaba esa puerta y su rostro lo demostraba. Podía notar como caminaba con dificultad probablemente aún sintiendo los tirones de las heridas en su estómago. Sentía dolor por ella, dentro de mi. Un ruido a mi lado me quitó de mis pensamientos. El rostro de Lincoln me sonrió y yo hice lo mismo.

-¿Otra vez aquí?-preguntó.

-Sabes que es lo único que puedo hacer-exclamé dándole unos golpecitos al libro.

-Lo que sé es que ésta Lexa es completamente diferente a la que yo recuerdo-pronunció.

-¿Eso es malo?

-No, es solo que parece que has dejado las ganas de vivir en la nación del fuego.

-Recuerdas que fui para eso ¿verdad? para dejar de vivir.

-Lexa, tu idea de morir fue totalmente estúpida desde el primer momento, sabes bien que tu muerte no solucionaría nada.

-Lo haría para Clarke

-Luego de todo lo que sucedió ¿aún crees que tu muerte podría sacar algo positivo en Clarke?

-No lo sé, mírala nada más-dije observándola desde lejos- Está así por mi culpa- Lincoln asintió y colocó una mano en mi hombro.

-Es verdad, Lexa. Clarke está así porque un día tu decidiste morir por ella ¿ves que por más que parezca ser la mejor salida a veces no lo es? Allí tienes tu resultado- Las palabras de Lincoln eran duras y podía sentir como retumbaban en cada parte de mi cuerpo pero en ellas no escaseaba la verdad, eran duras pero reales.

-Estaré bien-dije.

-Lo estarás si vuelves a hablar con ella-exclamó.

-Estuve a su lado durante dos semanas, jamás me miró a los ojos, no quiere verme.

-Todos necesitamos tiempo para asimilar las cosas, Lexa. Octavia recién comienza a entenderme.

-Pero tu no has hecho nada malo-dije negando con la cabeza.

-Lo sé, y ella también lo sabe, es solo que a veces necesitamos pensar y tomar consciencia de lo que sucede a nuestro alrededor. Acércate a ella y trata de mejorar las cosas- asentí y él sonrió adentrándose en el bosque. En cambio yo volví a fijar la vista en Clarke y por un segundo sentí como ella conectaba sus ojos con los míos, por un segundo.



Volví y seguramente algunos me deben estar odiando, la realidad es que estuve pasando por algunos momentos un poco complicados y la inspiración ni se asomaba. Hacía aproximadamente dos o tres meses que no me sentaba a escribir asi que perdonen si el capítulo quedó confuso o mal escrito. Gracias a todos los que leen y comenten que creen que sucederá con estas dos chicas!

Besos, Sil. ♥

AND WE MEET AGAIN - CLEXA (Lexa y Clarke) EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora