Clarke
Si en algún momento me hubieran dicho que jamás lograría vivir en la tierra tal vez no me hubiera tomado el trabajo de pensar una buena solución para cada problema que se nos presentase. Desde el día que apoyé mis pies en la tierra nada se había asemejado a la vida. Todo lo que hacíamos era sobrevivir y era realmente agotador. Me odiaba a mi misma por siempre querer encontrar una solución a todo, porque de alguna forma u otra creía que esa sería nuestra última prueba y finalmente podríamos dejar de sobrevivir para empezar a vivir lo que nos esperaba allí. Pero para mi desgracia eso jamás sucedía. Me sentía en una cadena de sucesos imposible de parar, comenzaba a creer que eran infinitos, eternos y duraderos. Mi cuerpo sentía el dolor de cada batalla. Las heridas en vez de cerrarse parecían abrirse más y mi corazón cada vez sentía más dolor. Me estaba acostumbrando a vivir así y odiaba esa sensación. Odiaba pensar que por algo sucedían las cosas. Odiaba creer que la gente que moría a mi alrededor era resultado de su evidente destino. Odiaba comenzar a creer que no tenía la solución y que todo solamente se resolvería por arte de magia.
Me encontraba en la incertidumbre nuevamente. Ante una nueva batalla. Pero era diferente a las demás. O por lo menos a las últimas. En esta si me importaba ganar. Sin embargo no me podía encontrar en peor situación. Me habían amarrado a uno de los troncos que estaban clavados en la tierra. A mi lado Lexa se encontraba en la misma posición pero inconsciente después de tantos golpes que le habían dado. Me sentía perdida y hasta llegué a rendirme unas cuantas veces. Verla en ese estado me provocaba un dolor en el pecho inmenso y no tener el control de la situación me hacía sentir aún peor.
El plan no había resultado a la perfección. O tal vez fue mi culpa, tal vez no debí besarla en aquel momento, tal vez no tuve que dejarme llevar por mis estúpidas emociones y comenzar a llorar ni bien la vi. No debí detenerme y es por eso que estábamos allí. Probablemente por mi culpa.
El amor es debilidad, Clarke. Aquella odiosa frase de la que parecimos olvidarnos completamente. La amaba y sabía cuales eran las consecuencias pero jamás me importó, no hasta ese momento, no hasta verla colgada esperando su muerte, no hasta verla llorar, no hasta sentir ese odioso dolor en el pecho, el mismo que había sentido la primera vez que la perdí. El amor era debilidad pero no me arrepentía, porque la mujer que tenía al lado había sido la única capaz de hacerme sentir viva en un mundo donde parecía imposible.
Indra apareció entre la multitud y al ver al Lexa en ese estado su expresión cambió totalmente. Ella era leal a su tribu pero la relación que había llevado con Lexa era especial. Era su comandante y se habían vuelto de extrema confianza. Pero Indra era dura, sus sentimientos no le impedían actuar a favor de la ley aunque estuviera totalmente en desacuerdo. Yo sabía que ella no resolvería nada y se quedaría mirando mientras la tortura comenzaba. La quería pero también sabía como era y no me daba esperanzas, ninguna para ser sincera.
Lincoln había desaparecido, rezaba para que hubiese encontrado a Bellamy y generaran algún tipo de caos para poder salir de allí. Sin embargo el lugar estaba lleno de terrestres y para colmo también ciudadanos de la nación del fuego, todos en busca de venganza. Las posibilidades de sobrevivir eran mínimas y comenzaba a ganar mi lado pesimista. Estaba empezando a despedirme de mis oportunidades y a dar gracias de haber llegado hasta allí.
Después de mucho tiempo sentí miedo, estaba terriblemente asustada, por mi y por Lexa. Sabía que comenzarían conmigo, harían que ella me viera sufrir para luego encargarse de su cuerpo. No quería verla llorar, no quería verla lastimada y dolida pero al fin y al cabo al parecer de eso se trataba todo, de lastimar para luego sanar, si era posible.
Me la quedé observando en silencio mientras las lágrimas parecían haberse acabado, la abrazaba mentalmente y besaba sus suaves labios una y otra vez. Su cabello castaño le tapaba la mitad del rostro y su cuerpo caído parecía comenzar a sentir dolor por su evidente peso. Estábamos a casi cuatro metros de altura, la gente pasaba a nuestro lado y nos miraba con cara de satisfacción como si en realidad hubiéramos cometido un hecho terrible. La esperanza se iba evaporando junto a mi optimismo.
-Clarke-sentí su débil voz y volteé para verla. Confundida trataba de visualizar lo que podía y comprendió todo en escasos segundos.
-Lexa- traté de exclamar para que se tranquilizara ya que su pecho comenzaba a subir y bajar rápidamente.
-Tu. No puede ser, no.-dijo desesperada al ver que me encontraba amarrada al igual que ella, sabía que mi destino iba ser igual que el suyo.
-Descuida, todo va a estar bien- le dije pero una lágrima se escapó quitándole el sentido a esa frase.
-No deberías estar aquí, no quería esto, Clarke-dijo quebrada en llanto y tratando de soltarse pero era en vano.
-Lexa, calma, estamos juntas- pronuncié.
Ella suspiró y simplemente se ahogó en sus palabras. Estaba inmensamente dolida y lo podía notar en sus ojos verdes llenos de rencor y arrepentimiento. Quería abrazarla, quería decirle que todo estaría bien. Estaba tan cerca pero tan lejos que dolía.
Un sonido me estremeció por completo. La gente comenzó a acercarse y Miska se posicionó delante de nosotras. Estaba comenzando. El comienzo del fin.
-Hoy tendrán su venganza, cada uno de ustedes podrá hacérselo sentir- exclamó la comandante dirigiéndose a su pueblo.- Hoy pagarán por su traición y por entrometerse en nuestra ciudad. Nuestro legado no será perjudicado. Hoy pagarán por los que murieron, por los vivos y por los que vendrán. La sangre se paga con sangre. Jus drein jus daun.
-Jus drein jus daun- el pueblo se unía.
-Jus drein jus daun- exclamaban llenos de euforia.
Unos hombres se acercaron y comenzaron a bajarnos en altura. Quedamos otra vez a centímetros del suelo y de verdad que en ese momento prefería encontrarme a la altura de hacía unos segundos. La comandante entregó el cuchillo a Indra y esta lo aceptó sin problema.
-Comenzaremos por ella-dijo Miska señalándome. Observé como las lágrimas abundaban en Lexa.
-Lo siento mucho- exclamó ella y mi corazón se quebró aún más de lo que yo creía posible.
El dolor se apoderó de mi cuando Indra realizó el primer corte. Sus ojos estaban fijos en los míos probándome que ella no era débil. Respiré hondo tratando de no sentir nada pero me era imposible. La sangre comenzaba a bajar por mi abdomen y creía que jamás se detendría. El segundo corte fue en mi brazo haciéndome gritar del dolor. Lexa evitaba mirarme y hasta podía sentir que su sufrimiento era mayor que el mio. Cuatro cortes en mi cuerpo y creía ya estar muriéndome. Las energías comenzaban a disminuir y solamente rezaba con dormirme y no despertar hasta que todo estuviese terminado. El siguiente corte fue otra vez en mi abdomen ya sentido. Las lágrimas habían dejado de caer mientras mi cabeza se encontraba gacha. La sangre comenzaba a cubrir la tierra bajo mis pies y el miedo apareció de nuevo. Estaba muriendo, estaba desangrándome. Dejé de ser consciente de donde estaba cuando el décimo corte llegó a mi. Cerré los ojos y simplemente viajé a otro lugar. El dolor seguía en mi, apenas podía respirar, estaba aniquilándome. Sabía que no me quedaba mucho, podía sentir que me estaba desprendiendo de lo que en algún momento fui. Sin embargo cuando creí haber dejado todo una explosión me llevó de nuevo a la realidad haciéndome abrir los ojos. El fuego estaba por todos lados. Observé a Lexa que miraba sin entender. Lincoln apareció entre la multitud y me quitó la cuerda que me impedía moverme. Caí sobre él sin poder caminar. Raven se encargó de desatar a Lexa y para cuando quise acordar su rostro estaba pegado al mío.
-Estarás bien, te lo prometo. Todo estará bien, Clarke. Estoy contigo- su hermosa voz me hizo sonreír internamente, haciéndome caer en un sueño profundo. Estoy contigo.
Sil
Claramente habrá un flashback en el capítulo siguiente. Espero que les haya gustado!
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AND WE MEET AGAIN - CLEXA (Lexa y Clarke) Español
FanfictionCreyeron jamás volverse a ver pero la frase que las unía era aún más fuerte de lo que ellas creían. "Que nos volvamos a encontrar"