Capítulo 12

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Multimedia: Ashley

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-¿Por qué querría hablar contigo de nada?- dijo Lucas con total desprecio.

-Muy simple. Porque quieres seguir con vida.

-Viendo donde me encuentro va a ser algo difícil, ¿no crees?

El joven frente a él tenía el peor de los aspectos, pero parecía milagrosamente en buen estado, algo imposible. Lo que significaba que no sería fácil de matar contando con su biología. El muchacho no tardaría en sentir una especie de sed de sangre que le obligaría a tomar la decisión de su vida, una muy difícil a pesar de lo que sabía que sentía por su hija, y ella por él.

-Estoy de tu parte, Lucas, quiero ayudarte, pero voy a serte sincero. Solo has conocido la parte amable de Dmitri.

-Si quieres ayudarme, podrías empezar aclarándome que pintamos mi familia y yo en todo esto.

Alexei se lo contó todo sin dudar ni un solo instante. Quienes eran cada uno de ellos y cuál era su propósito en aquel lugar, pero, sobre todo, lo que le pasaba con Katerina y lo que le pasaba a ella.

-¿Está muerta?- preguntó Lucas rezando para que no fuera verdad.

-No. Solamente está en una especie de coma. Recuperándose.

-¿Qué ha hecho para estar así?

-Buscarte desesperadamente.

Lucas se dejó caer en la diminuta cama que había en la estancia para procesar la nueva información.

-Lucas, el hecho de que ella sea lo que es, no significa que no tenga la capacidad de amar. La he visto enamorarse hasta el alma y después llorar por ese amor perdido.

-¿Dmitri?

Alexei asintió, deseando que las cosas no fueran así.

-¿No sería mejor así?

-En absoluto. Conozco a mi hija y sus ojos brillan cuando te nombra o cuando te ve, igual que tu corazón late más fuerte por lo mismo.

Lucas se tocó el pecho como si así consiguiera reducir la velocidad del órgano.

-¿Amas a Katerina?

Los ojos azules del chico lo miraron con total sinceridad.

-Quiero odiarla por todo lo que me ha ocultado, pero luego me doy cuenta de que soy incapaz de hacerlo.

-¿Le habrías creído?

-No.

-Entonces no la culpes. Quería protegerte. Cuanto menos supieras mejor.

-Ya veo. Y yo soy... ¿Qué dijiste que era? Un dampiro. ¿Por qué no me matas?

-Esa ley se creó por un deseo personal de venganza. Uno como tú mató a mi esposa cuando aún era mortal.

-¿Por qué no eliminaste esa ley cuando nació tu hija?

-Si hubiese dictado una ley por cada problema personal que hubiese tenido, no habría sido rey tanto tiempo. No fue fácil para mí enviar lejos a la madre de Katerina y a un bebé de unos pocos meses, pero no habrían perdido tiempo buscando en la casa de un campesino cualquiera. Me perdí toda la vida mortal de mi hija y la primera vez que pude hablar con ella ya había sido Convertida. Una chica que no sabía que el hombre que tenía frente a ella era su propio padre.

Peligroso Reencuentro (Eternidad Solitaria #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora