Katerina ya se había acostumbrado a los pequeños ruidos que salían de la habitación de Lucas cada cierto número de días desde que tuvo la charla con Ashley. No había sido fácil ya que Lucas se negaba a alimentar a nadie, pero al parecer había cambiado de idea cuando dijo que Ashley "lo hacía bien y que no importaba si así conseguía ayudar". Mejor así. Un problema menos. El hambre de un vampiro joven bajo control. Pero por otro lado había una cosa que Katerina si tuvo que prohibirle a Ashley y era que bajo ningún concepto le diera sangre de vampiro para curar las heridas. No podía lidiar todavía con la parte dampiro de Lucas.
Tenía que soportar todo aquello. Ella lo había permitido, al menos hasta que llegara más alimento a la casa y así podrían prescindir de la sangre de Lucas y dejar de oír ese ruido de absorción al otro lado de la puerta que la estaba matando por dentro. Se lo merecía, sufrir de esa manera por todo lo que había hecho y la guerra que había declarado. Tenía que luchar para no tirar esa puerta abajo y separar a aquellos dos.
Que la comida llegara rápido, por el bien de todos.
-¿Rina?
La suave voz infantil vino desde el otro lado del pasillo y detuvo los ruidos al otro lado de la puerta. Tenía que marcharse de allí, antes de que la pillaran por husmear. Emily la miraba desde la puerta de la habitación que compartía con su madre, frotándose los ojos por el sueño y bostezando.
-Tendrías que estar en la cama, Em- dijo Katerina caminando hacia ella con la intención de desaparecer de aquel pasillo antes de que la vieran.
-Tenía que ir al baño- explicó la niña con voz cada vez más soñolienta.
Katerina sonrió mientras le apartaba el pelo de la cara y le cogía de las manitas tan delicadas que tenía con la intención de llevarla de vuelta a la cama antes de que Samantha se percatara de que no estaba y se preocupara.
-Vamos a llevarte a la cama, pequeña.
Emily estiró los brazos hacia Katerina y esta la cogió encantada entre sus brazos justo cuando otra puerta del pasillo se abrió y apareció Lucas con pinta de haberse ido a emborrachar. Ojos cansados, pelo revuelto y andares casi nulos. Una imagen que, menos mal, Emily no podía ver. Lucas las vio, pero no hizo nada. Solamente un gesto con la mano diciéndole que quería hablar con ella abajo. Katerina asintió, pero con dudas. No creía que estar cerca de él fuera una buena idea, no después de notar que la herida que tenía en la muñeca a causa de Ashley seguía abierta llenando sus fosas nasales con ese dulce aroma. Al parecer la noche empeoraba por momentos.
Entró con suavidad en la habitación para no despertar a Samantha y puso a la pequeña a su lado, quien no tardó en acurrucarse junto a su madre y dormirse. La primera escena de paz que veía en muchos días y posiblemente la única. Ojalá no fuera así. Abandonó la habitación de la misma manera que había entrado y fue al piso inferior preparándose para la bomba que seguramente estaba a punto de caerle, pero al llegar al salón sucedió otra cosa que la pilló completamente por sorpresa. Acabó tumbada en el sofá con un cuerpo sobre ella impidiéndole escapar. Lucas le sostenía ambas muñecas por encima de la cabeza y su rostro estaba muy cerca del de ella sin dejar de mirarla y eso la ponía nerviosa porque no sabía que iba a suceder. No sabía si le gritaría como un loco o la besaría hasta dejarla sin aliento, y aquel silencio la estaba matando.
-¿Es cierto?- preguntó él sin embargo.
Katerina no sabía a que se refería.
-¿Es cierto que has renunciado a nosotros?
Ahí estaba. La charla que Katerina no tenía ganas de tener y que había aplazado todo lo que podía.
-No es el momento- susurró queriendo acabar con eso.
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Peligroso Reencuentro (Eternidad Solitaria #2)
Vampiros"Antes de embarcarte en un viaje de venganza cava dos tumbas" - Confucio.