Capítulo 21

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-Sois idiotas. ¿De verdad pensabais que no sabría que Dmitri enviaría espías? No sois buenos jugando al ajedrez, ¿verdad? Porque la falta de estrategia es evidente.

Se incorporó y el vampiro se llevó las manos a su entrepierna. El otro que sangraba por el cuello se arrastraba hacia la puerta, pero Katerina ansiaba que corriera la sangre y le cerró la puerta cuando apenas la había rozado. El vampiro agonizó cuando se quedó sin escapatoria.

-Que maleducado. ¿Te ibas sin despedirte?

Lo cogió por la solapa de la chaqueta y lo arrastró de vuelta al salón para tenerlos a los tres juntos. Miró un momento hacia la terraza deseando que Lucas hubiese conseguido ayuda para Alena, y por otro lado no quería que volviese para que viera la carnicería que había montado y que empezara a mirarla con terror en los ojos. Él no.

-No atacasteis a Dennis por casualidad. Dmitri os pidió que lo matarais a él primero, ¿verdad?

El que tenía la nariz rota asintió

-¿Por qué?

-Tenía algo que le pertenece.

Y todo encajó. Ese cabrón había matado a un inocente por culpa de unos estúpidos papeles.

-Ni se os ocurra moveros. No me gustaría perseguiros.

Se metió en la habitación de Alena y Dennis y sacó la caja de madera roída que mantenían oculta debajo de la cama. La abrió con violencia y sacó los condenados papeles que tenían la culpa de todo para luego salir de la habitación con la misma rapidez con la que había entrado, para no darse cuenta de la pistola que la apuntaba y de la bala que instaló en su abdomen. Era una de esas balas que estuvo a punto de matarla por primera y que su nuevo poder consiguió detener. Eso la protegería de la muerte, pero el dolor y la pérdida de sangre seguirían con ella.

El impacto la hizo retroceder, pero no demasiado. El idiota al que le había rajado el cuello tuvo la fuerza suficiente para desenfundar la pistola y tener puntería. Como un depredador, Katerina se acercó a él lentamente, se arrodilló, sus ojos cogieron el color de la sangre y la mano que no sostenía los papeles le descubrió el pecho. Katerina no dejó de mirarle a los ojos aun cuando estos se abrían de par en par por el miedo a la vez que sus dedos se incrustaban en la piel como cuchillas, llegaban a su corazón y lo estrujaban. El muy imbécil de convirtió en cenizas después de soltar un grito que casi no sonó. Miró al de la nariz rota y le enseñó los papeles.

-¿Estos míseros papeles son los causantes de que matarais a un hombre inocente y atacarais a una mujer indefensa?- El hombre empezó a gimotear y Katerina lo abofeteó-. ¡Silencio, escoria!

Levantó el brazo y las chispas que salieron de sus dedos se estrellaron contra el hombre que había clavado en la pared, desintegrándolo al instante. Se merecían sufrir más, pero quería acabar cuanto antes con eso e ir en busca de Alena y Lucas.

-Quiero que me contestes con absoluta sinceridad- le dijo-. ¿Has dudado en algún momento en matar a ese hombre y atacar a la mujer? Si mientes lo sabré y no te gustará la manera en la que morirás.

-Solo...- tragó antes de continuar- estaba siguiendo órdenes. El Rey quería que acabásemos con esta pareja de una manera o de otra. Quería que atacásemos, con palabras exactas, tu "corazón".

Katerina se rio amargamente. Su corazón tenía un nombre, pero no era el de aquella isla y tampoco era un montón de tierra y piedras rodeado por el mar. Su corazón se había marchado por la terraza hacía un rato.

-Esta isla no es mi corazón, es un pedazo de la familia que escogí. Dmitri ya ha atacado mi corazón y esa es una de las causas por las que decidí empezar una guerra. Escúchame atentamente.- El vampiro asintió y Katerina rompió los papales que llevaba consigo-. Vas a volver con tu falso rey y le vas a dar estos trozos de papel, ¿está claro? Y dile que es un cobarde por atacar a dos personas que no tienen nada que ver en esta guerra.

Peligroso Reencuentro (Eternidad Solitaria #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora