XXXVIII;

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| Johnnie.

Después de aparcar mi auto, fui directo al de Kyle, quien se encontraba recargado sobre el lado lateral del vehículo.

- Hey, ¿has visto a Jeydon? -pregunté.

- No, no lo he visto. Supongo que debe estar con Samantha.

- No lo creo -escuché su voz detrás de mí-. Samm está enferma. No vendrá en unos días.

- Perfecto. Así no tendra que ver tu ojo morado.

- ¿Cuál ojo morado?

- El que tendrás si no me dices que le dijiste a ____ sobre la apuesta.

- Heeey, calma hermano -dijo, alzando las manos en señal de rendición-. No le he dicho a tu noviecita nada.

- Entonces, ¿por qué dijo «Solo quieres demostrarles a tus amigos que al gran Johnnie no se le escapa nadie»?

- Ouch -exclamó Kyle riendo-. ¿Eso te dijo?

- Sí. Y solo había una forma para que se enterara. Tú -apunté con el dedo a Wale.

- Oye, cálmate. Yo no solté nada. Y sí ella te dijo eso, es porque es cierto. Aunque no entiendo como lo supo.

La campana sonó, dándonos a entender que la primera clase daba comienzo. Los tres caminamos dentro, sin detenernos a esperar a Bryan o Jordan.

Entramos al salón y ya estaba casi lleno.

Tocaba álgebra, y no podía estar más en desacuerdo. ¿A quién se le ocurría poner álgebra como primera clase un viernes? Debería ser algo más liviano para poder llevar bien el día. Por ejemplo, música.

Música. La canción. ____.

Mi mirada vagó por toda el aula, en busca de esa cabellera azul, pero no la encontré.

Eso era extraño. Ví su auto cuando pasaba hacia mi lugar de aparcamiento.

El profesor entró y comenzó con la cháchara sobre números y no sé qué más. Mi mente solo se centraba en dos cosas. ____, y como hacer para ayudarle sin que mi arrogancia se interpusiera en ello. La campana sonó, liberandonos del martirio que estába sufriendo, y dándonos vários minutos para ir por algún libro y luego a nuestra siguiente clase.

Ví a ____ salir del tocador y comencé a tomar camino hacia ella, hasta que...

- Hola, Johnnie -dijo Stephanie. Al menos había dejado de decir «Johnn»-. ¿Qué harás más tarde? -agitó coquetamente sus pestañas (claramente postizas) en mi dirección.

- Voy a trabajar.

- Oh, cierto. Trabajas con mecánico, ¿verdad? -posó una de sus manos sobre mi brazo-. ¿Por eso eres tan musculoso?

____ se me había perdido de vista y tenía que encontrarla.

- Stephanie, tengo que irme. Hablamos luego -dije, y salí de ahí, dejándola con un «Llámame» al aire.

Llegué junto al casillero de ____ y cerré la puerta de golpe. ¿Qué intentaba lograr con eso? No tengo idea.

- ¿Se puede saber por qué saliste corriendo de esa manera? -pregunté lo primero que se me vino a la mente. No tenía tiempo de pensar mucho después de la idiotez que hice.

- No. No se puede. Ahora, sie disculpas...

Se disponía a caminar, pero le cerre el paso, tomándola del brazo. Está de más decir que tal gesto no le agrado y una pequeña discusión salió a flote.

why do bridges love suicides? (j.g.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora