Unless you want me to

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Ya debería dejar de impresionarme la insolencia, arrogancia y petulancia de Justin.

Pero no, no lo hacía aún.

—No entiendo por qué te molestó ésto. Ayer estabas emocionada por participar—dijo cambiando drásticamente su anterior expresión petulante.

Tomó asiento esperando una repuesta, y con la poca dignidad que me quedaba, bajé la guardia también tomando asiento.

—Es que no tienen derecho a decidir ese tipo de cosas por mi—defendí mi punto.

Asintió—Tienes razón. Entonces... ¿no aceptarás el trabajo?

Me estaba dando una salida y no sabía si debía tomarla, porque si lo hacía sé que aún así él se las arreglaría para seguir apareciendo en mi vida, que es por lo cual principalmente tomaría la salida, para evitarlo. Y si no la tomaba tendría que aclarar mi mente, mucho. Dejar mi estúpida impulsividad y pensamientos pecaminosos a un lado y verlo a Justin como un compañero de trabajo, o mi jefe.

Estaba teniendo problemas de confianza conmigo misma, porque sé muy bien la patética decisión que tomé de como quería vivir y sé que no puedo detener a mi verdadero ser salir de vez en cuando.

Es una manera rara de decirlo, pero es la única.

No es como que soy una puta con una máscara de santa, porque no, nunca lo fui. Ya dejé en claro eso.
Pero soy realmente tan diferente a lo que aparento ahora, que a veces tengo ganas de mandar a todos a la mierda e irme de aquí.

Esos ataques solo duran un minuto antes de que mi razón me detenga pensando en mis padres y Graham. Y todos esos valores que me inculcaron desde pequeña. Todas las cosas que he aprendido por mis errores, errores que mi madre se encarga de recordarme y es lo que precisamente me impulsa a querer ser lo que ahora soy.

—Lo tomaré—solté exhalando una bocanada de aire, apreté mis dientes—Pero.

—Uy—Justin río—¿Pero qué?

—Compórtate.

Sonrió de lado—Siempre lo hago.

—Si, como un imbécil—me burlé—Me refiero a un buen comportamiento, Justin.

Suspira bajando su cabeza pero termina aceptando—Lo que sea que te haga dormir en las noches

Rodee los ojos—Ahora tienes que irte porque tengo cosas que hacer—digo señalándole la puerta y él voltea hacía ella por un momento pero vuelve sus ojos a mi.

—¿Cómo que?

Pff.

—Eso no es tu problema.

—Qué sensible—tembló exageradamente poniéndose de pie—Mañana a las ocho en mi apartamento, ¿entendido subordinada?

—Subordinada—bufé una risita. Era un exagerado.

El sonrió—Soy tu jefe.

—Ni siquiera me pagas—le recordé.

Levantó una ceja sugerente—¿Si lo hago estarías completamente bajo mis órdenes?—pregunta con una sonrisa de lado.

—Solo vete—intenté sonar seria pero fue imposible no reírme de su estupidez.

Se cansó de molestarme y salió de mi oficina dejándome sola... Por menos de un minuto. Ya que otra persona estaba entrando como perro por su casa nuevamente a mi oficina.

Ésta vez era mi ex jefe. O sea, Alexander, duh.

Asomó solo su cabeza con sus cejas levantadas luciendo adorable—¿Estás molesta?

Avoiding Feelings.  ||Terminada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora