❝ My Alpha ❞ [Larry]

T R E S

Styles, resono por su cabeza.

...

- Bueno Louis, tendrías que saber que Harry es algo más serio. -Explicó con tranquilidad. - Sería bueno que no hablaras hasta que yo te lo diga, ¿De acuerdo? -Pregunto con seriedad.

El castaño se limitó a asentir con la cabeza mientra sus labios color cereza mantenían una línea recta y sus ojos azules se encontraban opacos.

Liam suspiro con pesadez, nunca había tenido mucha capacidad de paciencia, menos hacia los omegas, quienes solían ser insolentes y caprichosos. Agradecía mentalmente al pequeño a su lado, por no ser así.

El mayor abrió la puerta sin siquiera tocarla antes, estaba acostumbrado a hacerlo, a no pedir permiso para nada, al fin de cuentas era dueño de la empresa tanto como Harry.

El omega observó su alrededor, las paredes estaban pintadas de un color celeste crema opaco, y a excepción de un pequeño cuadro cerca de la puerta estaban completamente vacías. Habían los típicos muebles que cualquier oficina normal tendría, nada exótico o extraño, parecía ser el lugar de un anciano o alguien sumamente aburrido.

-Harry. -Escucho la voz de Liam a su lado. Se volteó con lentitud observando a un hombre de espaldas a ellos, tomando algunos papeles de la mesa y ordenandolos.

No parecía ser un viejo, más bien alguien joven. No era como se lo imaginaba, era completamente distinto. Se había imaginado a un hombre viejo y había errado en eso; también por su ropa, alguien con un cargo tan alto se supune que viste elegante, con un saco y corbata, pero el hombre sólo tenía una camisa blanca, que se ajustaba perfectamente a su cuerpo,  y un simple jean azul; también su cabello, era largo hasta los hombros con hermosas ondulaciones, debía admitir que parecía muy cuidado.

-¿Quien es el omega? -Una voz penetrante lo sacó de sus pensamientos. Se sorprendió al darse cuenta que provenía del señor Styles.

-Louis. -Dijo Liam con simpleza. -Vine a presentartelo. -Su voz era neutra.

Escuchó a alfa suspirar y darse la vuelta, sosteniendoce por el escritorio con ambas manos.

Tenía una mirada fría que asustaba al omega. Ojos demasiado penetrantes, verdes claros pero profundos. Labios color carmesí, pómulos bien formados, su rostro en sí lucía muy varonil y demandante.

A través de su camisa se podía notar un abdomen muy trabajado, con músculos formados en sus brazos, su jean se ajustaba con fuerza a sus piernas por lo que podía jurar estaban llenas de músculos.

-Muy bien, ya lo vi. -Dijo el rizado en seco, sin muchas ganas de entablar una conversación.

-Louis. -Liam lo llamó. Este se limitó a mirarlo teniendo en cuenta las palabras del castaño "Sería bueno que no hablaras hasta que yo te lo diga" . - Quiero que salgas un minuto, ¿Si? -Pregunto con mucha calma.

-¿Por qué se lo preguntas? Que salga. -Ordenó el ojiverde mientras rodaba los ojos. Louis asintió y salió de allí.

Liam suspiro frustrado y luego de oír la puerta siendo cerrada se dirigió al alfa frente a el.

-¿Qué te pasa Harry? Me pides que lo traiga hasta aquí, que lo compre y lo tratas de esta manera. -Se colocó frente a el con una mirada que penetraba la verde de Harry.

-Tu no entiendes, mi buen amigo Liam. Esto es un juego. -Dijo con obviedad.

-¿Un juego? Recuerdo muy bien que dijiste que te gustaba, y mucho. - Le reprochó. - Pero, ¿Sabes algo? Si tu no lo quieres me quedaré yo con el, la verdad es muy bonito y sumiso, me imagino que cuando lo folle...

-¡Cierra tu maldita y asquerosa boca! -Grito el rizado con desesperación. -No te le vas a acercar. -Dijo fuerte y claro. -¿Entendido?

Liam rió.

-Entonces... ¿Que piensas hacer? -Le preguntó con una sonrisa burlona.

-Es mío, haré lo que quiera con el. -Abrió más los ojos mientras apretaba sus labios. - Necesito que le digas a Niall que lo lleve a mi casa. ¿De acuerdo?

- Muy bien. -Aceptó. -Le diré, pero no quiero que le hagas ningún tipo de daño. 

-¿Acaso te importa? -Preguntó algo sorprendido y enojado a la vez. -Acaso... ¿Te gusta?

-Quizás si...

-Mantente alejado de el. -Ordenó.

-Quizás cuando termines de jugar con el pueda hacerlo yo...

-¡Que no! - Lo empujó del pecho con fuerza, no lo vas a tocar...