V E I N T I T R E S

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Un insistente ruido en su pancita lo logró despertar. Abrió sus ojos sólo para encontrarse en una habitación en penumbras.

Sonrió enormemente cuando sintió aquellos fuertes brazos enrollados a su cintura, apretandolo contra el duro pecho. Sonrió más al escuchar aquella voz ronca, aún más ronca en las mañanas, de su amargado Alfa.

- Buenos días, enano. -Susurró con lentitud, a penas entendible. Se apretó más contra el pequeño cuerpo de su acompañante y lo besó detrás de la oreja. - ¿Qué hora es?

Louis ronroneo al sentirlo tan cerca.

Se estiró un poco de la cama, sólo para ser retenido por aquellos brazos, dejandolo inmovilizado sobre la cama.

- Harold. - El nombrado gruñó. Louis sólo soltó una risita. - ¿Quieres saber la hora, o no? - Preguntó juguetón. Sintió el agarre más leve, liberandolo.

- No te alejes. - Si Louis no estuviera aún algo adormilado podria jurar que aquellas palabras sonaban como súplicas.

El castaño sólo sonrió. Se sentó en el borde de la cama con lentitud, siendo observado por unos potentes ojos verdes.

Mordió su labio al recordar que aún seguía desnudo, y se mordió aún más al recordar lo ocurrido la noche anterior.

Pensó algunos segundos en silencio, queriendo recordar donde había quedado toda su ropa.

Se agachó un poco queriendo tantear la madera por si su ropa se encontraba allí, pésima idea Louis. Al momento de hacerlo su redondo trasero quedó a la perfecta vista de Harry, quien sólo pudo sonreír con picardía, a la vez que sus ojos se llenaban de lujuria. Estiró su mano tomando una nalga y apretandola, para luego golpearla con fuerza, haciendo al Omega chillar y levantarse por completo, dejando al descubierto su desnudez.

Los ojos verdes se iluminaron al contemplarlo aunque sea un poco, agradecía que la ventana no se hubiera cerrado completamente la noche anterior, aquellos pequeños rayos dejaban a la vista la perfecta figura del castaño.

- ¡Harry! -Chilló eufórico, estirando su mano para tomar la manta, mal intento, el Alfa aprovechó el momento para tomarlo y echarlo junto a él, para luego subirse sobre este. - Harr-y...

- Me pregunto, Louis, ¿Cómo un ser puede desprender tanta perfección? - Tomó ambas manos pequeñas y las colocó a los costados de la cama. - ¿Sabes que es lo bueno de esto, pequeño?

Louis negó, mientras sus mejillas tomaban un color casi rojo, y su labio estaba a pocos segundo de ser arrancado por sus dientes.

- Que eres sólo mío. - Y lo besó. Lento pero apasionado, demostrando el valor de aquellas palabras.

El menor quería tocar aquel cuerpo que cubría por completo el suyo, pero sus manos aprisionadas se lo impedían.

- Déjame hacerte mío de nuevo, por favor. - Rogó el alfa una vez que se desprendió de aquellos labios que tanto lo enloquecían.

Louis sólo sonrió, estirando sus brazos, Harry entendió y lo soltó. Las pequeñas manos fueron a parar sobre el labio del Alfa. Delineando cada facción del rostro ajeno, tocando los pómulos, su barbilla, hasta aquel ceño fruncido que tanto lo había asustado, ahora sólo le causaba risa, porque se veía demasiado dulce cuando lo hacía.

- Alfa... - Dejó un beso sobre su mejilla. - Soy tuyo desde siempre, puedes hacer lo que quieras conmigo. - Y sonrió.

- Te quiero Lou. - Sus palabras salieron tímidas, con un pequeño tartamudeo, que no pasó desapercibido para el Omega. Jamás habia escuchado una imperfección en el lenguaje del Alfa, y escucharlo nervioso le gustaba, porque sabía que era por él, sólo por él.

- Yo te quiero más. - Lo abrazó por la cintura, mientras hundía su cabeza en hueco entre el cuello y el hombro. - Hazme tuyo Alfa. - Ronroneo sobre su oído.

Eso fue suficiente para que los ojos verdes se tornaran oscuros, llenos de lujuria.

- Te recuerdo que no soy el más tierno. - Sonrió con picardía mientras devoraba el cuello del menor.

- L-lo sé. - Gimió. - Esa es tu forma de hacerme el amor. - Susurro con voz dulce.

Harry lo tomó fuertemente de la nuca, conectando sus miradas por algunos segundos, para después besarlo ferozmente, bajando sus manos por su pecho y sus besos por su cuello, dejando algunas posesiva marcas allí. Sus manos delinearon la pequeña cintura mientras sus besos bajaban hacia su pecho.

- Hueles tan bien, siempre. - Susurró con voz ronca, mordiendo un pequeño y rojizo pezón, lamiendo la punta y succionando.

- Oh, Harry... - Louis sólo se retorcia de placer mientras acariciaba la mata de rizos chocolate.

El Alfa bajo sus manos, tomando los sensuales muslos y apretandolo con posesión, deleitandose con los gemidos de su omega. Su lengua delineo su abdomen mientras sus dientes mordian la piel sensible, quería dejar marcas en todo el cuerpo ajeno, marcando su territorio.
Abrió las piernas y observó la rosada entrada, se veía tan apretada como la primera vez. Su miembro se encontraba erecto y listo para penetrarlo sin compasión alguna.

- Harry... estoy muy sensible... - Lo observó, sus ojos se encontraban lagrimosos y sus labios eran atacados por sus dientes. Harry sonrió, su pequeño estaba hundido en el placer, y a penas lo había tocado.

- ¿Sensible, eh? - Sonrió con picardía. Con un dedo tanteo la entrada y de inmediato sintió al castaño tensarse y curvar la espalda. Vaya que se encuentra sensible, pensó anonadado.

- S-se cuidadoso Alfa... - Suplicó.

Harry sólo sonrió. Pasó su lengua caliente por el apretado agujero.

- ¡Ah! - Curvó su espalda aún más. - Ha-rry quiero parar... - Pidió con ojos llorosos, intentando alejar al rizado. - Por favor... - Empujó su cabeza con lentitud, casi sin fuerzas.

- De eso nada. - Tomó sus muñecas con fuerza. - Tu querías que te hiciera el amor. - Observó aquella placentera imagen: Louis, su pequeño omega, labios rojos, ojos llorosos y respiración agitada, no podía contenerse aunque quisiera.

- Pero ya no-

- No me interesa Lou. - Subió hacia sus labios, dejando un cálido beso. - Te haré el amor de una manera muy placentera, te haré gemir, te haré gritar hasta que te quedes sin voz.


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❝ My Alpha ❞ [Larry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora