❝ My Alpha ❞ [Larry]

O C H O

Apretó su mandíbula con fuerza, mientras sus manos acariciaban con desesperación la tela donde minutos antes dormía el Omega de ojos azulados.

Su pecho ardía con furia, tanto que dolía. Quería romper algo, quería asesinar a algún desafortunado que se cruzara en su camino, destrozar huesos y provocar lágrimas.

Pero Harry sabía a la perfección que ninguna de esas acciones calmarían a su alfa.

Se sentía desesperado, agónico y débil.

Apretó en un puño la tela suave y la acercó a su rostro, undiendose en el y aspirando el aroma. Cerró sus ojos disfrutando aquel dulzón perfume natural que el Omega soltaba.

Sus ojos se abrieron mostrándose dilatados y oscuros.

El Alfa en su interior pedía por el castaño, por su cercanía y su calor, del cual es mismo se privó.

Y es que no pudo evitarlo.
Cuando observó aquel infantil rostro frente a él su corazón se desesperó, latiendo con furia, doliendo terriblemente contra sus costillas. Un dolor vagamente placentero.

Quería tocar de mil maneras aquel frágil cuerpecito que descansaba a su lado, pero su arrogancia pudo más.

No quería aceptar aquel sentimiento que crecia dentro de el cuando tenía al pequeño a su lado, observandolo con ojos hipnotizados y profundos.

Así que, aunque su anhelo era acariciarlo, lo lastimó.
Ahora se arrepentía terriblemente.

Y aunque el daño ya estaba hecho y se repetía una y otra vez lo estúpido que era aquel sentimiento, su alfa aullaba en desesperación.
No queriendo aceptar tales palabras, queriendo defender al Omega de si mismo.

Sabía que si se acercaba sólo lo lastimaria, que le causaría dolor, su maldito ego y negación le aseguraban que debía hacerlo, que era la única manera de despegarse de aquel deseo de posesión.

Soltó aquella tela y se levantó de golpe cuando escuchó la puerta del baño abriéndose con lentitud.

El Omega pequeño salió de este.

Una toalla Blanca cubría su exquisita cintura, su cabello permanecía levemente mojado, mientras el resto de su cuerpo de encontraba seco.

Su Alfa gruñia. Deleitandose con aquella magnífica vista.

Los ojos azulados lo observaban inquisidores y nerviosos.

Harry se preguntó el porque no veía un rastro de miedo en el.

-Olvidé llevar mi ropa... -Mencionó el mas pequeño. Mordiaqueaba su labio inferior. Al escuchar a Harry gruñir en desaprobación, lo soltó, dejando a la vista un labio hinchado y rojo.

Harry ya estaba vestido con su impecable traje azul, mientras una camisa del mismo color, un tono más claro, reposaba sobre su pecho.

-Lo si-siento... -Escuchó decir al Omega. Lo observó, su rostro arrogante permanecía intacto.

-¿Te duele? -Ignoró lo anterior. Concentrándose en aquellas marcas violaceas sobre su cuello. El rizado se repitió que apenas lo había tocado, pero que los omegas eran notablemente más debiles y frágiles que los alfas o betas.

-Hum... Un poco. -Sabía que mentía, que aquella marca debía ardir horriblemente, pero lo ignoró.

-Bien. -Se dirigió a la puerta y antes de salir habló. -Buscaré algo para eso.

-De acuerdo... Yo, creo que debería vestirme...

-No dejaré que uses esos arapos que llamas ropa. -Gruñó. -Te traeré algo de ropa, esperame en la cama. -Sin más salió.