S E I S

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Capítulo dedicado a IamArianaLarryIsReal ♡ Vi tu mensaje y si, lo publiqué y luego lo eliminé porque no se había actualizado correctamente. Gracias por leer, te quiero💕

¿Se ha tardado la actualización?

Si preguntan la imagen de multimedia no tiene nada que ver con el capítulo, sólo que es tan hermosa que se las comparto. C:

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POV HARRY

Después de una no tan relajante ducha salí del baño ya vestido con mi pijama, el cual sólo constaba de un pantaloncillo suelto de color azul y una musculosa negra no muy olgada. Sentí mis músculos pesados y adoloridos terriblemente, cada célula de mi cuerpo pedía un descanso. Suspiré, había sido un día de mucho trabajo, papeles tras papeles que leer y firmar. Quizás no había sido tan buena idea traer al Omega a la casa hoy, un día tan gotador y fulminante, donde a penas tuve tiempo de almorzar algo ligero, siendo sincero mi estómago rugía por algo de alimento, pero al contrario mis ojos se iban cerrando con lentitud ante la tenue luz que iluminaba la habitación.

Pero no había vuelta atrás con el castaño Omega, ya estaba aquí, justamente en mi habitación, sentado sobre la cama, dándome la espalda mientras mantenía la mirada en el suelo, por lo visto era su costumbre mirar hacia abajo, no le encontraba sentido a eso, aunque tampoco me importaba demasiado para seguir dándole vueltas al asunto.

-¿Y tu pijama? -Pregunté casi sin ganas. Lo noté tensarse al oír mi voz.

-Y-yo no ten-go... -Murmuró tan bajo que si no fuera por mi gran sentido de la audición no lo hubiera escuchado.

-¿Piensas dormir así? -Estaba astiado, aquel omega parecía ser un dolor de cabeza.

Volteó. Al fin. Me observó con esos bonitos ojos azul mar por algunos segundos. Yo sólo lo observaba atentamente, viéndolo así no me arrepentía de haberlo traído, era adorable, se veía vulnerable y excesivamente sumiso, sabe Dios cuanto me gustaban los omegas así, puros y delicados, ya no quedaban omegas así. Sonreí ladinamente admirando su inocente belleza.

-Si. -Respondió con simpleza y rodé los ojos.

-No.-Mi voz salió dura y fría. - Quítate el jean, y puedes quedarte con la camisa, se te ve bien con ella. -Vi sus mejillas volverse de un color carmesí al escucharme pronunciar las últimas palabras, pero inmediatamente abrió sus ojos con sorpresa.

-No... -Se negó levantándose de la cama con velocidad. -No quiero.

-No fue una pregunta Louis.- Dije sin interés acercandome a la cama con pasos leves. -Sólo limitate a hacerlo. -Concluí.

-Pe-ro es que...

-Sólo hazlo. -Me encontraba cansado y aquel niño no ayudaba en nada a mi ánimo, al contrario lo empeoraba.

Lo que tenía de bonito lo tenía de artante.

Lo vi asentir por el rabillo del ojo y voltear dándome la espalda, suspiré. Sin poder evitarlo dirigí mi vista a el cuando empezó a quitarse el pantalón.

Con lentitud y tranquilidad, mientras lo hacía pude notar una prenda femenina dividiendo su trasero regordete y casi al instante sentí a mi Alfa rugir con ferocidad mientras se removia inquieto y deseoso por aquel omega, podía sentirlo, no lo había notado antes, más mi Alfa si.

Su aroma.

Delicado y dulce, se podía definir como la perfecta mezcla entre vainilla y miel, empalagoso, en extremo dulce. Se giró clavando su mirada azulina en mi, hice lo mismo, a diferencia de el mis ojos transmitían confianza y ferocidad, más el demostraba miedo e inseguridad, sonreí sólo un poco bajando mi vista, observando su cintura delgada y su cadera ancha, combinando a la perfección con sus anchos muslos.

Sentía a mi Alfa rugir cada vez más proclamando tomar entre los brazos al Omega frente a mi, pero mi control sobrehumano lo detuvo al instante.

-¿Dónde dormiré? -La voz delicada y gentil se coló por mis huesos llenandome de una paz indescifrable.

-Conmigo. -Respondió mi Alfa. -A mi lado. -Respondí yo.

Lo vi dudar durante varios segundos en su lugar, pensé que se negaría pero para mi sorpresa se metió bajo las frasadas sin rechistar, haciendoce una bolita y dándome a la espalda.

Mi Alfa no se había calmado aún, era extraño sentirlo rugir de manera tan posesiva por el castaño. Su aroma estaba desbordando mis límites de contención, tomé mi almohada saliendo de la habitación, muy a mi pesar no podía sentir al pequeño cerca, sentía mi piel fría mientras una voz dentro de mi cabeza me decía lo cálido que era el omega, lo suave y armoniosa que era su piel y lo bien que se sentiría entre mis brazos. Suspiré nuevamente, derrotado.

Debía calmar a mi Alfa y a la vez averiguar porque actuaba de esa manera, tenía mi hipótesis, pero no quería creerla.

Bajé las escaleras con lentitud, aún sintiendo el dulzón en mis fosas nasales provocandome un temblor por todo el cuerpo y una corriente eléctrica calar mis huesos. Me sentía vacío al estar tan lejos del pequeño cuerpo, incompleto y sólo, como si no existiera, una sensación inhumana y hostil.

Un dolor punzante se expandió por mi cuerpo obligándome a sontenerme del barandal, mi respiración estaba agitada y sentía como de a poco el aire abandonaba mi cuerpo, como si alguien lo estuviera extrayendo de mi ser, apreté mis dientes con impotencia mientras daba pasos hacia atrás, di un respiro profundo sintiendo nuevamente el aire circular, me detuve y al instante sentí mi sangre helarse transmitiendome dolor.

Volví a caminar hacia atrás sontendiendo con fuerza la almohada sobre mi pecho sin soltar el barandal como si fuera lo único que me aseguraba que no caería. Subí el último escalón algo fatigado y adolorido. Mi Alfa se encontraba mareado y exhausto, rogandome que fuera donde el Omega, y así lo hice.

Al abrir la puerta una oleada de calor me inundó placenteramente obligándome a cerrar los ojos y aspirar el aroma tan empalagoso. Los abrí nuevamente admirando la figura sobre la cama, tan pequeña e indefensa, buscando protección bajo las frasadas, una protección que en combinación con alfa deseábamos otorgarle.

Me acerqué a pasos veloces y largos, llegando en segundos al borde de la cama, levanté la frasada colandome por debajo de esta, hasta llegar a la altura del omega. Tenía los ojos cerrados pero sentía que no dormía tan plácidamente como se veía. Me acosté a su lado mientras un calor latente se implantaba en mi pecho de forma abrupta llenandome por dentro, sin embargo para alfa eso no era suficiente, quería sentir al Omega, quería tocarlo.

Pase mi mano sobre los castaños cabellos enredados, mis dedos envolviendose en la sedosa cabellera, deleitandose con su suavidad, seguí mi camino hacia las acarameladas mejillas, pasando mis manos primero por los marcados pómulos mientras sentía como me quemaba de forma placentera casi agónica. Lo noté moverse bajo mi tacto, buscando más de el. Sonreí.

Bajé mis manos por su mejilla hacia su cuello deleintandome por su suavidad, acariciando luego su hombro bajando por su delgado y frágil brazo cubierto por la camisa, me arrepentía de haberle dicho que se quitara también la camisa, si no ahora podía estar disfrutando de la calidez de su brazo, baje más llegando al inicio de sus pequeñas manos, entrelazando mis dedos con los suyos casi cubriendo completamente su diminuta mano.

La ternura que desprendía aquel chico era inigualable.

Me quedé un rato más observando nuestras manos unidas hasta que el cansancio acumulado se hizo más presente, obligándome a cerrar los ojos, y recostandome sobre el pequeño hombro sentí la tranquilidad que anhelaba hace tanto, con una sonrisa dibujada en mis labios caí rendido.

Y aunque aún no sabía que era lo que me ocurria con el pequeño hombrecillo había alguien que si.

Si, alfa lo sabía.

Mi Omega, repetía una y otra vez. Mi Omega.

❝ My Alpha ❞ [Larry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora