No podía moverme, tenía frio y me sentía atrapado, como sí una fuerza me impidiese pelear por el deseo de sobrevivir y me atrajera hacía a un vacio oscuro y frió, donde la única compañía que tenía era mi presencia.
Ya no sabía sí estaba vivo o muerto.
Había perdido toda esperanza en mi ya que solo me quedaba era guardar silencio y tratar de calmarme ante los misteriosos gritos que escuchaba, sobre aquella voz que murmuraba mi nombre una y otra vez...
"Doce..." "Doce..."
Su voz parecía ser la de una mujer.
Poseía un tono delicado y repetía mi nombre una y otra vez dentro de mi cabeza, como sí estuviese transmitiendo un mensaje capaz de liberar mi mente del miedo y atraerla a un estado pacifista, donde olvidaba todo a lo que temía, al mismo tiempo que veía como el escenario cambiaba.
Una pequeña luz color blanca comenzó a aparecer delante de mi, como un simple destello que fue creciendo lentamente, iluminando todo el entorno oscuro. Era clara, brillante y se extendía, al mismo tiempo que comencé a sentir una fuerza actuando dentro de mi, creando energía que me ayudaban a recuperar lo que creí haber perdido.
Todas esas células asesinadas, aquellas energías gastadas y defensas caídas comenzaron a regresar a mi rápidamente, logrando traerme de regreso al mundo de los vivos...
—¡Ah! —en cuanto desperté sentí que el mundo había cambiado— ¡Ahhhhh! —Me dolía la cabeza, no podía moverme y me sentía extraño porque no tenía idea de lo que había pasado.
Ya no estaba en el bosque o las cascadas sino en un lugar que no conocía y delante de una chica rubiá, que me veía con cierta delicadeza.
—¡Ahhh! —no podía darme cuenta de quien era porque la cabeza me dolía lo suficiente como para jurar que había un incendio dentro de ella.
—Oh por Dios ¡Despertaste!.
—¿Eh?.
—¡Despertaste! —la chica hablaba con demasiada euforía, como sí verme despertar fuese una señal de paz para ella— ¡Estas vivo!
—¿Vivo?
—¡Si!. ¡Sobreviviste a la Caida!
—¿Caida? ¿Pero de qué estás...? —desafortunadamente no me sentía dispuesto a pensar por el dolor que estaba sufirendo— ¡Ahhhh! —era tanto que no lo podía contener—. ¡¿qué me está pasando?!
—¡Tranquilo!, sí yo fuera tú intentaría no moverme mucho.
—¿Por qué?
—La herida de tu pierna aún está abierta.
—¿Abierta? —con todo ese dolor que sentía dentro de mi cabeza quería creer que esa chica se estaba refiriendo a una simple cortada, pero cuando lo vi con mis propios ojos— ¡Oh No! —me quedé sin palabras.
Mi pierna derecha se encontraba envuelta con un pedazo de la tela blanca manchada de sangre.
—¡No! —cuando intenté moverla sentí que no podía por el ardor que emanaba— ¡Ahhh! ¡Qué está pasado!
—¡Trata de calmarte! —pero la joven estaba ahí para ayudarme— Te caíste de una catarata.
—¡¿Un catarata?!
—Sí, fueron casí noventa metros.
—¿Noventa?
—Así es, por fortuna caíste sobre el lago donde solemos ir a pescar. Además no es tan grave como pensé —no podía juzgar a esa muchacha, porque apenas sabía algo de ella, pero al verla quitarme el vendaje, remojarlo con el agua de un envase metalico, cercano a ella, y colocarmelo de regreso noté que sus manos posían una cierta delicadeza que me hacía sentir seguro— solo fueron dos golpes, uno en la pierna y otro en lo cabeza. Ambos fuertes pero ninguno te causó alguna fractura, aunque te lastimaron gravemente, pero no te preocupes, sé qué hacer en una situacion como esta.
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EXPERIMENTOS Proyecto Escape Libro 1 | DISPONIBLE EN FÍSICO |
Science FictionMi nombre es Doce. Desde que tengo memoria he pertenecido a una organización conocida como "La Zona", la cual esta a cargo de realizar horribles experimentos en seres como yo para lograr apoyo en la humanidad, aunque el costo sea mi vida. No...