CAPITULO XVIII EL REGRESO

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"Le eres fiel a la Zona o no" era la gran duda comenzó rondar en mi cabeza, igual que un eco ensordecedor, el cual me recordaba la triste realidad en la que me veía involucrado.

—Estoy esperando tu respuesta, sujeto Doce —Y el temor que sentía en mi interior por creer que iría a ser desterrado superaba cualquier fobia que hubiese pasado.

Y no sabía qué hacer.

Era Tano Nightingate quien estaba delante de mi, viéndome igual que a un pequeño roedor, confuso por saber sí lo correcto sería caer en lo que parecía ser una trampa o solamente negarme a hacerlo.

Podía decir "no", por temor a creer que todo lo que Serenity me había dicho pudiese ser cierto, pero también estaba esa extraña sensación que me obligaba a decir "Sí".

Mi gran deseo de poder obtener el "nivel EXCELSOR".

Aquel grado por él que había estado sufriendo durante esos cinco años.

Todas esas pruebas, golpes y marcas que viví pasaron por mi cabeza, como un recuerdo de lo que yo era en verdad.

Un sujeto deseoso por progresar.

¿Acaso iba a perder una oferta de ese nivel solo porque una chica me había dicho que el sistema más benévolo del planeta era en realidad un régimen conspirativo?

—¿Qué pasa, Sujeto Doce? ¿Acaso no te sientes listo de querer llegar a la grandeza?

Y el tiempo se me estaba acabando.

Tenía pocas opciones y sabía que debía de hacer lo único que era correcto para mi en ese momento...

—Sí, Señorita Nightingate —...entregarse—. Lo haré— porque no tenía otra elección.

Serenity estaba muerta, yo me encontraba caminando sobre una cuerda floja y no quería ser exiliado.

¡Quería ser tomado en cuenta!

—Muy bien, Sujeto Doce —y Tano lo sabía.—. entonces será mejor que nos preparemos, que el proceso es muy lento.

—Sí Señorita Nightingate.

—Te advierto que también es muy doloroso, pero todo será por tu bien.

* * *

—¡Ahhhh! —al despertar pude sentir como el poder de la realidad hacía contacto sobre mi mente.

Un radical cambio que no tenía en mente, luego de esa extraña noche que pasé.

No estaba en el bosque pero tampoco en un lugar peligroso.

—¡Esta despertando! —y al oír esa voz me pude dar cuenta de que había regresado a la cueva— ¡Doce! ¡Estas vivo! —solo que no recordaba cómo lo había hecho.

Una vez más había llegado ahí sin tener una idea de cómo pasó.

Delante de mi estaba Holly mirándome detenidamente como sí fuese la última persona en el mundo a la que quisiera ver así.

Y no estaba sola.

A su izquierda se encontraba Kai mirándome con detenimiento, como sí mi presencia hubiese alegrado más su corazón. Y a su otro lado estaba Lex, quien no dejaba de mirarme con desagrado.

—Regresaste —pero Holly era quien más me demostraba su gratitud— nos alegra tanto que hayas vuelto Doce.

—Gracias Holly —pero no sabía cómo responder sin que me viera sospechoso.

Mi último recuerdo era el haber escuchado esa extraña voz en mi cabeza diciéndome que estaba de mi lado, luego de ver a los raptores siendo asesinados entre las sombras. Después me dormí y ahora estaba en la cueva, sintiendo como Holly usaba sus abrazos para estrangularme en señal de afecto.

¡Esa era la Holly que yo recordaba!

—Nos alegra mucho verte, Doce —repitió Kai— no sabes lo sorprendidos que estábamos.

—¿Ustedes estaban sorprendidos?

—Sí —continuó Holly— estuviste cinco días desaparecido. De hecho creíamos que habías muerto.

—Pero no lo esta —intervino Lex—. Regresó con vida y ahora está recostado sobre la piel del jaguar que yo casé.

—No seas mala, Lex. Recuerda que Doce tuvo un largo camino.

—No lo estoy siendo mala sino razonable.

—¿A qué te refieres?

—A que por fin comprobé mi teoría.

—¿Cuál?

—Que Trent debe seguir con vida.

Lex no parecía estar dispuesta a compartir los mismos sentimientos que el resto de sus amigos.

Ella me miraba molesta, como sí hubiese esperado que Trent estuviese en mi lugar.

—Bueno, eso no importa —pero Holly no quería echar a perder el momento—Lo importante es que regresaste. Doce, ya nos tenías preocupados.

—¿En serio?

—A todos menos Lex —continuó Kai— ella te dio por muerto desde el día que te raptaron.

—¿En serio hiciste eso?.

—Debía de hacerlo —contestó—. Nadie que haya sido secuestrado había podido regresar —en esa parte sí tenía razón—. Trent y Scott eran los más fuertes del grupo. También los más rápidos. Sabían cómo rastrear y enfrentar a un T-Rex con los ojos vendados. Pero desaparecieron de la misma forma que tú y me sorprende que ellos nunca regresaron pero tú sí — y como tal sabía que debía de tener cuidado—. ¿Me pregunto cómo le hiciste?

—¿A qué te refieres?

—Trent y Scott eran expertos en la jungla, tú solo un idiota que la Zona nos mandó sin alguna razón. Nunca te interesó aprender a cazar y casi todo el tiempo que estuviste con nosotros solo permaneciste dormido o tratando de convencernos de que debíamos volver a La Zona. ¿Me pregunto cómo es posible que un pelmazo tan débil y patético, como tú, haya podido sobrevivir cinco días allá afuera?

Trent me había advertido que Lex era lista, pero no imaginé que lo fuera tanto.

Ahora sí estaba metido en un gran problema.

—Supongo que debes tener una historia interesante que contarnos, no.

—La verdad sí —respondí—. De hecho les sorprendería saber todo lo que viví allá.

—Pues me gustaría oírlo, porque la verdad no entiendo cómo es posible que hayas regresado.

Ahí fue cuando las cosas se comenzaron a complicar.

Debía de mentir bien para poder salvar el plan de Trent, el único problema es que había un pequeño detalle en mi.

Yo no sabía mentir bien.

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