CAPITULO XXII DERROTA

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Tener a esa gigantesca cosa mirándome con demasiada furia, me hacía sentir débil, como sí la única opción que tuviera para sobrevivir era ceder ante el reclamo de Lex.

—Vamos Doce —y ella lo sabía porque era quien más lo estaba disfrutando— solo tienes que decirnos la verdad y te prometo que podrás salir de ahí con vida —. Pero no podía hacerlo.

Lex me veía sonriendo, como sí estuviese esperando que todo esto pasará sin la necesidad de decir una sola palabra, ya que nunca creyó mi mentira.

¡Yo no sabía cómo matar a esa cosa!

La bestia era grande, peluda, fornida y yo solo un enclenque que estaba siendo el espectáculo de risa para solamente una líder con un mal corazón, ya que Kai y Holly no compartían ese sentimiento.

Ambos me miraban reflejando tristeza en sus rostros, como sí quisieran ayudarme pero no pudieran hacerlo.

¿Qué podía hacer?

¿Cómo lograría salir de esto?

GGGGGGRRRRRRHHHHH

El tigre me tenía en la mira, como sí yo fuese un ciervo asustado. Y al ver el reflejo de oído que dibujaba en su rostro pude darme cuenta de que en realidad estaba molesto porque tenía en mis manos el cuchillo que había aterrizado sobre su cuello.

Era un hecho.

¡Yo lo había enfurecido!

¿Ahora qué iba a hacer...?

¿...Rendirme?

GGGGGRRRRHHHH—Esa parecía ser la respuesta.

Sabía la verdad, porque no existía otra.

¡Yo no era un cazador...!

¡Yo solamente era yo...!

¡Doce!

¡Un insignificante Experimento!

—¡Doce! —pero al oír a Holly gritar mi nombre comencé a sentirme extraño, como sí hubiese algo en mi que no conocía— ¡No te rindas! ¡Solo debes clavar el cuchillo sobre su punto derecho!

Esa parecía ser la respuesta.

"Punto derecho" "punto derecho" "punto derecho" pero había algo que no estaba claro.

Yo ataqué ese punto, ¿entonces por qué no murió?

¡GGGRRRRGKJJJJJJJJ! —Tenía solo unos segundos para resolver ese acertijo y jamás imagine que la respuesta...

—¡Eso es! —...iría a ser tan clara.

¡Era el punto derecho del tigre, no el mío!

Había clavado mi cuchillo sobre el punto que creía era el derecho, pero en realidad era mi derecho.

Debía de atacar el izquierdo, porque ese era el punto derecho del tigre.

¡GGGGGRRRRRHHHHH! —pero ahora solo iba a tener una oportunidad.

El tigre se dirigió hacía mi, dándome solo unos segundos para saltar...

—¡AHHH! —...y así poder escapar de su camino.

Durante el tiempo que viví en La Zona aprendí que los tigres fueron muy conocidos.

Tuvieron muchas referencias en caricaturas y marcas comerciales al igual que fama por ser los depredadores más fuertes en el reino felino. Su peso superaba los 250 kilos y tenían unos sentidos muy agudos, como los radares.

EXPERIMENTOS Proyecto Escape Libro 1 |  DISPONIBLE EN FÍSICO |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora