Cap. 3

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Y me besa.

Mueve sus labios con total delicadeza, yo sólo me mantengo estático, mis movimientos son simples, estoy anonado. La contextura de sus labios son sorprendentes, siempre quise probarlos, pero ahora que los tengo no sé qué hacer, su lengua pide permiso para bailar con la mía, le concedo el paso; bailan una pieza imaginaria, pero le siguen el ritmo a esta, lo sabe hacer muy bien. La falta de oxígeno se hace presente, y como paso final, él muerde mi labio.

Me quedo cinco segundos viéndole sus hermosos ojos grises, no sé qué hacer y pensar.

—¿Fer... —me llama la atención con un tomo de voz bajo y delicado.

—Patrick... —relájate y respira —... tengo que pensar —me bajo del coche y no me despido.

Trato de caminar rápida y disimuladamente a mi casa. Al cerrar el portal, no escucho como el coche acelera. Él también está pensando.

¿Qué coño acaba de pasar?

Llamo al ascensor y todavía me encuentro en estado de shock. Es que esto es insólito, mi beso, o sea, mi primer beso gay. Para algunos les parecerá absurdo pero para mi lo vale mucho.

Llega el ascensor y me monto, marco el piso 3, y este obviamente asciende. Mientras sube, me aproximo al espejo que comúnmente acompañan a los ascensores, me toco los labios, y por inercia me los lamo, aún se siente su sabor a hierbabuena.

El ascensor se oara por lo que es el momento de salir de él. Camino hacia la puerta de mi apartamento, cojo mi mochila para sacar las llaves y abro la puerta. Dejo mi mochila en el perchero y camino hacia la cocina donde supongo que se encuentra mi madre Cleo. Y efectivamente ahí está.

—Hola mamá.

—Hola Fer ¿qué tal tu día?

—Bien ¿y el tuyo?

—Pues bien, tuve algunos detalles en la oficina, pero nada grave. ¿Y tú?

—Bien... emm... estuve en casa de Ciara, después fuimos a la práctica de... Patrick... Nos invitó a comer en su restaurante favorito, después nos trajo y... —tragué saliba —... ya eso es todo —miento por su puesto.

—Vale... Pero recuerda que me tienes que avisar para no tener que hacerte cena.

—Ok, perdón. Me voy a mi habitación —cojo mi mochila y en realidad voy a la habitación de Grecia.

—¿Grecia? —le toco a su puerta.

—Pasa.

—Hey —le saludo.

—Hola, ¿qué quieres?

—Pásate por mi habitación en diez minutos, ¿va? Te tengo que contar algo.

—Ok.

Y me voy de ahí hacia mi habitación.

Al entrar, tiro mi mochila en el piso y me echo a la cama y quedarme mirando al techo como un idiota.

¿Cómo coño pudo pasar eso?

Me levanto y me entro a la ducha, tardo unos diez minutos exactamente, me pongo el pijama y me cepillo, y al salir del baño ya Grecia se encontraba ahí en mi cama con su móvil en mano.

—Hey —le digo.

—¿Qué me quieres contar? —me siento en la cama junto con ella.

—¿Sabes Patrick? Mi «mejor amigo»

—¿Patricio? Ah sí, ya sé.

—Se llama Patrick no Patricio, no le llames así que es horrible —esta sólo sonríe.

Cómo Es [¿Cómo Sería? Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora