Cap. 10

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Él seguía besando despacio mi cuello, mis labios y mi pecho, y yo al mismo tiempo le hacía lo mismo. Esto... esto de verdad es muy satisfactorio y excitante.

Él se separa y me mira a los ojos.

-¿Seguro que quieres dejar esto hasta aquí? -me acaricia los labios.

-No lo sé -el continua besando mi pecho y dejando pequeños hematomas en él -agh... es complicado...

-Dejemos las complicaciones de lado y hagamos esto -observo como se desabrocha el pantalón.

-¡NO! -subconsciente.

-¡Espera! -le agarro las manos y el se detiene y me mira de ipso facto -no me siento listo para esto -me levanto de la cama y me pongo la camiseta.

-Pero... -él se queda mirando a la cama.

-Lo siento... -le abrazo por la espalda y apoyo mi cabeza en ella -. No me siento preparado para esto.

-Puff... vale, no te obligaré a hacer algo que no quieras hacer, tranquilo -se da la vuelta y me acaricia la mejilla con su pulgar.

-¿Estás bien?

-No te voy a mentir que me dejaste excitado y eso, pero a parte de eso, he pasado un rato agradable con mis labios en tu cuerpo -él me sonríe pícaro.

-Igualmente... -reposo mi cabeza en su pecho y cerré mis ojos.

-Además, sé que ese culito va a ser mío tarde o temprano -aprieta el culo el descarado y ne aparto.

-¡Gilipollas! -me aparto y le empujo para despierta tirarme a la cama con los brazos cruzados.

-No te pongas así, que era sólo una broma babe -se ríe.

-Bromas mis cojones, vete a tomar por culo -le saco el dedo y saco mis auriculares del bolsillo.

Pero me los quita.

-Babe, que eran solo bromas, es tu decisión si quieres tener relaciones conmigo. Sólo lo decía por darme de gracioso. ¿Me perdonas? -dobla el labio inferior e inclina las cejas.

Ruedo los ojos y asiento sonriendo y este se me lanza encima dejándome besos en toda la cara. Agradezco que no sea una mujer con labial.

Toda la tarde la pasamos viendo películas en Netflix, comiendo, besándonos, abrazándonos, haciendo cosquillas, etc. Y lo mejor de todo, es qué como no terminamos una película y me quedé con las ganas de verla, el señor me creo una cuenta en Netflix que él pagaría por su cuenta, a lo cual ni de coña me opuse; son solo diez euros al mes y me funciona bastante para los días lluviosos de invierno. Satisfactorio.

Cuando terminó el día y ya eran las nueve de la noche, él me dejó en mi casa, aunque duramos al rededor de media hora besándonos, estaba apunto de follármelo en plena carretera, dentro del coche claro está.

Miro mi reloj y son las seis y treinta y cuatro de la mañana, y es domingo ¡¿quién coño me llama a esta hora?!

Es Raúl.

-¿Aló? -hablo con mi voz de sueño.

-¡FER! -el hijo de su madre me pega un grito que casi me revienta el tímpano -, disculpa por llamarte a esta hora, pero tengo algo que contarte.

Cómo Es [¿Cómo Sería? Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora